piernas y encontro su humedad y su centro de placer, que activo rapidamente haciendo que Daphne gritara de placer, sobre todo cuando Murat se coloco en una postura que le permitia masajearle el palpitante centro con el dedo pulgar y meter otros dos dedos en su cuerpo.

«Esto es demasiado», penso Daphne sintiendose elevada por la energia sexual.

Al cabo de unos minutos, sintio que todos los musculos de su cuerpo se tensaban, que de su cuerpo manaba una cascada y supo que estaba al borde del orgasmo.

Intento aguantar, respirar para no dejarse ir tan pronto, pero era demasiado, demasiado placer, asi que se aferro a Murat y disfruto del momento.

Acto seguido, se dejo caer, sintiendo las oleadas de placer cada vez mas suaves, moviendo las caderas al ritmo de los dedos de Murat.

Cuando el orgasmo toco a su fin, Daphne se puso un brazo sobre la cara y se pregunto que pasaria a continuacion. Mentalmente, se preparo para algun comentario jocoso por parte de Murat, pero, al ver que no decia nada, abrio los ojos y lo miro.

Murat no parecia excesivamente contento. Mas bien… humilde.

«Imposible», penso Daphne.

– Gracias -murmuro Murat besandola.

– ?Como? -se asombro Daphne.

– Gracias por permitirme complacerte. Se que podrias haber aguantado y no haberme permitido llevarte al paraiso, pero no lo has hecho.

Aquel hombre estaba loco. Daphne sabia que no hubiera podido resistirse al orgasmo aunque hubiera querido, pero eso Murat no tenia por que saberlo.

– Me ha gustado mucho -comento sinceramente.

– A lo mejor te gusta tambien otra cosa -le propuso Murat.

Daphne se imagino la ereccion de Murat dentro de su cuerpo y asintio.

– Si, creo que eso tambien me va a gustar mucho – sonrio.

Y no hizo falta que se lo pidiera dos veces. Murat se desnudo por completo rapidamente, se arrodillo entre sus piernas, guio su ereccion entre los muslos de Daphne y se introdujo en su cuerpo.

Al sentirlo dentro, Daphne penso que era una sensacion perfecta. Al instante, se dio cuenta de que sus terminaciones nerviosas mandaban mensajes de placer de nuevo y supo que, a pesar de que ya habia tenido un orgasmo, el segundo iba a ser mucho mejor.

Murat se movia con lentitud, decidido a que aquellos momentos duraran lo maximo posible.

Cuando Daphne lo abrazo de la cintura con las piernas y lo beso con pasion, estuvo a punto de irse, pero consiguio controlarse.

Al cabo de un rato, sintio que Daphne se entregaba a su segundo orgasmo y siguio moviendose dentro de ella, controlando su respiracion.

Tras haberse asegurado de que Daphne disfrutaba, entonces y solo entonces, se permitio disfrutar el tambien.

Daphne sabia que lo mejor era comportarse de manera casual, pero no estaba segura de poder hacerlo teniendo en cuenta lo que acababa de suceder.

Se sentia como si Murat hubiera acariciado todas y cada una de las celulas de su cuerpo y las hubiera hecho estallar de placer.

Aun asi, cuando Murat se tumbo de espaldas y la abrazo para que descansara su cabeza sobre su hombro, Daphne decidio no ponerse demasiado mimosa.

– Eres increible -comento Murat acariciandole la espalda desnuda.

– Gracias. Yo podria decir lo mismo de ti.

– Deberias decirlo.

Aquello hizo reir a Daphne.

– Que tipico del principe heredero decirte los cumplidos que espera oir de tus labios.

– Estas hecha para el placer.

– No se si es para tanto, pero lo cierto es que me gusta entregarme al placer de vez en cuando -contesto Daphne.

Sobre todo con un hombre tan experimentado y que conocia la anatomia femenina tan bien. ?Acaso los principes herederos recibian clases de sexo para no quedar mal?

– No eres virgen.

– ?Perdon?

– No eres virgen -repitio Murat.

– Murat, tengo treinta anos -rio Daphne -. ?Que te creias?

– Que no entregarias tu virginidad con tanta facilidad.

– ?Me estas juzgando? -se indigno Daphne.

– Aunque hace diez anos estuvimos prometidos, ni siquiera te toque. Te fuiste de aqui tan inocente como llegaste.

– ?Y?

– Dime el nombre del hombre que te ha desflorado para que lo pueda torturar y decapitar.

Daphne se rio, pero se dio cuenta de que Murat no estaba de broma. Definitivamente, estaba rabioso.

– Hablas en serio -se sorprendio sentandose.

– Por supuesto.

– Esto es una locura. No puedes ir por ahi matando a todos los hombres con los que me he acostado.

Murat fruncio el ceno.

– ?Con cuantos te has acostado?

– ?Con cuantas mujeres te has acostado tu en estos anos?

– Eso no es asunto tuyo.

– Lo mismo te digo.

– Tu situacion es completamente diferente. Tu eres una mujer y los hombres pueden aprovecharse de ti. Dame sus nombres.

– Vives en la Prehistoria, Murat -contesto Daphne poniendose en pie y buscando sus braguitas y su sujetador-. Me estas volviendo loca -anadio vistiendose-. Soy una mujer moderna que lleva una vida muy tranquila. Para que lo sepas, he estado con unos cuantos hombres, con los que me ha apetecido, te lo aseguro, pero siempre he elegido con cuidado. Te aseguro que ninguno de los hombres con los que me he acostado se ha aprovechado de mi -anadio-. ?No se por que te estoy dando explicaciones!

– Porque te sientes culpable por lo sucedido.

– Hasta hace unos minutos, no era asi, pero ahora un poco.

– No me referia a lo que ha sucedido entre nosotros sino a haberte acostado con esos otros hombres…

– Nada de eso es asunto tuyo -lo interrumpio Daphne poniendose los vaqueros-. Te estas comportando como un idiota. Lo que es todavia peor, te estas comportando como un cerdo machista y eso es imperdonable.

– Me preocupo por ti y quiero cuidarte.

Daphne se puso la camisa.

– Yo no necesito que ningun hombre me cuide. He estado sola y muy bien durante muchos anos. En cuanto a los hombres con los que me he acostado, quiero que quede claro aqui y de una vez por todas que jamas te dare sus nombres. No necesito tu proteccion.

Murat se puso en pie y Daphne se dijo que, por muy guapo que estuviera desnudo, no debia volver a tocar a aquel hombre porque Murat no le acarreaba mas que problemas, no era mas que un hombre machista y estupido.

?Y pensar que se habia sentido realmente atraida por el!

– Eres peor de lo que yo creia -concluyo Daphne mientras Murat se vestia-. Por muy bien que nos vaya en la cama, jamas me casare contigo. No me casaria contigo ni aunque fueras el ultimo hombre sobre la faz de la tierra.

– Soy el principe Murat de…

– ?Sabes una cosa? No dejas de repetir esa frasecita, la he oido tantas veces que ya estoy harta. Para que lo

Вы читаете Un Oasis de Placer
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату