– Si -Harry parecia algo avergonzado, pero se dejo abrazar e incluso devolvio el abrazo antes de que se lo impidiera su vena masculina-. ?Podemos irnos ya a casa?

– Lo dices como si no te hubieramos cuidado bien en la universidad-se quejo Daniel.

– ?No te descubrieron? -pregunto Rose.

– Todo el mundo sabia que estaba alli -dijo Daniel-. Incluso los profesores, pero nadie dijo nada.

– Chicos, supongo que no tendreis tiempo de volver a la granja, ?no? -pregusto-Rose, y tres de ellos negaron con la cabeza.

– Estamos a finales del trimestre y hay examenes -le explico Daniel-. Pero dentro de tres semanas volveremos para la cosecha. A menos que nos necesites antes -le dirigio a Marcus una rapida mirada y el mensaje que queria expresar quedo claro: «A menos que necesites ayuda con este desconocido que has traido a casa»-. Pero mientras… -miro su reloj-. Tengo clase esta tarde, y tambien los otros. ?Podemos dejar al enano contigo?

Rose rodeo los hombros de Harry con un brazo y los otros lo miraron con expresiones que decian que ninguno de ellos pensaba que era un enano. Marcus penso que aquella familia exudaba carino, y que era una sensacion… calida. Pero ya se habia comprometido demasiado con Rose y no pensaba comprometerse con su familia.

– He dejado la camioneta en el aparcamiento -estaba diciendo Daniel-. Pero no cabreis todos.

– Supongo que Marcus alquilara un coche. No creo que quiera quedarse todo el dia metido en la granja, esperando mis ordenes.

– ?No era para eso este matrimonio? -pregunto William.

– William… -el tono de Rose era de advertencia, pero William estaba sonriendo.

Todos se echaron a reir y Marcus no pudo evitar pensar que eran buenos chicos. Formaban una familia muy agradable. Por supuesto. ?Como podria ser de otra forma si Rose era…?

No. Tenia que centrarse en las cosas practicas. Un coche. Miro sus documentos de viaje y si, alli habia lo necesario para alquilar un coche, pero.

– Tal vez este coche tampoco sea lo suficientemente grande. Es un coche deportivo. Ruby sabe lo que me gusta…

– ?Que tipo de coche deportivo? -pregunto Harry, liberandose de la mano de su hermana un instante.

– Un Morgan 4/4.

– ?Un Morgan? -a Harry casi se le salieron los ojos de las orbitas-. Rose, ?te has casado con un tipo que alquila deportivos Morgan?

– No esta mal, ?eh? -Rose miro a Marcus con ojos brillantes-. Bueno, chicos, ?y si comemos juntos para ponernos al dia? Despues nos iremos. Yo llevare la camioneta y Marcus y Harry pueden seguirme en el… ?como se llama? El Morgan. Venga, vamos.

Una hora despues Marcus conducia por la carretera de la costa del sur de Gales con un muchachito que no paraba de hacer preguntas y que estaba encantado con aquel personaje que su hermana habia llevado a casa.

Cuanto mas se dirigian al sur, mas desconcertado se sentia Marcus. Harry parecia haber aceptado la explicacion de su matrimonio como un golpe de buena suerte, tal vez por el hecho de ir sentado en un Morgan, y parecia totalmente feliz. Guando al fin se detuvieron, Marcus no tenia ni idea de donde se estaba metiendo.

Rose habia llegado antes que ellos y estaba en el porche de una casa destartalada, rodeada de una jauria de perros. Estos se lanzaron hacia el coche de Marcus sin dejar de ladrar y Rose los siguio.

Seguia llevando la misma ropa que en el avion, la falda y la blusa que habian comprado en Nueva York, pero parecia diferente. Estaba sonriendo y habia algo en aquella sonrisa…

Era felicidad, penso Marcus. Estaba feliz porque habia vuelto a aquel lugar abandonado de la mano de Dios.

