trabajar.
Estaba sonriendo. Tenia la poca verguenza de sonreir.
Esperaba que aceptase, claro.
Tammy tomo el cheque, lo rompio en pedacitos y los dejo caer sobre la moqueta.
Pero el, aparentemente, seguia sin entender porque la miraba como si estuviera loca. Y entonces Tammy, sin poder evitarlo, levanto la mano y le dio una bofetada.
Nunca habia pegado a nadie. Y en menos de tres horas le habia tirado un paquete de leche y le habia dado un bofeton a aquel hombre…
Pero daba igual.
– Salga de aqui. No quiero volver a verlo en mi vida. Ni a usted ni a su familia ni su dinero…
– ?Que? -murmuro el, tocandose la cara con expresion incredula.
Los campesinos se habian rebelado, desde luego… ?y con que violencia!
– Ustedes mataron a Lara. Ustedes son los responsables… -Tammy volvio a levantar la mano, pero Marc la sujeto.
Una pareja que pasaba en aquel momento por el pasillo se detuvo, sorprendida.
– ?Que pasa aqui?
Mascullando algo entre dientes, Marc cerro la puerta.
– ?Ve lo que ha hecho?
– ?Destrozar su reputacion? Seguramente no soy la primera mujer que le da una bofetada -replico Tammy.
– Lo crea o no, es la primera vez que me pasa… ?Que estaba diciendo de mi familia?
– He leido la carta de mi hermana. Escrita hace cuatro meses.
– ?Y?
– Lara estaba asustada. Su marido tomaba drogas, siempre estaba borracho… -Lo se.
– ?Usted lo sabia? -exclamo Tammy.
– Jean Paul era un arrogante y un idiota. Desde pequeno le dejaron hacer todo lo que queria y no era mas que un nino mimado. Se convirtio en alcoholico a los dieciocho anos y no cambio al conocer a su hermana. Ella sabia donde se estaba metiendo.
– ?Entonces por que…?
– ?Por que se caso con el? -termino Marc la frase, senalando el cheque hecho pedazos-. Lara nunca habria hecho eso. Cuando se caso con Jean Paul penso que habia ganado un trofeo. Ser princesa tiene un precio, senorita Dexter.
Marc seguia sujetando su mano y Tammy respiraba con dificultad. Seguramente no se daba cuenta de su fuerza, pero la sujetaba como si pudiera contener a tres como ella.
– Suelteme -dijo, con los dientes apretados.
– ?Va a pegarme otra vez?
– Probablemente.
– Entonces no deberia soltarla.
– Pero podria marcharse. Eso resolveria todos nuestros problemas.
– No resolveria nada -contesto Marc.
Estaban tan cerca que podia sentir su aliento en el pelo. Tammy miraba hacia delante, hacia el cuello de la camisa. Su pecho estaba bronceado…
Y su cuerpo reacciono de una forma absurda. Tenia que concentrarse en Henry, penso. Y, sin embargo, aquel hombre tenia la habilidad de hacerla pensar en cosas que…
Henry. Debia pensar en Henry.
– ?Que decia su hermana en la carta?
– No tengo por que decirselo.
– No puedo contestar a sus acusaciones a menos que me diga cuales son. Y ha llegado la hora de la verdad. ?No le parece?
– Yo…
En ese momento llamaron a la puerta.
– ?Esta esperando a alguien?
– ?Necesita ayuda, senorita? -oyeron una voz masculina-. Hay un aviso en recepcion para que pasemos por aqui.
Genial. La seguridad del hotel. Justo lo que necesitaba. Tammy miro a Marc con expresion de triunfo y se dirigio a la puerta.
– ?Senorita Dexter?
– Si, soy yo.
– ?Ese hombre esta molestandola?
Deberia decirles que si. Deberia hacer que se lo llevaran y cerrar de un portazo. Y relacionarse con el solo a traves de abogados.
– Tenemos que hablar -dijo Marc, sin poder disimular su irritacion.
– ?Por que?
– Porque usted y yo somos la unica familia que tiene Henry. Porque, piense lo que piense de mi, el nino me importa. Porque tengo muchas responsabilidades, senorita Dexter. Y porque Henry tiene una herencia de la que ocuparse.
– Henry se queda conmigo -insistio Tammy.
– ?Podemos llamar a una ninera y hablar durante la cena?
– No.
– ?Quiere que nos lo llevemos, senorita? -pregunto uno de los guardias de seguridad.
Tammy vacilo. Tenia que preguntarle tantas cosas… Henry era un ciudadano australiano, de modo que no podia sacarlo del pais. Ademas, si hubiera querido hacerlo de forma ilegal no se habria molestado en buscarla.
No. Aquel era un hombre de estado y queria hacer las cosas bien.
– Cenaremos juntos.
– Reservare una mesa…
– No, yo organizare la cena. Y cenaremos aqui, donde pueda vigilar a Henry -lo interrumpio Tammy, antes de volverse hacia los guardias de seguridad-. No pasa nada. Su Alteza tiene mucho temperamento, pero esta intentando adaptarse a la sociedad civilizada. Estan ustedes de servicio por si acaso, ?no?
Oyo una maldicion tras ella, pero le daba igual. Se lo merecia.
– Si ocurre algo puede llamar a recepcion, senorita -dijo uno de los guardias-. Subiremos enseguida.
Pero no hablaban con Tammy. Hablaban directamente con Marc y, por su actitud, parecian decirle que lo sacarian de alli a patadas si no se comportaba
Capitulo 4
GENIAL. -?Genial? -?Sabe lo que ha hecho? Esa gente sabe quien soy.
– Me da igual.
– Pues a mi no.
– ?Habia reporteros en el pasillo? -replico ella. Se miraban a los ojos como dos contrincantes en un ring-. Broitenburg es un pais diminuto y usted un principe de pacotilla, Alteza.
«Un principe de pacotilla». Lo habia llamado principe de pacotilla.
Tammy se volvio para mirar a Henry. Evidentemente, el nino estaba acostumbrado a dormir con ruido porque no se habia despertado. Pero al ver que estornudaba lo tapo con una mantita.
Henry era el mas importante. Henry. No un principe acostumbrado a darse aires.
– ?Va a contarme lo que decia esa carta?
– Quiza.