Entonces el se introdujo el pezon en la boca y empezo a succionar suavemente, al tiempo que su mano se deslizaba hacia los rizos de la entrepierna. Emma se arqueo y separo las piernas, conteniendo la respiracion mientas el le frotaba su centro de placer.
Nunca habia sentido nada igual, penso a medida que la tension inundaba su cuerpo. Cada fibra de su ser vibraba de deseo. Cuando los dedos de Reyhan se movieron y encontraron el punto exacto, casi salto de la cama.
– Reyhan -grito con voz ahogada-. No te pares.
Y el no se detuvo. Siguio tocandola, acariciandola en circulos mientras con la boca adoraba sus pechos. El intenso placer dejo a Emma con la mente en blanco, los miembros flaccidos y la respiracion entrecortada.
No podia saciarse de el. Queria estar mas desnuda, mas expuesta, mas intima. Su deseo fue cumplido cuando el cambio de postura y se arrodillo entre sus piernas. Cuando empezo a besarla en el vientre, una parte de Emma sospecho lo que estaba a punto de hacer, pero otra parte no podia creerselo. Lo habia oido, lo habia leido, pero el nunca…
Reyhan la beso entre las piernas. Un beso con la boca abierta que la hizo temblar violentamente. La tension exploto en su interior y todos los musculos se le contrajeron. El volvio a encontrar el punto exacto y lo lamio una y otra vez, hasta que ella no pudo hacer mas que clavar los talones en el colchon y aferrarse a las sabanas. Movio la cabeza de un lado para otro, frenetica, y solto todo el aire que habia estado conteniendo cuando la liberacion la sacudio.
Nunca habia imaginado que pudiera existir tanto placer, penso vagamente mientras su cuerpo se relajaba poco a poco. Que pudiera sentirse tan bien, tan completa, tan… todo.
Reyhan la siguio tocando hasta que el ultimo temblor del climax abandono su cuerpo. Entonces ella abrio los ojos y lo miro.
– No puedo creer que hayas hecho eso.
– Ha sido mejor que antes -dijo el con una sonrisa.
– Ha sido un milagro. Nunca habia… ya sabes.
– Si, lo se.
Se sento y se quito los calzoncillos. Emma apenas tuvo tiempo para ver su ereccion antes de que el se colocara entre sus piernas y le besara los pechos. Sintio como volvia a recorrerla un estremecimiento delicioso. De repente se le abrian mas posibilidades de las que nunca habia sonado. Deseaba a Reyhan dentro de ella.
– Si -susurro cuando el la miro-. Te quiero dentro de mi -y sin pensarselo mas, le agarro el miembro y lo guio hacia su interior.
Al instante se sintio plena, colmada, y aun asi necesitaba mas. El la abrazo y la mantuvo fuertemente presionada contra su cuerpo.
– Mas -exclamo ella-. Tomame. Oh, Reyhan, si. Reyhan acelero el ritmo. Dentro y fuera. Dentro y fuera. La tension volvio a aumentar a una velocidad vertiginosa. Emma no podia pensar en nada salvo en lo que estaban haciendo. Y entonces su cuerpo se convulsiono en otra gloriosa liberacion y el la subio de golpe al cielo. Y cuando ya creia que no podia haber nada mas, el se estremecio violentamente al tiempo que gritaba su nombre.
Mas tarde, cuando la luna se habia ocultado y los dos estaban desnudos bajo las sabanas, Emma apoyo la cabeza en el hombro de Reyhan. Lo sintio calido y relajado junto a ella. Habia temido que las cosas pudieran ser incomodas entre ellos, pero el lo habia hecho todo muy facil y natural, simplemente abrazandola.
Como si no quisiera dejarla marchar y aquel fuera su sitio…
Emma se desperto al recibir la luz de un dia soleado y con la sensacion de que podia volar. Queria reir y cantar de alegria, y froto la mano contra las sabanas que habia ocupado Reyhan, antes de levantarse. Estaba desnuda, pero no habia nadie que la viera.
– Y esta noche mas -se dijo a si misma, pletorica e impaciente por volver a hacerlo.
