Ella levanto el rostro y lo miro con ojos muy abiertos.
– No te entiendo.
Tal vez fuera la noche. Tal vez el dolor que creia en su interior. Tal vez la dulzura del aire, una fragancia que solo podia provenir de Emma. Tal vez fuera locura. Fuese cual fuese la razon, Reyhan decidio decirle la verdad.
– No puedo estar cerca de ti sin desearte. Y en vez de ceder al deseo, me fui.
La suave luz de la luna no permitia ver mucho, pero imagino que Emma se habia ruborizado. Ella trago saliva y se encogio de hombros.
– Oh. Yo… -se aclaro la garganta-. Te refieres al sexo.
Su comprension casi lo hizo sonreir, aunque no supo si Emma intentaba fingir despreocupacion o si realmente no la sorprendia su admision. ?Que habia aprendido en esos seis anos y quien habia sido su maestro?
– Prefiero referirme a ello como hacer el amor, pero si.
Ella se puso un mechon tras la oreja.
– Supongo que es algo propio de los hombres. Nunca lo entendere.
– ?Tus amantes no te dieron suficiente placer? – pregunto el, intentando no reaccionar ante sus palabras.
– Procuro evitar eso de tener a un hombre en mi cama -dijo ella arrugando la nariz-. No es mi estilo.
Dos pensamientos contradictorios invadieron a Reyhan, provocandole sensaciones muy diferentes. La primera era de placer y alivio por saber que Emma no habia estado con nadie mas. Por saber que seguia siendo solamente suya. La segunda era su orgullo herido por no haberla complacido sexualmente cuando habian estado juntos. Ahora sabia que habia estado tan obsesionado con su propio placer que no se habia preocupado en satisfacerle.
– No es culpa tuya -dijo ella, interrumpiendo su lucha interna-. Yo era demasiado joven. Pasamos muy rapidamente de un simple beso a… bueno, ya sabes. Tenias razon en lo que me dijiste. Yo queria una seduccion romantica, con besos y regalos.
Fue un golpe demasiado duro para Reyhan. Se obligo a si mismo a controlarse y se sento en la silla proxima a la cama.
– Eras virgen. La culpa es mia. Yo era joven y estaba ansioso por tomar a mi novia.
– Si, bueno, eso suele pasar -murmuro ella, ladeando la cabeza.
– No tendria que haber pasado de esa manera. Las mujeres con las que habia estado hasta entonces habian sido mayores y mas experimentadas que yo. Eran las maestras y yo el alumno. Contigo… -apreto los dientes-. Deberia haber sido mas paciente y comprensivo. Deberia haberte seducido con besos y caricias. Y solo deberia haberte tomado cuando tu suplicaras mas.
Un estremecimiento sacudio a Emma.
– Eso suena muy bien -susurro.
El ligero temblor de su voz le dijo a Reyhan que sus palabras la habian afectado, despues de todo. Aquella certeza casi lo hizo levantarse de un salto e ir hacia la cama. ?Que pasaria si se acostara junto a Emma? ?Se lo permitiria ella? ?Lo desearia?
?No! No podia hacerlo. Sabia cual era el precio por volver a estar con ella. Un unico momento de placer exquisito seguido por toda una vida deseando lo imposible.
Se obligo a levantarse pero sin acercarse a la cama.
– Buenas noches, Emma -dijo mientras se volvia-.Que duermas bien.
– Reyhan, espera.
El crujido de las sabanas le dijo que se habia levantado de la cama. Sus pisadas no se oian en la gruesa alfombra, pero podia sentir como se aproximaba por detras.
La sangre le hirvio en las venas y su ereccion palpito dolorosamente. Era mas de lo que podia soportar, y sin embargo no se giro. No lo haria, por mucho que le costara resistir.
– Cuando me besaste… fue diferente -susurro ella.
Reyhan penso en la pasion con que Emma se habia aferrado a el. En como encajaban a la perfeccion. Y en como se habia forzado a apartarse.
– Fue diferente -corroboro. -Ya no soy una cria.
