se aparto.
– ?Estas bien? -le pregunto su padre-. ?Te han hecho dano?
– ?Que? Estoy perfectamente. Todos me han tratado muy bien.
– No deberias haberte ido de Dallas -dijo su madre-. Sabes que no eres fuerte. Una situacion como esta te confunde.
– Yo creo que descubrir que eres una princesa confundiria a cualquiera -dijo Emma.
Intento separarse, pero sus padres la sujetaron con fuerza y se volvieron hacia el rey.
– Hemos presentado una queja oficial al Departamento de Estado por el secuestro de nuestra hija – dijo su padre.
– No, papa. No me han secuestrado. Estoy aqui como invitada del rey para solucionar mi matrimonio con Reyhan. Estais exagerando.
– ?Exagerando? -repitio el, perplejo-. Desapareces de repente y nos mientes sobre tu paradero. Por lo que nosotros sabemos, te han lavado el cerebro.
Por el rabillo del ojo Emma vio que Reyhan daba un paso adelante. La indignacion se reflejaba en su rostro.
– Nadie me ha lavado el cerebro -protesto ella.
– Como marido de su hija, es mi deber cuidar de ella -dijo Reyhan rigidamente-. Les aseguro que su bienestar y seguridad son mis principales preocupaciones.
– No me hables de preocupaciones -espeto su madre-. Tu eres la razon de que este aqui. Si no te la hubieras llevado aquella vez, nada de esto habria pasado. Solo era una nina.
– Tenia dieciocho anos -le recordo Emma-. Y lo amaba.
– No sabes lo que es el amor -replico su madre, sin dejar de mirar furiosa a Reyhan.
– La sedujiste y luego te largaste -anadio su padre-. ?Que clase de preocupacion es esa?
– Intente contactar con ella en varias ocasiones – dijo Reyhan-. Fuisteis vosotros los que me impedisteis acercarme.
– Y menos mal que lo hicimos. ?Quien sabe lo que hubiera pasado si no?
Que ella se habria ido a Bahania, penso Emma. Que habria sido la mujer de Reyhan y habrian tenido hijos.
– Con esto no vamos a conseguir nada -le dijo a sus padres-. Me case con Reyhan y ahora tenemos que solucionarlo. No quiero que os entrometais. Ya os interpusisteis una vez entre nosotros. No quiero que vuelva a pasar.
– Dijiste que venias para divorciarte -dijo su madre.
– Si, pero…
– Y no hay nada que te lo impida, ?verdad?
– No, pero…
– Nos llevaremos a nuestra hija esta tarde -la interrumpio su madre-. Que alguien vaya haciendo su equipaje.
– No voy a marcharme -dijo Emma-. Aun no.
– ?Por que no? -Pregunto su padre-. No puedes estar pensando en…
– Silencio -ordeno el rey.
Su voz no era especialmente poderosa, pero algo en su tono capto la atencion de todos.
– Son ustedes mis invitados de honor por todo el tiempo que deseen permanecer en Bahania -les dijo a los padres de Emma con una sonrisa-. O pueden irse cuando quieran, igual que su hija.
Aquello sorprendio a Emma. Y tambien Reyhan parecio desconcertarse.
– El divorcio -dijo el.
– Eso es un asunto aparte -respondio el monarca.
Emma sintio que el panico atenazaba su corazon. De repente no queria oir lo que el rey tenia que decir. ?Estaba dispuesto a conceder el divorcio unos dias antes? Parecia lo mas sensato, pero Emma no queria que lo hiciera. Las cosas estaban demasiado confusas entre Reyhan y ella. Necesitaba entender lo que habia significado la otra noche y por que el estaba tan frio aquella manana. Y queria saber lo que significaban esas violentas palpitaciones cuando el estaba cerca. ?Seria solo atraccion sexual o era algo mas?
Tiempo. Necesitaba tiempo.
El rey la miro y fue como si pudiera leer su mente. Sus ojos parecian decirle que todo saldria bien. Que confiara en el. Ella respiro hondo e intento relajarse.
– A pesar del interes de Reyhan por divorciarse, no estoy seguro de que sea la opcion adecuada -dijo el rey.
– ?No!-protesto su madre.
– Esto es un escandalo -dijo su padre.
Reyhan permanecio en silencio, y Emma solo pudo sentir alivio.
– Es mi decision que Reyhan y Emma vuelvan a conocerse el uno al otro. Algo los junto y los impulso a casarse. ?Fue pasion juvenil o amor verdadero? Solo el tiempo lo dira. Por tanto, deben pasar dos meses en mutua compania. Ni un dia ni una noche separados. Al cabo de ese tiempo, volveremos a hablar. Si aun quieren divorciarse, contaran con mi aprobacion y sera como si el matrimonio nunca hubiera existido.
Capitulo 9
Emma se sintio aliviada y aterrorizada al mismo tiempo al oir la sentencia del rey. Dos meses en compania de Reyhan. Si habia mas noches como la anterior, no seria un trabajo muy duro.
Miro al hombre con quien se habia casado. Era como si su rostro estuviese esculpido en piedra. No podia leer su expresion ni ver nada en sus ojos oscuros. Pero una cosa estaba clara: no estaba precisamente contento.
Sin decir nada, Reyhan se dio la vuelta y salio del salon. Emma lo vio alejarse e intento ignorar el nudo que se le habia formado en el estomago.
Mientras tanto, sus padres volvieron a la carga.
– Tiene que haber algun tribunal donde podamos tratar esto -exclamo su padre.
El rey parecio mas divertido que ofendido.
– Senor y senora Kennedy, por favor -abrio los brazos en un gesto de bienvenida-. Son invitados de honor en mi pais. Me gustaria que se quedaran en palacio todo el tiempo que quieran. Que hagan turismo con su hija. Que conozcan a mi pueblo. Estoy seguro de que les encantara. Y en cuanto a su hija… -le sonrio a Emma-, es una joven encantadora. Deben de sentirse muy orgullosos.
Su madre solto un bufido.
– Pues claro que estamos orgullosos. Es una chica estupenda.
Emma se sintio como una mascota incorregible que al final hubiera sido bien ensenada.
– No quiero parecer poco razonable -dijo el rey-. Tiene razon. Hay tribunales y leyes. Y todos estipulan que los matrimonies reales deben ser aprobados por el rey. Reyhan me desafio cuando se caso con su encantadora hija. Pero despues de conocer a Emma puedo perdonarlo por su impulsividad. ?Quien podria culparlo?
– Pero este no es su mundo -insistio la madre de Emma-. Pertenece a su hogar, con nosotros.
– Es una mujer adulta -respondio el rey-. Tal vez sea el momento de que ella diga adonde pertenece. En dos meses tendra la oportunidad de hacerlo.
Le hizo un gesto a alguien que estaba al fondo del salon. Emma vio a varios criados acercandose.
– Muestrenles a los Kennedy sus aposentos -ordeno el rey. Asintio y se marcho.
La madre de Emma solto otro bufido y miro a Emma.
– ?Asi de simple? ?Acaso ha olvidado el rey que tienes unas responsabilidades que cumplir? ?Que pasa con tu trabajo?
Emma parpadeo sorprendida. Sinceramente, se habia olvidado de todo eso.
– Tienes razon. Tendre que pedir un permiso.
– En el hospital no se quedaran muy contentos – dijo su padre-. Ni siquiera llevas un ano trabajando alli.
– Tendre que explicar la situacion -dijo Emma, sin saber como. ?La creeria alguien?-. Si me despiden,