– Ya estoy casada. Voy a quedarme aqui dos meses y voy a aprovechar ese tiempo para conocer a Reyhan de nuevo.

Los ojos de su madre volvieron a llenarse de lagrimas.

– Pero ?y si te enamoras de el?

– Ese es un riesgo que estoy dispuesta a asumir.

– Oh, Emma. Ya te rompio el corazon una vez. ?Que le impedira volver a hacerlo?

Buena pregunta.

– Tengo que arriesgarme. Lo siento. Se que quereis protegerme, pero esta vez no podeis. Tengo que hacerlo sola. Asi que voy a pediros que confieis en mi.

Sus padres la miraron y ella sintio sus recelos y sus miedos. Pero entonces se miraron el uno al otro y asintieron.

– De acuerdo, gatita -dijo su padre-. Si es lo que realmente quieres, apoyaremos tu decision.

– Cuando el te destruya, estaremos aqui para recoger los pedazos -anadio su madre-. Te llevaremos a casa y podras quedarte en tu habitacion.

Que motivacion para que las cosas funcionaran con Reyhan, penso Emma ironicamente. Pero no iba a permitir que sus padres la desanimaran. El rey le habia garantizado un tiempo para intentarlo, y ella tenia intencion de aprovecharlo.

Emma paso la tarde con sus padres. Los llevo a dar una vuelta por el palacio, los jardines y la capilla. Lo que mas parecio gustarles fueron las docenas de gatos. Una hora antes de la cena, volvio a la habitacion que ahora compartia con Reyhan y llamo a su jefe en Dallas. Quince minutos despues habia conseguido un permiso indefinido y los mejores deseos de su jefe para que todo saliera bien.

Ojala asi fuera, penso mientras colgaba el telefono.

Se recosto en el sofa y penso en que hacer a continuacion. Iba a cenar con sus padres. Al dia siguiente habia otra cena formal con el rey y varios ministros, y una fiesta estaba prevista para el fin de semana.

– Un aluvion de eventos sociales -se murmuro a si misma, intentando no ponerse nerviosa mientras miraba el reloj y aguardaba el regreso de Reyhan. Por mucho que quisiera evitar el tema, tenian que hablarlo, y cuanto antes mejor.

Treinta minutos despues habia desistido en su intento de leer un libro. Sesenta minutos despues estaba recorriendo la habitacion como un atleta preparandose para una final olimpica. Cuando finalmente se abrio la puerta de la suite, Emma casi se tropezo por el shock.

La euforia, la emocion y los nervios se arremolinaron en su estomago mientras examinaba el rostro de Reyhan, intentando leer sus pensamientos, sin exito.

– Buenas tardes -la saludo el al verla-. ?Tus padres estan instalados?

No eran precisamente las palabras de un hombre dominado por la pasion y el deseo, penso Emma tristemente, intentando sofocar sus propias reacciones viscerales.

– Si, les encantan sus aposentos -respondio, exagerando la verdad-. ?Que tal estas tu?

– Muy bien.

Paso a su lado y entro en el dormitorio. Ella lo siguio, deseando que le dijera algo mas.

– Esta noche voy a cenar con mis padres. Seras bien recibido, pero no tienes por que venir. Se que te hacen sentirte incomodo.

– Yo creo que seria mas bien al contrario -respondio el, quitandose la chaqueta.

– ?Te importaria acompanarnos? Recuerda lo que dijo tu padre.

– La intencion de mi padre era evitar que me fuera en viaje de negocios. No estamos obligados a pasar juntos cada segundo del dia.

Lastima, penso ella, entrelazando las manos.

– No sabia que hacer al respecto. ?Debo quedarme en esta habitacion? ?O quieres que me vaya a otra parte?

Reyhan se aflojo la corbata y se la quito del cuello de la camisa.

– No. Quedate aqui. Yo dormire en el otro dormitorio.

Una alegria inmensa estallo en el interior de Emma.

– ?Hay otro dormitorio? -pregunto.

– Tengo un pequeno despacho al otro lado de la suite. Hare que traigan una cama. Tendremos que compartir el salon y el cuarto de bano, pero me esforzare por no entrometerme en tu camino.

– Pero yo… Nosotros… -trago saliva y avanzo un paso hacia el-. Reyhan, ?que esta pasando? ?Por que te comportas asi?

El se saco los faldones de la camisa de los pantalones. Emma le miro el cinturon y tuvo la repentina fantasia de que iba a desnudarse delante de ella.

– Solo seran dos meses -dijo el-. Seguro que puedes soportar mi compania ese tiempo.

– El problema no es soportar tu compania. Anoche… – carraspeo -. Reyhan, anoche hicimos el amor.

El se giro y fue hacia las puertas del balcon.

– No volvera a pasar.

Sus duras palabras se le clavaron a Emma en el corazon.

– ?Porque no me deseas?

?No habia sido buena en la cama? ?No lo habia complacido? La noche anterior habia estado segura, pero ahora…

Se le hizo un nudo en la garganta y otro en el pecho. Sentia las piernas muy pesadas, como si pertenecieran a otra persona.

– Dos meses, Emma -dijo el, asintiendo brevemente-. Eso es todo. Despues de ese tiempo, podras volver a Texas, adonde perteneces.

Y el se quedaria alli, se casaria con otra mujer y tendria hijos.

– Pero yo crei que…

El se volvio hacia ella y le clavo la mirada. Emma nunca habia visto tanta frialdad en los ojos de un hombre. Ni tanto rechazo.

– Creiste mal.

– Deberia haber una ley que permitiera a las esposas de los principes encerrar a sus maridos una vez al mes -dijo la princesa Sabrina, sonriendo.

– ?Y tambien para zurrarlos? -pregunto Cleo, tomando una tajada de melon.

– Solo cuando me ponga realmente furiosa. Una vez cada tres meses, mas o menos.

– A mi me parece estupendo -dijo la princesa Zara-. No es que quiera hacerle dano a Rafe, pero amenazarlo de vez en cuando me haria muy feliz.

Las tres mujeres se echaron a reir. Emma sonrio, sabiendo que las tres estaban locamente enamoradas de sus maridos. Lo habia sabido nada mas conocerlas.

Cleo la habia invitado aquella manana a almorzar con ellas.

– Sin tus padres -habia insistido-. Son maravillosos, pero necesitas un descanso.

Sabrina y Zara, las hijas del rey aunque de madres distintas, habian recibido a Emma con los brazos abiertos.

– Asi que tu eres la misteriosa mujer con la que Reyhan se caso -dijo Sabrina mientras pasaba un plato con sandwiches. Estaba embarazada de siete u ocho meses, y la tonalidad rojiza de su piel realzaba la belleza de sus ojos oscuros y cabellos castanos.

Zara, de una belleza mas suave, tambien estaba embarazada, pero no de tanto tiempo.

– No me considero a mi misma misteriosa -dijo Emma, lo cual era cierto. Comparada con la vida de una princesa, la suya era bastante aburrida.

– Reyhan nunca dijo una palabra -dijo Sabrina-. No es que mis hermanos sean muy dicharacheros, pero una esposa… Eso si que es un secreto -inclino la cabeza y sonrio-. Y de repente apareces de la nada. Supongo que estas alucinada.

– Bastante.

– Yo tambien lo estaria -dijo Zara-. Sabrina crecio entre todo esto, asi que esta acostumbrada, pero para las demas ha sido un desafio. Cleo se echo a reir.

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