Marc habia arrugado el ceno, pero Tammy estaba meciendo a Henry y no se dio cuenta.

– ?Pero que?

– En el palacio hay cenas formales, cenas de galas y cosas asi.

– Tu tienes cenas de gala -lo corrigio ella-. Yo no. Nunca he estado en una cena de gala. Me contento con un microondas.

– Quiero que seas parte de la familia real, no una criada.

– Pues yo no quiero ser parte de la familia real, muchas gracias.

– Henry sera educado como heredero.

– ?Sabes una cosa? Creo que, ahora mismo, Henry no esta interesado en cenas de gala.

– Mira, Tammy, tenemos que dejar algo claro -empezo a decir Marc-. Vas a Broitenburg como miembro de la familia. Y como tal tendras que soportar ciertas formalidades.

– ?Quieres decir que debo comprarme zapatos? Muy bien, me comprare unas zapatillas de deporte.

– Ah, estupendo -suspiro Marc.

– Gracias, Alteza.

– No funcionara.

– ?Que quieres, que me compre una tiara antes de ir a Broitenburg?

– Una tiara no, pero algo un poco mas formal…

– No -contesto Tammy-. La princesa de Broitenburg fue Lara, no yo.

Al final, Charles los llevo al aeropuerto con una enorme maleta de cuero en la que estaban las cosas de Marc, otra con las cosas de Henry… y una vieja mochila que contenia todas las posesiones de Tammy Dexter

Capitulo 6

TODO le parecia raro.

Para empezar, iban en primera clase, cuando Tammy solo habia viajado en turista.

Delante de sus asientos habia un moises para cuando Henry tuviera sueno y las azafatas estaban pendientes de el.

Pero desde que entro en el avion, Tammy se sentia como si estuviera en la pelicula equivocada.

– ?Puedo ir a sentarme en turista? No me parece que este volando a menos que me de con las rodillas en la frente.

– Ponte las rodillas en la frente si quieres -sonrio Marc-. Pero quedate aqui. Si me dejas solo con Henry me daran espasmos.

Ella solto una risita. El pobre miraba al nino como si fuera a morderlo.

– Los ninos no son lo tuyo, ?eh?

– No.

Su madre le habia dicho que era un mujeriego, pero no se lo parecia. Alli, en un avion, con veinticuatro horas de vuelo por delante, era el momento de hacer preguntas. Despues de todo, ?que podria hacer Marc si se sentia ofendido? ?Echarla del avion?

De modo que podia permitirse el lujo de hacer un par de preguntas impertinentes.

– ?Estas casado?

– No.

– ?Tienes pareja?

El levanto una ceja, incomodo.

– Tengo… novia.

– Ah, ya veo.

Tenia novia. Entonces, ?por que la habia besado? A lo mejor su madre tenia razon y era un mujeriego.

– ?Y tu? -le pregunto Marc-. El detective me ha dicho que no tienes novio.

– Esto no es justo. Yo tengo que creer lo que me digas, pero tu me has investigado.

– No tendras que contratar a un detective, tranquila. Cualquier revista europea te dira todo lo que quieras saber sobre mi… Por cierto, si has estado en Europa deberias haber leido algo sobre Lara. Salia continuamente en las revistas… las fotos de la boda salieron en todas las portadas.

– Estaba en Australia cuando se caso -suspiro Tammy-. Subida a un arbol.

– ?Tu lugar favorito?

– Si.

– ?Y eso?

– Porque la gente me hace dano -contesto ella, con toda sinceridad-. Atarte a alguien hace dano. Lo intente con Lara y mira lo que paso.

– Pero lo intentaras de nuevo con Henry.

No me queda mas remedio.-Tienes eleccion. Ya te dije que yo me comprometia a cuidar de el.

– ?Y tu novia? ?Que habria dicho?

– A Ingrid no le gustan muchos los ninos -contesto el, incomodo-. Pero sabes que yo habria cuidado de Henry.

– ?Ah, si?

Henry estaba chupando la oreja del osito de pe-luche con la intensidad de un atleta. Henry y «Teddy» habian hecho una buena amistad, pero Tammy sospechaba que la oreja del osito no llegaria a Europa.

– ?Lo habrias cuidado de verdad, personalmente?

– Por supuesto.

Aquel hombre parecia muy seguro de si mismo. Capaz de cualquier cosa. ?Capaz de cuidar de un nino?

– ?Que tal si empiezas ahora mismo?

Antes de que el pudiera protestar, Tammy lo coloco sobre su rodilla. Sobre la rodilla de Marc, principe regente de Broitenburg.

Su Alteza se quedo helado.

– No puedo.

– Claro que puedes. Acabas de decir que lo habrias hecho -sonrio Tammy cerrando los ojos-. Yo voy a dormir un ratito, Alteza. Que lo pases bien.

Se quedo dormida y cuando desperto, varias horas despues, habian bajado las luces del avion y el hombre que estaba a su lado dormia profundamente.

Como Henry. El nino se habia quedado dormido sobre las rodillas de Marc. Afortunadamente, la azafata les habia puesto una manta.

Tammy los miro, sonriendo. Parecian tan tranquilos, como si aquello fuera de lo mas normal.

Incluso se parecian. El nino tenia la cabeza bajo la barbilla de Marc y le agarraba un dedo con el punito…

De repente, la imagen fue demasiado para ella y se le hizo un nudo en la garganta. ?Que tenia aquel hombre que siempre le daban ganas de llorar? Marc abrazando al nino…

No sabia nada de el, penso. Nada en absoluto, excepto que era el principe regente de un diminuto pais europeo. Que tenia una novia llamada Ingrid…

«A Ingrid no le gustan los ninos», le habia dicho. Marc era un hombre serio, incluso podria parecer despiadado, pero Henry despertaba en el sentimientos nuevos, sentimientos que quiza ni el mismo creia tener.

«A Ingrid no le gustan los ninos».

?Que clase de persona era Marc? ?En que sitio iba a vivir?

En un palacio gigantesco.

La limusina los dejo delante de la entrada de piedra, con unos escalones que parecian los del Parlamento. Bajo los escalones habia un lago que se perdia en la distancia…

Sobre sus cabezas, las torres puntiagudas del palacio. Era como un cuento de hadas. Hecho de piedra, brillaba bajo el sol, con una belleza que la dejo impresionada.

No era ostentoso, o quiza lo era, pero estaba construido con mucho encanto. Rodeado de jardines y bosques, Tammy estuvo a punto de saltar del coche y ponerse a explorar.

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