– Tu primero.

Victoria aliso la parte delantera de su tunica. Habia decidido ir vestida de manera conservadora, con una camisa tradicional de manga larga y pantalones anchos. Iba cubierta de los pies a la cabeza y no llevaba joyas llamativas. Esperaba que asi los ancianos la tomasen en serio.

– Gracias por recibirme -dijo cuando llego frente a la mesa en la que estaban sentados los ancianos-. Estoy aqui por el reto.

– ?Como puedes ayudamos? -le pregunto Zayd.

– Ofreciendome como sacrificio de Kateb.

Los hombres se miraron los unos a los otros antes de volver a mirarla a ella.

– Eso es imposible -contesto uno de ellos.

– No del todo. Mire, todos sabemos que es una venganza. El chico quiere ganar a toda costa, delante de muchas personas. ?Y si hace trampas o algo asi? ?De verdad lo quieren tener de lider?, Kateb es el mejor para ocupar el puesto.

– Continua -le pidio Zayd.

– Si Fuad intenta algo, Kateb podria quedar herido. Entonces, yo saltaria al ruedo en su lugar. Asi Kateb se salvaria y todos volveriamos a casa.

– Pero la lucha es a muerte -senalo Zayd.

Victoria no queria pensar demasiado en aquello.

– Bueno, todo el mundo volveria a casa, menos yo -aquella no era su parte favorita.

– Eres una mujer.

Yusra indico a los guardias que acercasen el pesado libro.

– La persona que se sacrifique no tiene por que ser un hombre -dijo Victoria-. No pueden oponerse. Es mi eleccion.

– ?Sabes utilizar un sable? -pregunto uno de los ancianos.

– No, ni siquiera voy a intentarlo.

Su plan era sencillo. Solo tenia la esperanza de que Fuad fuese rapido y certero.

– No voy a saltar al ruedo a vencerlo -anadio-, sino a morir.

– Kateb jamas lo permitira -le advirtio Zayd.

– No tiene por que saberlo. Yo solo saltare al ruedo si lo hieren. En ese caso, no se dara cuenta. Y nadie se lo dira.

– ?Por que quieres hacer algo asi? -pregunto otro anciano.

– Porque lo amo y no quiero que muera.

Zayd asintio muy despacio.

– Como desees, Victoria.

– Gracias -contesto ella, aliviada y aterrada al mismo tiempo.

– Espero que Kateb sepa el tesoro que tiene contigo-le dijo Zayd.

– Yo tambien -admitio ella, a pesar de saber que no era asi. Y que cuando se diese cuenta, ya seria demasiado tarde porque estaria muerta.

Capitulo 13

Kateb se dirigio al haren. No habia podido dejar de pensar en Victoria y en lo mucho que iba a echarla de menos. Habia tardado casi toda la noche en darse cuenta de que era una mujer diferente a las demas. La llamo.

– ?Estoy aqui atras! -grito ella.

Siguio el sonido de su voz hasta el dormitorio. Al entrar Kateb miro la cama en la que habian hecho el amor la tarde anterior. La cama en la que ella le habia ofrecido su corazon.

Todas las maletas estaban cerradas. Ella iba vestida con unos vaqueros y una camiseta, parecia preparada para marcharse.

– Estoy con el periodo -le dijo, encogiendose de hombros-. Me marchare despues del reto.

– El reto no te interesa -contesto el.

– Quiero verte ganar

– Hoy no habra ninguna victoria con Fuad. No deseo matarlo.

– ?Tienes que hacerlo?

– Si me suplica que lo perdone, lo dejare marchar.

– Viene a vengarse, no va a suplicarte nada.

– Lo se. He venido a pedir que te quedes aqui, conmigo. Me amas. Casate conmigo.

Ella apreto los labios, trago saliva.

– ?Por que?

Kateb habia esperado que se lanzase a sus brazos y lo besase apasionadamente, pero Victoria nunca era facil… ni predecible.

– Porque quieres hacerlo. Porque me gusta tu compania. Porque debo casarme y te he elegido a ti. Nuestros hijos heredaran tu inteligencia y decision. Nuestras hijas, tu belleza y alegria.

– A veces eres un cerdo sexista -comento ella suspirando-. ?Me amas?

– No.

– ?Me crees cuando te digo que yo te amo?

El guardo silencio. Creerla significaba confiar en ella, volver a entregar su corazon. Se habia quedado destrozado al perder a Cantara. ?Como se quedaria si perdia a Victoria?

– Supongo que eso es un no -murmuro ella-. Me marchare despues del reto.

– ?Y si te lo prohibo? ?Y si te encierro en el haren?

– No lo haras. Tu no eres asi.

– No sabes nada de mi.

– Lo se todo -se acerco a el, se puso de puntillas y lo beso-. Por eso te quiero. Ahora, vete.

– Seguiremos luego con la conversacion -dijo el, irritado.

– Eso espero -susurro Victoria-. De verdad lo espero.

Cuando se hubo marchado, Victoria fue a buscar a Yusra.

– ?Vas a ir asi vestida? -le pregunto la otra mujer desde la puerta de la cocina.

– Si. ?Por que?

– Pense que te pondrias algo mas tradicional.

– Si voy a morir hoy, lo hare comoda. Y tendras que admitir que estas botas son espectaculares. Yusra la abrazo.

– He estado rezando por tu seguridad.

– Bien -respondio ella, devolviendole el abrazo-. Yo tambien. Espero que funcione.

– Puedes cambiar de opinion. Los ancianos lo entenderian.

– No puedo. Tengo un mal presentimiento y necesito saber que Kateb va a estar bien. Es algo que no puedo explicar.

– Lo amas. No hay nada que explicar.

– Si las cosas salen mal -anadio Victoria de camino al ruedo-, podras pasarte los proximos cincuenta anos haciendo que se sienta culpable.

Yusra se rio, pero pronto la risa se convirtio en sollozos.

– Lo hare. Te lo prometo.

– Bien, porque quiero que viva, pero no me importa que sufra al mismo tiempo.

Al llegar al ruedo, fueron conducidas a la camara de los ancianos. Alli las recibio Zayd.

– ?Has venido para sacrificarle por Kateb?

– Si. No quiero que el sepa nada -continuo-. Y si todo va bien y no me necesita, tampoco quiero que nadie le cuente que me he ofrecido, ?de acuerdo?

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