Cinco palabras… una invitacion al paraiso. Reyhan casi temia creerlas.
Pero tomarla ahora, hacerle el amor, seria un desastre. ?Como podria despues dejarla marchar? ?Como podria casarse con otra mujer por la que no sintiera nada?
Sin pensar, se dio la vuelta lentamente y la miro. Estaba a un metro de distancia, vestida unicamente con un camison de seda diafana que acariciaba sus curvas. Su largo cabello rojizo le caia sobre los hombros, y los extremos rizados descansaban sobre sus pechos. Los ojos le brillaban, tenia los labios entreabiertos y su respiracion era agitada.
Reyhan se dijo que podia resistir, pero entonces ella se acerco, se puso de puntillas y le dio un beso en la boca.
La presion suave, casi casta, lo desarmo por completo. Fue como si la bestia salvaje que llevara en su interior se hubiera desatado para lanzarse a la caza de su presa. Agarro a Emma y la apreto contra el. Queria tocarla por todas partes a la vez. Inclino la cabeza y le paso la lengua por el labio inferior. Ella abrio la boca para recibirlo y el empezo a explorar avidamente su interior, mientras le subia el camison con la mano izquierda y con la derecha le acariciaba la piel desnuda de las caderas. Ella se estremecio y lo rodeo con los brazos, y el froto la ereccion contra su vientre, haciendola gemir.
Dejo caer el camison hasta los tobillos y llevo las manos hasta sus hombros. Los finos tirantes se deslizaron facilmente. La beso en la mandibula y bajo por el cuello, saboreando, lamiendo, succionando, mordiendole la piel.
La seda del sujetador se aferraba a sus pechos, pero un rapido tiron basto para quitarla de en medio. Emma quedo desnuda ante el.
Debatiendose entre la admiracion y la necesidad de tocar, Reyhan se agacho y le atrapo un pezon con la boca. Movio la lengua alrededor de la punta endurecida y ella jadeo de placer mientras le entrelazaba las manos en el pelo.
– Reyhan -susurro-. Es maravilloso…
Sus palabras fueron como un chorro de agua helada. La realidad lo golpeo de lleno al darse cuenta de lo que estaba haciendo. La estaba poseyendo como si fuera un salvaje. Ni siquiera estaban en la cama, y el seguia vestido. ?Acaso no habia aprendido nada?
Maldijo en voz baja y se irguio, dejando los pezones de Emma mojados y duros como guijarros. A ella no parecia importarle estar desnuda… siempre que el la tocara.
– Lo siento.
Ella lo miro a los ojos y la boca.
– ?Por que? Me ha gustado.
– Me alegro de que te guste -dijo el con una media sonrisa-. Pero mi intencion era seducirte, no tomarte.
– Pero me gusta que me tomes. De verdad que si.
– Eso es porque no has sido seducida. Ven y te ensenare la diferencia.
La condujo a la cama y la hizo tumbarse. Mientras ella se ponia comoda, el se desvistio rapidamente, quedandose en ropa interior, que no hacia nada por ocultar su ereccion. Pero el interes de Emma en su bulto prominente se esfumo cuando el se deslizo junto a ella y la estrecho entre sus brazos.
– Eres tan hermosa… -le susurro al oido, antes de mordisquearle suavemente el lobulo-. Tan suave… – la beso en la oreja y el cuello, mientras con una mano le acariciaba el vientre-. El olor de tu piel me vuelve loco. Quiero estar dentro de ti. Llenarte lentamente, hasta que el placer te haga gritar de delicia.
?Gritar? Emma no se imaginaba gritando, pero dadas las circunstancias estaba dispuesta a intentarlo. Solo el tacto de su mano en el vientre le hacia querer retorcerse.
– El color de tus pezones -siguio el-. Es como un melocoton maduro. Abre los ojos.
Emma obedecio y vio a Reyhan inclinado sobre sus pechos. Mientras observaba, el le toco la punta del pezon izquierdo con el extremo de la lengua. La combinacion visual y tactil fue la experiencia mas erotica de su vida. Solto un grito ahogado de placer.