despacio, luego cada vez con mas pasion. El placer endurecia sus facciones y podia ver las venas marcadas de su cuello…
Annie cerro los ojos para concentrarse en el y en lo que estaba sintiendo. Tanto que al principio apenas noto la presion en su interior, el instinto de moverse hacia el para incrementar la friccion. Pero pronto ese deseo se volvio frenetico y se encontro apretando su espalda, esperando que empujase mas rapido, mas profundo, mas fuerte.
Cuando abrio los ojos encontro a Duncan mirandola y no pudo controlarse. Aquel no era un encuentro silencioso, aburrido, era una locura. Annie se agarro a sus brazos, levantando las caderas con cada embestida, jadeando porque no podia llevar aire a sus pulmones. Su cuerpo no parecia ser suyo y una fuerza que ni entendia ni controlaba parecia empujarla…
El orgasmo la pillo por sorpresa. Un segundo antes hacia lo que podia para encontrar aire y, de repente, se veia envuelta en una ola de placer que la hizo arquear la espalda y gritar como no lo habia hecho nunca. Poco despues, Duncan dejo escapar un gemido ronco y cayo sobre ella, convulso y agotado.
Cuando terminaron, Annie supo que nada volveria a ser lo mismo. Ella nunca seria la misma. Podria no estar con Duncan, pero nunca aceptaria nada menos que amar a alguien con todo su corazon. Eso era lo que le habia faltado antes, penso. Autentico amor, autentica pasion, una combinacion explosiva.
Mas tarde, con la cabeza apoyada sobre su hombro y el brazo de Duncan sobre su cintura, Annie cerro los ojos. Queria recordar todo lo que habia pasado para recordarlo en detalle.
– ?Te has dormido? -le pregunto el.
– No, estaba… pensando. Hacer el amor contigo es maravilloso.
– Ah, «maravilloso» me gusta mucho mas que «bien».
Annie sonrio, abriendo los ojos.
– No queria decir eso.
– ?Que querias decir entonces?
– Mis otros novios no eran como tu. O a lo mejor era yo, pero nunca habia sentido… bueno, no era lo mismo.
Duncan fruncio el ceno.
– ?Por que no? No me malinterpretes, pero contigo es facil.
Annie se sento en la cama, tapandose con la sabana. ?Facil? Ella pensando en amor y romance y el decia que era «facil».
– No, lo retiro -dijo Duncan entonces, sentandose tambien-. Deberia haber dicho que respondes muy facilmente. He estado con mujeres a las que les costaba trabajo llegar al orgasmo, pero tu no eres una de ellas y eso es bueno. Que seas asi es el mejor halago para un hombre.
– Ah, menos mal.
– ?No era asi con tus otros novios?
– No, el sexo era… bueno, no muy interesante.
Y no habia estado realmente enamorada de ellos, se daba cuenta ahora.
– ?Nada de fuegos artificiales?
– Nada en absoluto. Me gustaba, pero nunca entendia por que todo el mundo hablaba de ello como si fuera algo increible.
Duncan coloco un almohadon en su espalda.
– Hablame de esos novios.
– No hay mucho que contar. Conoci a Ron en la universidad, donde estaba estudiando ingenieria, y creo que, como yo, era primerizo.
– Y no te hacia feliz.
– Si era feliz. Bueno, en realidad no sabia que esperar. Ron era divertido e inteligente y lo pasabamos bien juntos. Yo pense que todo era perfecto.
Ron y ella habian salido juntos durante casi tres anos. Habia creido estar enamorada de el y penso que Ron sentia lo mismo.
– Pero al principio del ultimo ano rompio conmigo -siguio-. Me dijo que habia conocido a otra persona, que no queria hacerme dano… y que deberiamos seguir siendo amigos -Annie arrugo la nariz-. Pero yo no quise volver a verlo.
– ?Y con el otro novio?
– A.J. -suspiro Annie-. Era el ayudante del rector de mi facultad. Lo conoci el primer dia y empezamos a salir juntos enseguida.
Duncan queria tener la informacion, pero no le gustaba oir hablar de los otros hombres de su vida. El hecho de que las relaciones hubieran terminado mal no cambiaba eso. En realidad, queria encontrar a Ron y A.J. y darles una paliza. ?Como se atrevian a hacerle dano a Annie? El la querria para si mismo…
Hasta que terminasen las navidades, penso.
– A.J. tambien era inteligente y divertido, no se, era como si estuvieramos destinados a estar juntos. Incluso hablamos de casarnos.
– ?Y que paso?
– Mientras yo sonaba con una gran boda, a el le ofrecieron un puesto en la universidad de Baltimore y decidimos seguir la relacion a distancia, pero unos meses mas tarde me dijo que, aunque no habia nadie mas, no queria seguir saliendo conmigo. Y, por supuesto tambien queria que siguieramos siendo amigos -Annie respiro profundamente-. Nunca supe que habia pasado.
– Mejor cortar antes de irte a vivir con el, ?no?
– No hubiera vivido con el antes de casarme.
– Pero te acostabas con el -dijo Duncan, con el ceno fruncido.
– Eso es diferente, es privado. Vivir con alguien normalmente no lo es. Yo soy profesora y tengo que dar ejemplo.
Diez minutos antes habia estado gritando entre sus brazos, penso Duncan, intentando disimular una sonrisa. Annie era una chica muy interesante y llena de contradicciones.
– Pero no habras dejado de buscar a tu alma gemela, ?verdad?
– No, algun dia la encontrare -sonrio ella-. Quiero casarme y tener hijos, quiero hacerme mayor con un marido que sea mi amigo y mi amante, quiero cuidar de el y que el cuide de mi. Todo eso es demasiado tradicional para ti, ?verdad?
– Se que a ti te gustan las tradiciones.
– Pero tu no crees en ellas.
– He comprado un arbol de Navidad, eso es tradicional.
– Por lo menos es un principio.
Duncan sintio que ella necesitaba mas, que queria que le hiciese alguna promesa. Pero no podia. Lo habia intentado una vez, habia confiado en Valentina y ella le habia roto el corazon.
Annie no podia ser mas diferente a su ex. Si la hubiera conocido antes… pero no era asi. Y ser lo que ella necesitaba, lo que ella se merecia, era imposible. Ademas, el acuerdo no habia cambiado. Cuando terminasen las fiestas se marcharia… y no le pediria que siguieran siendo amigos.
– ?Por que caminas asi? -le pregunto Duncan-. Relajate.
– No puedo -murmuro Annie, intentando parecer despreocupada pero incapaz de respirar.
No era el vestido de noche lo que la impedia respirar ni los zapatos con diez centimetros de tacon sino el peso del collar y los pendientes. No, no el peso sino su valor.
Annie toco el diamante que colgaba de su cuello. Ella no sabia mucho sobre joyas, pero era la piedra mas grande que habia visto nunca. Estaba rodeada de otros diamantes mas pequenos y colgaba de una cadena de platino con pendientes a juego.
Las joyas habian sido enviadas a su casa con un fornido guardia de seguridad que habia obligado a Duncan a firmar varios documentos oficiales antes de darle las cajas de terciopelo.
– Estan asegurados, ?verdad? Si alguien me los robase o se rompiera el engarce…
Duncan suspiro.