– Se que esta enfadada. Yo tambien lo estoy -dijo Marc entonces, suspirando-. Vamos a pedir algo de cena.
– ?Aqui?
– Por supuesto. Lo ha dejado usted muy claro, ?no? Si pongo alguna objecion, los guardias de seguridad vendran a sacarme de aqui y eso crearia un incidente internacional. Asi que estoy en sus manos, senorita Dexter.
– ?Por que no confio en esa sonrisa? -pregunto ella.
– Puede confiar en mi, se lo aseguro.
Tammy se puso colorada. Y aquella vez no era de rabia, sino por su forma de mirarla.
?Podia confiar en el?, se pregunto.
– Muy bien. Pida la cena. Pero nada de ancas de rana para mi.
– Ni filete de canguro -sonrio Marc.
– De acuerdo.
– Por fin tenemos consenso.
Tenian consenso para cenar, pero cuando se sentaron a la mesa se miraban como si cualquiera de los dos estuviera a punto de sacar una pistola.
Tammy miro su plato: langosta y ensalada. Justo la combinacion que mas le apetecia en aquel momento. Al menos podia decir algo bueno de Su Alteza: tenia buen gusto.
Marc sirvio el vino y ella lo miro, desconfiada.
– El vino no contiene veneno, senorita Dexter. Y no intento emborracharla.
– No estaria yo tan segura.
Marc cerro los ojos un momento, desesperado.
– ?Que decia esa carta?
– Pense que ya lo sabria.
– Se muy poco. No tenia mucha relacion con mi primo. Nuestras familias no se llevaban bien.
– ?Como puede ser usted principe regente si sus familias no se llevaban bien?
– Yo no esperaba heredar la corona. Jean Paul tenia un hermano mayor, Franz, que murio en un accidente de trafico hace cinco anos. Tras la muerte de Franz, Jean Paul se convirtio en el principe. Con dos primos por delante de mi, nunca imagine que yo heredaria la corona de Broitenburg. Y no la quiero.
– ?No la quiere?
– No.
– ?Por que?
– Porque no. Pero no me ha quedado mas remedio. Solo estoy yo… y Henry. ?Que decia la carta?
Tammy tomo un sorbo de vino, que estaba delicioso, y lo penso un momento. La carta era personal, pero quiza ya no era momento de guardar secretos.
– Mi hermana parecia… desesperada en la carta. Me pedia perdon por no haberme dicho que se habia casado y que tenia un hijo. Dice tambien que mi madre arreglo su encuentro con Jean Paul y, por supuesto, la boda. Eso me lo creo.
– Yo tambien -suspiro Marc-. No me gusta decirlo, pero su hermana parecia… una persona un poco debil de caracter. Solo la vi una vez, en la boda. Era una princesa de cuento de hadas, pero una persona debil.
– Lara siempre hizo lo que mi madre queria. Al contrario que yo. Cuando se hizo mayor se convirtio en una mujer bellisima y, por lo tanto, muy valiosa. Mi madre la enseno a usar a los hombres.
– ?Y Jean Paul le parecio apropiado?
– ?Como no? Mi madre solia llamar a Lara «mi princesa» -suspiro Tammy-. Mi padre tenia un titulo nobiliario y mucho dinero, por eso Isobelle se quedo embarazada de mi. Pero despues de nacer yo mi padre se nego a casarse con ella. Para mi madre fue un embarazo absurdo. Quiza eso explica que me odie tanto.
– ?La odia?
– Isobelle se ha casado cuatro veces. Lara fue otro embarazo «arreglado» para cazar a un hombre. Y esa vez tuvo exito. El matrimonio duro dieciocho meses.
– ?Lara era como ella?
– Mi hermana conseguia su afecto a traves de la obediencia. O haciamos lo que mi madre queria o no habia afecto en absoluto.
Marc la observo, en silencio. Podia entender la amargura que habia tras aquellas palabras. Pero no comento nada.
– Bueno, el caso es que Lara se hizo mayor y mi madre encontro un buen partido para ella. Segun la carta, Jean Paul la asustaba, pero mi hermana tenia miedo de separarse. Un dia, en Paris, cuando volvio al hotel vio a un amigo de su marido intentando darle drogas al nino… A Jean Paul le parecia muy gracioso. Fue entonces cuando, por fin, mi hermana se dio cuenta de que no podian seguir asi y envio a Henry a Australia.
– ?Para que viviera con su madre?48
– Para que viviese conmigo. Segun la carta, le habia pedido a Isobelle que me entregase el nino. Aunque hacia anos que no hablabamos, mi hermana sabia que yo cuidaria de Henry porque cuide de ella cuando eramos pequenas.
– Isobelle no le entrego el nino, claro.
– No. Era mas facil dejar a Henry en un hotel con una ninera y decirle a Lara que no me habia encontrado… o que yo no queria hacerme cargo del nino. A lo mejor le dijo que lo habia dejado conmigo. A saber. Mi madre y yo no tenemos ninguna relacion… se puede imaginar por que.
– Pero Lara tambien tiene la culpa de lo que ha pasado. Una buena madre habria comprobado personalmente como estaba su hijo.
– Si quiere que le diga la verdad, segun esa carta… creo que mi hermana tambien bebia o tomaba algun tipo de droga.
Marc asintio.
– Viviendo con Jean Paul, no me extrana. Seguramente era la unica forma de soportarlo.
– ?Tan horrible era?
– Si.
– Mi madre debia saberlo.
El no respondio. No habia respuesta para eso.
– ?Le gusta la cena?
– Si, esta muy rica.
– Me alegro -sonrio Marc.
Otra vez esa sonrisa. Era para quedarse sin aire. Era como un rayo de sol en medio de la oscuridad, como si esa sonrisa pudiera evitar todos los males…
Un pensamiento absurdo, por supuesto. Aquel hombre y su familia eran la causa de todo ese caos.
Henry.
– No todo esta perdido -dijo Marc, como si hubiera leido sus pensamientos.
– ?Por que quiere llevarselo a Broitenburg?
– Porque debe vivir alli.
– Pero usted no va a cuidar de el.
– No, pero…
– Charles le llamo principe regente, de modo que es usted el jefe del estado, ?no?
– Si, pero…
– ?Pero que?
Marc volvio a llenar su copa de vino y se echo hacia atras, como un hombre preparado para poner sus cartas sobre la mesa.
– Jean Paul se comportaba como si fuera el dueno de Broitenburg y eso mismo hizo su hermano. Hay corrupcion entre los politicos, todo el mundo intenta conseguir un puesto en el poder… Charles, por ejemplo. ?Por que un pais tan pequeno como Broitenburg tiene embajada en Australia? No la necesita, pero aqui esta Charles, cobrando un buen sueldo por no hacer nada en absoluto, viviendo en una casa en la que caben diez familias, viajando en limusina. Broitenburg es… era un pais prospero, pero cuando Franz y Jean Paul llegaron al poder empezaron a esquilmarlo. Hay que solucionar muchas cosas.