– Will esta bien. Esta en el coche que va delante de nosotros. Por eso circulamos tan despacio.

– Dime, ?se pondra…?

– Se pondra bien -respondio Darley con suavidad-. Totalmente bien -anadio, jurando en falso sin el menor reparo. Haria cualquier cosa que estuviera en su mano para probar que su afirmacion era cierta-. Habia pensado, sin embargo, que Gibraltar seria un lugar mas adecuado para su convalecencia. No queda lejos. La guarnicion contara con un doctor. Y cuando Will se haya recuperado, volveremos a Inglaterra.

– Consigues que te crea cuando pareces tan seguro.

Pero Elspeth sonreia, ya no estaba asustada. Darley, por su parte, estaba contento de haberla tranquilizado.

– Tu hermano es joven y fuerte. Se recuperara en poco tiempo.

– No se como agradecertelo, todo… tu confianza, tu apoyo y tu postura tan amedrentadora dentro de la taberna -anadio Elspeth con una amplia sonrisa.

– Ha sido un placer, querida.

Le habria gustado mucho ser su «querida», pero todavia se interponian demasiadas cosas entre la realidad y el deseo.

– ?Cuanto dura la travesia hasta Gibraltar? -le pregunto, desviando la conversacion hacia temas mas seguros.

– Unas horas, no mas… alli deberiamos disfrutar todos de unas merecidas vacaciones.

Elspeth sonrio.

– Haces que todo sea posible, ?no?

– Hacemos lo que podemos -dijo Darley arrastrando las palabras. Una declaracion comedida de un hombre que siempre habia doblegado al mundo para satisfacer sus deseos. Y en este caso, sus esfuerzos se dirigian a hacer feliz a cierta Elspeth Wolsey, tanto como fuera posible.

Un gesto no del todo desinteresado.

Esperaba una recompensa a su debido momento.

* * *

Capitulo 32

Mientras el Fair Undine zarpaba rumbo a Gibraltar, Lord Grafton estaba sentado en el despacho del presidente del Tribunal Supremo en Lincoln Fields. Le acompanaba su asesor juridico, aunque el y Kenyon eran viejos amigos, y ya se habian puesto de acuerdo por correspondencia de que la peticion de divorcio de Grafton seria aceptada con presteza por Lord Canciller [10].

– ?Que esa mujerzuela no consiga nada de mi, ni un penique! -dijo Grafton, colerico -?Y quiero una sentencia que declare ilegitimo a cualquier hijo que tenga! ?Los bastardos de Darley no heredaran ni mis tierras ni mi titulo!

– Se tomaran las disposiciones oportunas, se lo aseguro -respondio Kenyon. Era un hombre de inquebrantables principios chovinistas en lo referente a las mujeres. Ademas, coincidia totalmente con los principios moralistas de Lord Canciller Thurlow de que las mujeres adulteras debilitaban el caracter moral de la nacion-. Insertaremos una clausula que declare ilegitimo a cualquier hijo concebido por su mujer. Tambien pediremos que sea requerida para que suba al estrado de la Camara de los Comunes y sea interrogada.

– ?Y su infame amante tambien! ?Quiero que Darley sea humillado publicamente!

Kenyon alzo la mano en un gesto disuasorio.

– No voy a poder complacerle al respecto. El duque de Westerlands goza de una considerable influencia, incluida su amistad con el rey. Por lo que respecta a su esposa, sin embargo, tendra que presentarse ante la corte y sera condenada ante todo el mundo por su comportamiento inmoral. -Que Grafton tuviera fama de seductor no tenia mucha importancia para Kenyon, que era partidario del anticuado doble rasero.

Un hombre podia hacer lo que quisiera, mientras que la mujer tenia que mostrarse sumisa. Asi es como siempre habia sido y asi es como deberia seguir siendo.

Lord Canciller Thurlow y el presidente del Tribunal Supremo se oponian a las necesidades de cambio social, sensibilidades y valores morales que en aquellos tiempos priorizaban las consideraciones sobre la felicidad personal por encima de la transmision de los bienes materiales. Nada de eso les importaba a aquellos dos hombres. Tenian la intencion de mantenerse firmes contra los corrompidos puntos de vista sobre la moralidad que amenazaban con desgarrar el tejido social.

– ?Tambien quiero demandar a Darley por conducta criminal! -dijo Grafton, airado-. ?Debe pagar por sus escarceos libertinos con mi esposa! -el proceso de extorsionar al amante reclamando una compensacion por el adulterio con la esposa habia reemplazo los duelos como forma de represalia. Aunque era relativamente extrano, ya que acarreaba unos costes elevados-. ?Quiero treinta mil libras y una disculpa de ese cretino!

– ?Esta seguro que quiere hacer eso? -el presidente del Tribunal le dirigio a Grafton una mirada inquisitiva. Todavia persistia un cierto grado de deshonra en reconocer el adulterio. Exponer publicamente a la esposa por su comportamiento adultero no reflejaba, por otra parte, el caracter del marido.

Grafton se enfurecio.

– Por supuesto que estoy seguro. ?Insisto! Ese granuja puede hacerme mas rico, ?maldito sea! ?Quiero sus treinta mil y quiero que sepa que escogio al hombre equivocado cuando se acosto con mi esposa!

El asesor judicial se sento en una esquina sin hacer ruido mientras se desarrollaba la discusion mas preocupado en ganarse sus honorarios con poco esfuerzo que en escuchar las acaloradas e interminables peroratas de Grafton dirigidas contra su esposa.

Realmente, su esposa tenia buenas razones para levantar el vuelo. Grafton era un hombre de dudosa condicion. Pero Mr. Eldon tenia una familia numerosa que mantener, se estaba construyendo una casa de elegancia comedida en Mayfair y las transgresiones de la aristocracia estaban muy fuera de su censura critica.

Afortunadamente entre el Canciller Thurlow y el Juez Kenyon, Grafton tendria pocas obligaciones que cumplir aparte de rellenar la documentacion necesaria. Y ahora que Grafton estaba planeando esquilar a Lord Darley con treinta mil libras como indemnizacion, quiza aumentase sus honorarios. Su mujer se habia encaprichado con una terraza que resultaba bastante cara.

No seria con el dinero del tacano Grafton, despues de todo. Y Lord Darley era tan rico como Croesus.

Grafton hizo un gesto inquieto con la mano.

– ?Hemos acabado?

– Por el momento si -asintio Kenyon.

– Envieme un recado al club si me necesita. Estare en Londres mientras dure todo esto. ?Mis hombres estan apostados en el puerto, asi que sabre al instante si esa mujerzuela pone un pie en Inglaterra!

– Lo tendremos todo preparado ante esa eventualidad. ?Se espera que regresen pronto?

– Solo Dios lo sabe. Se escapo en el barco de Darley rumbo a Tanger para aventurarse en una busqueda ridicula, encontrar a su hermano que, sin duda, descansa en una tumba hace muchas semanas.

Kenyon se recosto en la silla, sus ojos se entornaron.

– ?En el barco de Darley? ?Con Darley?

– Por supuesto, con Darley -espeto Grafton.

– ?Esta seguro?

– Se la llevo ese libertino -dijo Grafton con malicia-. Mis fuentes son fiables.

Kenyon quedo sorprendido por ese detalle. Lord Darley era famoso por la fugacidad de sus aventuras amorosas y un viaje por mar a Tanger daba a entender un cambio drastico en su comportamiento, que sentaba un precedente.

Dejando a un lado los escrupulos de orden moral, quiza deberia de andarse con pies de plomo en este caso. Se lo diria a Thurlow, tambien. El duque de Westerlands era un temible oponente.

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