?Donde se habria metido? Alli estaba el, con Henry en brazos, sin saber que hacer. Seguramente estaria escondida en la cocina o en cualquiera de las innumerables habitaciones del palacio. O en el jardin, subida a un arbol.
Sola.
Henry empezo a protestar, de modo que resolver aquella crisis el solo.
– Estas cosas no deberian pasarme a mi muro-. Deberia bajar al ala del servicio y a alguien. Yo no se cambiar panales.
Pero seguramente eso era lo que ella Marc cerro los ojos y cuando los abrio Henry lo estaba mirando.
– Puedo cambiar panales. Puedo cuidar de un nino -le dijo.
Pero cuando dejo a Henry sobre la cama se dio cuenta de que estaba haciendo algo mas que cumplir con una obligacion. No solo hacia aquello parque era su responsabilidad.
Se estaba encarinando. Empezaba a querer a aquel nino que lo miraba con los ojos brillantes,
La idea hizo que le diera un vuelco el corazon-
Cambio el panal como pudo, volvio a tomar a Henry en brazos y se dirigio a su habitacion.
Y se sento en la cama, preguntandose donde demonios estaria Tammy.
Capitulo 9
FUE UNA noche muy larga. Marc habria tenido que buscar mucho si hubiera querido encontrar a Tammy porque ella decidio dormir donde mas le apetecia: en una tienda de campana en el jardin.
Mientras Marc se peleaba con los panales, ella dormia mirando las estrellas, que eran totalmente diferentes a las de Australia. En las Antipodas todo era diferente.
Pero estar boca abajo tenia sentido en su situacion. Todo en su vida estaba boca abajo.
?Por que habia hecho aquello? ?Que esperaba?
Cuidar de Henry al lado de Marc, seguramente. Pero sabia que era mucho mas que eso. Queria que Marc quisiera al nino. Queria que Marc… ?se comprometiera?
Queria que se comprometiera con Henry, se dijo a si misma. Pero sentia un vacio en el corazon que no podria explicar.
?Por que la habia besado?
«?Que ha cambiado?», le pregunto. «Tu y yo», fue su respuesta.
– No tiene sentido -murmuro Tammy, que acostumbraba a hablar consigo misma.
Aquel hombre era un mujeriego; todo el mundo se lo decia. ?La habia besado? ?Y que? Seguramente besaba a todas las mujeres del principado. Tenia suerte de no haber llegado mas lejos.
– ?Suerte? Si, suerte -murmuro-. Pero si el quisiera ir mas lejos… Estas loca, Tammy. Acaba de dejar a Ingrid… de hecho, no sabes si la ha dejado. ?Quieres caer en sus brazos entre unas y otras?
– No me importaria -se contesto a si misma-. ?Tamsin Dexter!
?Que le estaba pasando? ?Por que fantaseaba con un hombre que nunca podria ser suyo? Quiza necesitaba un novio. Si, seguramente era eso.
?Y que tal le iria a «su fantasia» con Henry?
– No es asunto tuyo -se dijo-. Vete a dormir… Pero podria subir de puntillas. Si, claro, y arriesgarme a que me pille. Eso seria un desastre porque los criados estan en la cama y estaria a solas con Su Alteza, el principe regente…
– No, no es buena idea -se dijo a si misma, cerrando la cremallera del saco de dormir-. De hecho, es una idea malisima.
Entonces, ?por que queria hacerlo? ?Por que no dejaba de pensar en ello?
?Donde estaba?
Henry no tenia ganas de dormir, sino de jugar con su osito, asi que Marc encendio el ordenador portatil y empezo a trabajar en el diseno de un programa de irrigacion. Pero no pudo trabajar mucho, porque Henry enseguida se aburrio del osito y queria cosas nuevas. Habia cambiado mucho en menos de una semana, cuando su unica distraccion era una ventana.
Henry habia encontrado juguetes nuevos: los adultos, y queria jugar con ellos a todas horas. Un osito parecia muy aburrido al lado de un ordenador y, antes de que Marc se diera cuenta, su diseno parecia el trabajo de una arana borracha.
– ?Como vamos a colocar las canerias asi? -le pregunto a su primo.
Riendo, Henry puso el punito en el teclado y envio un monton de canales de agua hacia arriba.
– Ah, genial. ?Te das cuenta de que estas enviando el agua de un area seca a otra donde hay mucha lluvia?
Henry penso que era una gran idea.
– ?Donde esta tu tia?
El nino no lo sabia y le daba igual. Pero a Marc no.
– Ha venido a Broitenburg para cuidar de ti. Esa es su mision.
Sin comentarios.
– ?Donde demonios estara? -murmuro Marc, mirando el reloj. Eran las dos y media de la madrugada.
– Espero que vuelva por la manana. Tiene que estar de regreso por la manana.
Pero no la queria alli por la manana. ?La queria alli de inmediato!
Tammy se desperto al amanecer. No queria que la encontrasen los jardineros, de modo que dos minutos despues de despertarse guardo la tienda y volvio al palacio.
Los criados debian estar dormidos todavia. Les habia ordenado que no se levantaran hasta las siete.
Quiza a Marc le apeteceria una taza de te. Pero si habia estado despierto toda la noche con Henry…
Tammy entro en la cocina, se hizo un te y una tostada y siguio pensandolo.
Pero la tentacion era irresistible.
– ?Que hombre no querria un te al amanecer? Se lo merece, ha trabajado mucho.
De modo que hizo tostadas con mermelada, coloco tazas y platos en una bandeja y subio a la habitacion.
?Que estaba haciendo?, se pregunto.
No tenia ni idea.
Nadie contesto cuando Tammy llamo a la puerta. Y cuando abrio, los vio en la cama: un principe grande y otro mucho mas pequeno, profundamente dormidos.
Marc debia estar trabajando cuando se quedo dormido porque tenia el ordenador portatil a su lado y seguia encendido. Y el nino dormia con la carita sobre su pecho.
Desnudo de cintura para arriba, Marc tenia en la mano el osito de peluche. Y Henry… el nino dormia placidamente, como si el principe regente fuera su cuna favorita.
Tammy se quedo observando la escena durante un rato. Y se le hizo un nudo en la garganta. No sabia que le estaba pasando, pero ver a Marc con Henry…
Ella no queria una relacion, penso. No estaba interesada en los hombres. Deberia marcharse de alli. Pero no podia moverse, no podia apartar la mirada de la cama.
Marc era tan… grande. Su torso era fuerte, con los pectorales marcados. Y el delicado osito acentuaba su masculinidad.
El hombre y el nino. Como debia ser.
Y en ese momento se dio cuenta de algo: aquel era el sitio de Marc, el sitio de Henry… pero no el suyo.
Ella era la extrana. Habia recorrido la mitad del mundo para proteger a su sobrino, pero no era necesario. Si aquel hombre pudiera protegerlo, si pudiera amarlo…
Los ojos de Tammy se llenaron de lagrimas.
Se volvio, pero no habia llegado a la puerta cuando Marc abrio los ojos.
– No te vayas.
– Yo…
Marc salto de la cama antes de que ella pudiera salir de la habitacion. Solo llevaba unos calzoncillos… y era demasiado grande. Demasiado masculino. Demasiado todo.