Pero pensar aquello no era justo, decidio Marcus. El lugar era precioso. Charles habia luchado para conseguirlo, y con razon. El terreno de la granja se extendia junto a la costa, salpicado de magnificos eucaliptos, y al fondo podian admirarse las montanas. Con el sol del atardecer parecia un lugar magico.

Pero la casa no. Tanto el porche como la vivienda parecian a punto de derrumbarse.

– Bienvenido a la granja Rosella -le dijo Rose, haciendose oir por encima de los ladridos-. Tranquilos, chicos -pero los animales se alteraron aun mas al ver que Harry estaba en el coche. El muchacho, contento, salto a tierra y termino rodando por el suelo con los perros.

Marcus seguia mirando la casa.

– ?De verdad vives ahi?

– Si. Pero no te preocupes. La casa de la tia Hattie es mejor. Esta a unos cien metros mas alla, detras del establo. Ahora te llevare alli.

– Bien -Marcus bajo del coche y echo una mirada alrededor. Necesitaba familiarizarse con el lugar. Estaba en territorio desconocido y el conocimiento era lo que daba el poder-. Necesito una visita guiada.

– Harry puede ensenarte la granja cuando vuelva manana de la escuela.

La alegre cara de Harry aparecio entre los cuerpos de tos perros.

– Claro que si, pero nos llevara muchisimo tiempo -afirmo el chico-. Sera mejor que no vaya al colegio y que se lo ensene todo.

– Ni lo suenes -contesto Rose-. Ya has perdido bastantes dias de colegio. Pero puedes ensenarle a Marcus la casa de Hattie ahora.

Marcus fruncio el ceno. Harry podia llevarlo a la casa de la tia y asi el dejaria en paz a Rose.

– Antes metere tu maleta en la casa -le dijo a ella.

Rose nego con la cabeza y fue a agarrar la maleta que Marcus habia sacado del coche.

– Yo lo hare.

– Pero tu tobillo…

– Estoy bien. Dejala aqui.

– ?No quieres que vea tu casa? -pregunto Marcus.

– No hay nada que ver.

– ?No quieres que lleve la maleta a tu habitacion? -insistio el.

– Rose duerme en el porche -intervino Harry. Aparto a los perros, se levanto y comenzo a hacer de anfitrion-. Solamente hay una habitacion y Rose me hace dormir en ella.

– ?Rose duerme en el porche?

– Es… fresco -dijo ella.

– Seguro que si. En invierno tiene que ser muy fresco. ?Duermes ahi todo el ano?

– Todos teniamos que dormir en el porche hasta que papa murio -le informo Harry-. Los chicos y yo teniamos una cama muy grande, y Rose dormia en otra mas pequena, en el otro lado.

– Es increible -dijo Marcus.

– No es asunto tuyo -le espeto Rose-. Y si estas pensando que a Harry no lo cuidamos bien, te equivocas. Cuando era un bebe dormia conmigo.

Ahora… En casa de Hattie siempre hay comida y leche. Ire manana a comprar si necesitas algo mas. Mientras…

– ?Que vamos a cenar? -pregunto Marcus.

Vamos. Aquel «nosotros» implicaba la idea de compartir. Marcas no sabia si era may sensato, pero no estaba dispuesto a irse a otra casa extrana y asaltar el solo la nevera.

– Salchichas -dijo Harry-. Rose siempre hace salchichas. Tambien las quema.

– ?Habra salchichas en mi… en la nevera de Hattie?

– Seguro que si. Rose compra millones de salchichas.

– De acuerdo. Yo cocinare. Cenamos en mi casa, digamos… ?dentro de una hora?

– Pero ni siquiera sabes la comida que hay en la casa -objeto Rose.

– ?Las tiendas estan muy lejos?

– Quince minutos en coche.

– Entonces no hay que preocuparse.

– ?No puedes cocinar! -exclamo Rose.

– ?Quien ha dicho que no puedo?

– ?De verdad vas a cocinar? -pregunto Harry con cierta sospecha, pero esperanzado-. ?En serio?

– Si.

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