sepas, no me impresionan tus titulos -le espeto Daphne-. ?Quieres saber por que me fui hace diez anos? Me fui porque tu ego era tan grande que ni siquiera reparabas en mi. No me querias. No me amabas. Yo solamente era un elemento mas de tu lista de responsabilidades. Tenias que casarte y tener herederos, pero me parece que hay una cosa que tu no sabes y es que una mujer necesita importarle al hombre con el que se va a casar, necesita que el la necesite. No queria casarme con un hombre para el que yo solamente era una mujer -concluyo-. Me fui porque no eras lo suficientemente bueno para mi.

Murat no se podia creer lo que Daphne le acababa de decir.

?Como se atrevia? Sin embargo, no le dio tiempo a expresar su indignacion porque Daphne fue directamente hacia su yegua, se monto y la puso al galope, alejandose del oasis.

– ?Espera! ?No sabes volver sola! -le grito Murat poniendose las botas.

Daphne no se molesto en contestarle ni en volver la cabeza, sino que espoleo a su montura para que corriera todavia mas aprisa.

– Maldita mujer -murmuro Murat abrochandose la camisa y montando a toda velocidad en su caballo para seguirla.

Murat tardo varios minutos en verla y, para entonces, Daphne habia enfilado hacia el este y la parte rocosa del desierto.

– No vayas por ahi, no te salgas del camino – le grito.

Sin embargo, Daphne no lo oyo o decidio no hacerle caso. En lugar de quedarse en el camino marcado, se dirigio directamente hacia los establos por lo que ella debia de creer que era un atajo-

Murat sintio que el corazon se le aceleraba y, cuando vio que la yegua de Daphne se paraba en seco y que Daphne salia despedida por los aires y caia al suelo, sintio que se le paraba.

Capitulo 8

A Murat se le antojo que pasaba una eternidad en el infierno hasta que llego junto a Daphne. Una vez junto a su cuerpo, activo el dispositivo de emergencia que siempre llevaba con el.

Al desmontar de su caballo, comprobo que Daphne habia perdido el conocimiento, que estaba palida y que habia un charco de sangre junto a su cabeza.

– No -exclamo Murat horrorizado-. Te pondras bien. Te tienes que poner bien.

Pero Daphne no contesto y, al tocarla, Murat comprobo que estaba fria.

Al instante, el dolor y la furia se apoderaron de el. ?Que un error tan tonto pudiera causar tanto dano…!

La unica herida que tenia era la de la cabeza y ya habia dejado de sangrar. Por supuesto, Murat no tenia manera de saber si Daphne habia sufrido lesiones internas, pero tenia el pulso constante y fuerte.

En aquel momento, oyo un helicoptero que se acercaba, asi que se puso en pie y le hizo senales. Cuando el aparato tomo tierra, levantando una gran nube de arena, Murat cubrio el cuerpo de Daphne con el suyo para protegerla.

– Esta herida -les dijo a sus hombres-. No se si es grave, pero vamos a tener que tener cuidado al levantarla con el cuello y la columna vertebral.

Los medicos colocaron a Daphne un collarin y la instalaron en una camilla para subirla al helicoptero, donde Murat la agarro de la mano y se sento a su lado.

– Te ordeno que te pongas bien -murmuro cerca de su rostro-. Soy el principe heredero Murat y te ordeno que abras los ojos y me hables ahora mismo.

No sucedio nada. Murat trago saliva y se acerco al oido de Daphne.

– Daphne, por favor.

Murat se paseaba por el vestibulo principal del haren.

Su medico personal le habia confirmado lo que los medicos de urgencias le habian dicho y Murat se sintio aliviado al saber que Daphne no sufria lesiones internas ni fracturas oseas.

– Ha tenido mucha suerte -comento su padre sentado en el sofa-. No tengo a Daphne por una joven sin cabeza. Haber salido al galope de esa manera… Seguro que ha sido porque le has dicho algo que la ha molestado.

– Es uno de mis muchos talentos -contesto Murat con amargura-. Molestar a Daphne constantemente.

«Jamas volvera a suceder», se prometio a si mismo.

– Va a estar inconsciente unas cuantas horas mas. Puede que un dia entero, pero no ha sido nada grave -le confirmo su medico-. Dentro de una semana estara como nueva.

– ?Le duele? -pregunto Murat.

– Ahora no, pero, cuando se despierte, le va a doler bastante la cabeza, asi que he dejado unos cuantos medicamentos. Cuando se despierte, que se quede guardando cama durante un par de dias y que, cuando se levante, no haga esfuerzos innecesarios. Volvere manana por la manana.

– Gracias -lo despidio Murat.

– No se preocupe, Alteza, su prometida se pondra bien -se despidio el medico.

A pesar de que se lo habia asegurado varias veces, Murat queria que Daphne abriera los ojos y lo llamara de todo para estar seguro.

Cuando el medico se fue, Murat entro en la habitacion de Daphne a verla. La encontro monitorizada y acompanada por una enfermera.

– Se va a poner bien -le dijo su padre, que lo habia seguido-. Ya has oido al medico. Estara acompanada por esta enfermera las veinticuatro horas del dia.

– No. A partir de ahora y hasta que se despierte, yo cuidare de ella. Puede irse -le dijo Murat a la enfermera-. Si pasa algo, la llamare.

– Pero Murat… -objeto su padre.

– Solo la cuidare yo -insistio Murat.

– Como tu quieras.

Lo que Murat queria en aquellos momentos era que Daphne abriera los ojos.

Daphne se sentia como si hubiera alguien golpeando una sarten de hierro en el interior de su cabeza.

Lo cierto era que le dolia todo el cuerpo.

?Pero lo que mas le dolia era la cabeza!

Ademas, estaba muerta de hambre y tumbada en una cama. Ella no recordaba haberse tumbado en la cama. Lo cierto era que no recordaba nada excepto…

Caballos.

Habia estado montando a caballo, se habia enfadado con Murat y se habia ido al galope, decidida a no hablar con el nunca mas y, de repente, se habia encontrado volando por los aires…

Daphne abrio los ojos y se encontro con que estaba en su habitacion del haren. Miro a su alrededor y dio un respingo al ver a un desconocido dormitando en una silla junto a su cama.

Se trataba de un hombre alto y moreno que llevaba el pelo revuelto y no se habia afeitado.

Daphne comprobo que eran las dos de la madrugada. Girar la cabeza hacia el reloj le habia producido un espantoso dolor, asi que volvio a apoyarla sobre la almohada y se quedo mirando al desconocido.

De repente, se dio cuenta de que era Murat.

– ?Murat? -murmuro.

?Era posible? Desde lo que lo conocia, jamas habia visto a Murat asi, siempre lo habia visto impecablemente vestido. ?Que hacia con aquella pinta y dormitando en una silla?

Daphne le rozo la mano y Murat se desperto al instante.

– ?Daphne?

– Hola.

Murat se echo hacia delante y la miro con ansiedad.

– ?Como te encuentras? Supongo que te dolera la cabeza. Tienes que tomarte la medicacion que ha dejado el doctor para ti y, si tienes hambre, puedes comer, pero muy poquito el primer dia. No te puedes levantar. Ya se

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