Cuando te trajo aqui… -se encogio de hombros y cerro el baul-. Teniamos la esperanza de que hubiese decidido volver a confiar en su corazon.
– Yo no estoy aqui por su corazon -respondio ella, sintiendo nauseas de repente. Salio corriendo de la habitacion, del salon, y llego al pasillo.
No sabia como volver a las escaleras, asi que empezo a andar. Intento alejarse de alli lo maximo posible.
En esos momentos entendia por que Yusra y Rasha le habian hablado de su soledad. Todavia estaba dolido por la perdida. Eso explicaba que fuese tan distante y cinico.
Por fin encontro las escaleras y el feo jarron. Volvio al haren y salio al jardin. Una vez alli, por fin pudo respirar de nuevo.
No sabia por que aquello lo cambiaba todo, pero asi era. Era como si su mundo hubiese pasado a otra dimension. Se llevo la mano al estomago e intento calmarse.
Hasta ese momento, no habia considerado la posibilidad de estar embarazada. Si lo estaba, tendria que quedarse alli, atrapada con el fantasma de una mujer bella, con su risa… para siempre.
Capitulo 8
Tambien podriamos intentar vender las joyas por television en Estados Unidos y Europa, pero me parece demasiado complicado para empezar por alli.
Kateb estudio la presentacion de PowerPoint que tenia delante.
– Estas hablando de una distribucion internacional.
– Suena mas grandioso de lo que lo es en realidad. Podriamos probar el mercado en un par de tiendas de ciudades importantes. Si tenemos suerte, podriamos asistir a ferias. Eso cuesta muy poco dinero. Rasha tiene presupuesto para ello. ?Hay en El Deharia alguna agencia de ayuda a las pequenas empresas o algo parecido? No creo que quieran ir con sus maridos, aunque supongo que podrian hacerlo.
Kateb fruncio el ceno.
– Haz cinco copias del documento y deja que lo estudie. Hare numeros y pedire a mis empleados que busquen distribuidores. Si las cosas son lo que parecen, yo les prestare el dinero que les falte.
– ?Tu?
El no dejo de mirar la pantalla del ordenador.
– Tal y como has dicho, la diversificacion es algo bueno. Tal vez haya otras personas con ideas para crear pequenos negocios. Se correra la voz. Bahjat era un buen lider, pero no creia que las mujeres tuviesen un lugar en los negocios.
– ?Y tu si? -replico Victoria.
– Soy consciente de que ambos generos pueden ser inteligentes.
– Tienes un haren.
– Ya te lo he explicado, venia con el palacio.
– Pues no te veo con prisa por convertirlo en una granja.
– Dudo que le gustase compartir el espacio con cabras y ovejas.
– Eso es cierto -Victoria cerro el archivo y el programa-. Me estas diciendo que las mujeres pueden ser lideres en los negocios. ?Y en la politica?
– ?Deseas gobernar? -le pregunto el, mirandola.
– Yo no, pero debe de haber mujeres que esten interesadas. ?Les darias una oportunidad? ?Crees que El Deharia esta preparado para una reina Isabel?
– Todavia no -Kateb miro el ordenador-. Tu informe es excelente. Bien documentado, minucioso. Me han gustado los graficos.
– Gracias. Pienso que las joyas que crean esas mujeres son increibles. Necesitan un escaparate para su talento.
– Y tu se lo estas proporcionando.
– Solo las estoy ayudando. El trabajo duro lo estan haciendo ellas.
– ?Me estas diciendo que si esto sale adelante no seras tu la que se ponga al frente?
– No. No es mi negocio. Rasha es mas que capaz de llevar el negocio. Y seguro que cualquier adolescente puede ocuparse del sitio web. No quiero formar parte del espectaculo -puso los ojos en blanco-. Deja que lo adivine. No me crees. Te estoy enganando otra vez, ?verdad?
– No, no me estas enganando. Y te creo.
– Eso espero.
Aquello parecio divertirlo.
– ?O que?
– Digamos que no te gustaria tenerme enfadada. Te asustaria.
– Si, eso si que me lo imagino.
Estaban en su despacho, y Victoria sabia que habia personas esperando fuera. Su reunion no tardaria en terminar. A pesar de que vivian en el mismo palacio, casi no lo veia. Probablemente porque eso era lo que el queria. Esa noche tenia lugar la celebracion de su eleccion y estaria con el, pero tenia la sensacion de que no pasarian mucho tiempo a solas. Cerro el ordenador.
– Kateb, yo… -?que decir y que callar?-. No sabia que habias estado casado. Lo siento.
El no se movio, pero Victoria sintio que se acercaba a ella, que la barrera que habia entre ambos, caia.
– De eso hace mucho tiempo.
– Lo se, pero todavia debes de estar dolido. Lo siento.
– No tienes por que.
– Se lo que es perder a un ser querido. El dolor pierde intensidad, pero no desaparece del todo. El asintio levemente.
Victoria se levanto para recoger el ordenador portatil.
– Por cierto, con respecto a la cena de esta noche. ?Se supone que debo venir aqui a buscarte?
– Ire yo al haren.
– Yusra me ha dicho que va a traerme un vestido. Despues de la ultima vez, estoy un poco preocupada.
– Hablare con ella. Sera algo apropiado.
– Gracias.
Victoria sabia que era el momento de marcharse, pero no queria hacerlo. Queria decir algo mas, pero, ?el que? Eran solo dos extranos que habian pasado una noche juntos. El ya le habia entregado su corazon a otra mujer y ella no estaba interesada en amar. No estaban hechos el uno para el otro. ?Por que tenia la sensacion de que lo echaria de menos cuando se fuese?
Kateb deseo que llegase aquella noche. No por la cena, sino por estar cerca de Victoria. Ella se interesaria por la celebracion, le haria preguntas inteligentes y lo haria reir.
No era la persona que el habia imaginado. Su plan de negocio lo habia impresionado. Imagino que habia sido una excelente secretaria para Nadim y que el ni se habria dado cuenta. Seguro que tampoco habia prestado atencion a sus comentarios, ni se habia fijado en como se contoneaba al andar.
Kateb se habia fijado, y lo volvia loco. No podia estar cerca de ella sin desearla. Ese era el inconveniente de la cena.
– ?Estas lista? -pregunto al entrar al haren.
– Supongo que si. Lo que es seguro es que estoy tapada, aunque yo jamas habria elegido algo asi.
Entro en la habitacion y giro muy despacio.
– ?Si? ?No? Tengo un traje de noche, si crees que iria mejor con el.
Yusra la habia vestido de forma tradicional, con unos pantalones ajustados y una chaqueta larga. Ambos de color dorado y con un delicado bordado. La chaqueta le llegaba del cuello a los tobillos, pero solo tenia tres botones, por lo que su vientre quedaba al descubierto.
La imagen de su piel palida pillo a Kateb desprevenido, le resulto erotica. Deseo desabrocharle la chaqueta y