Mientras estaba bajo la ducha, se le ocurrio que aun quedaba mucho para la noche y que tal vez Reyhan estuviese libre a la hora de comer. Podrian hacerlo en la gran mesa de su despacho. La superficie seria un poco dura, pero el espacio era amplio…
Cuarenta minutos despues, estaba caminando por los pasillos del palacio. Encontro las oficinas de Reyhan sin mucha dificultad y le sonrio al hombre del mostrador.
– Princesa Emma -la saludo, poniendose en pie-. Le comunicare a su marido que esta aqui.
– Gracias.
Siguio sonriendo a nadie en particular y entro flotando en el despacho de Reyhan. Este levanto el telefono cuando la vio.
– ?Hay algun problema? -le pregunto, en tono severo y distante.
– No, claro que no -respondio ella. Se detuvo y espero.
Reyhan la miro. Un tenso silencio inundo la habitacion, tan solo interrumpido por el tictac del carillon.
Emma sintio como se desvanecia parte de su felicidad, y entonces penso que tal vez Reyhan se lamentaba de lo ocurrido.
Tras unos segundos, el se levanto y rodeo el escritorio.
– Estoy muy ocupado, Emma. ?Necesitas algo?
Hablaba con frialdad, como si se dirigiera a una secretaria incompetente. Emma dio un paso hacia atras, sintiendo como se le hacia un nudo en el pecho.
– Pensaba que… -trago saliva-. Yo solo…
Le parecia imposible contarle la fantasia sexual sobre la hora de la comida y el escritorio. ?Quien era aquel desconocido? ?Donde estaba el hombre apasionado de la noche anterior? ?Que habia pasado?
El aguardo, observandola en silencio. Ella recordo que habia intentado abandonar el dormitorio y que habia sido ella la que se lo habia impedido. ?Lo habia retenido contra su voluntad? ?No habia querido el hacer el amor? ?Lo habia hecho por obligacion?
Los ojos empezaron a escocerle, pero se nego a ceder ante las lagrimas. Era una mujer adulta y sabia lo que estaba haciendo al invitarlo a su cama. Habia deseado hacer el amor con el. Y si tenia que afrontar las consecuencias, lo haria.
Levanto el menton con orgullo y lo miro a los ojos. Tal vez aquel fuera el momento para conseguir respuestas.
– ?Por que te casaste conmigo? -le pregunto-. Y cuando decidiste regresar a Bahania, ?por que seguiste casado conmigo? No creo que fuera porque temias contarselo a tu padre. No le tienes miedo a nada ni a nadie.
– No importa.
– Tal vez no te importe a ti, pero yo quiero saber lo que esta pasando. Desapareciste de mi vida durante anos, y luego me traes aqui y te comportas como un anfitrion encantador, para luego desaparecer de repente y volver anoche y…
Unos golpes en la puerta interrumpieron su furiosa diatriba.
– Adelante -exclamo Reyhan con el ceno fruncido.
Su ayudante entro en el despacho.
– Siento interrumpir, senor, pero el rey quiere verlos a la princesa Emma y a usted enseguida. Parece que los padres de la princesa han llegado a palacio.
– No pueden estar aqui -murmuro Emma mientras caminaba junto a Reyhan por el laberinto de pasillos-. No les gusta volar. Ni siquiera quieren que yo tome un avion. Ibamos en coche a todas partes.
Pero alli estaban. Al entrar en un inmenso salon, vio a sus padres junto al rey, todos guardando un silencio obviamente incomodo.
Antes de que la vieran, aprovecho para observarlos. Su madre era pequena y un poco encorvada, con unos espesos cabellos mas grisaceos que rojizos. Su padre era mucho mas alto y delgado. Ambos parecian viejos, fragiles y fuera de lugar. Emma habia vivido siempre con el temor a desafiarlos y cuestionar sus reglas. Su unico acto de rebelion habia sido enamorarse de Reyhan y fugarse con el, y ya habia pagado por eso. Ahora veia que solo eran personas. Personas mayores, fuera de su elemento, y que estaba preocupados por ella. Habian actuado por amor, aunque erroneamente.
– ?Emma! -exclamo su madre al verla. Sus padres corrieron hacia ella y la abrazaron efusivamente. Reyhan