Murat era consciente de ello. Casarse con Daphne de aquella manera le habia parecido desde el principio un gran riesgo, pero, una vez que tomo la decision, no habia marcha atras. Estaba dispuesto a aceptar su odio a corto plazo para conseguir su aceptacion a largo plazo.
– El tiempo lo cura todo -comento-.
– En este caso, no. Te aseguro que mi furia no hara sino crecer.
Murat le aparto un mechon de pelo de la cara y sonrio.
– He visto la nueva escultura que has empezando. La figura se parece sospechosamente a mi, pero es un hombre que se cae por las escaleras, ?no?
– No he hecho mas que empezar -contesto Daphne con los ojos encendidos por la rabia-. No tenias derecho a…
– Por favor, otra vez esta conversacion no -la interrumpio Murat poniendole los dedos sobre los labios.
– Entonces, ?Cual quieres? ?Prefieres esa en la que te digo que eres un canalla mentiroso? ?O te gusta mas esa en la que te recuerdo que haberme arrebatado mi libertad es un acto repugnante que jamas te perdonare?
– Variaciones sobre el mismo tema.
– Es lo unico sobre lo que me interesa hablar.
Murat le tomo la mano izquierda y se dio cuenta que se habia quitado el anillo.
– No llevas el anillo.
– ?Por que lo iba a llevar?
– Porque es el simbolo de nuestro matrimonio y de tu posicion en mi mundo -contesto Murat sacandose el anillo del bolsillo y haciendo amago de ponerselo.
Daphne se lo impidio.
– No te comportes como una nina.
– Me comporto como me da la gana.
– Muy bien. Lo dejo aqui hasta que cambies de opinion -contesto Murat dejando el anillo en la mesilla de noche.
Daphne tomo aire.
– Murat, me voy a ir. Al final, conseguire irme, conseguire encontrar la manera de escapar de ti y de este palacio.
– No eres mi prisionera.
– Por supuesto que lo soy. Lo he sido desde el principio. ?Te importaria decirme por que?
– Te recuerdo que has sido tu la que has ido tomando todas las decisiones. Excepto una.
– Si, excepto una, la de casarme contigo -se lamento Daphne-. Me ire en cuanto este segura de que no estoy embarazada.
Murat se puso en pie y la miro sorprendido.
– ?Embarazada?
Daphne puso los ojos en blanco.
– No pongas esa cara de padre feliz porque no creo que lo este. Solamente hemos hecho el amor una vez y, para que lo sepas, me arrepiento profundamente.
Embarazada. Por supuesto. Era una posibilidad. Se habian dejado llevar por la pasion del momento y no habian tomado precauciones en el oasis.
Un nino. Un hijo. El heredero.
– Deja de sonreir -grito Daphne.
– ?Estoy sonriendo?
Lo cierto era que Murat se sentia en la gloria.
– No va a haber ningun hijo.
– Todavia no lo sabes.
– Lo mas seguro es que no este embarazada. Fue solo una vez.
– Solo hace falta una vez -le recordo Murat tomandole el rostro entre las manos-. Daphne, conoces las leyes de mi pais. Sabes perfectamente lo que ocurriria si estuvieras embarazada.
Daphne lo miro desesperada.
– Que tu ganarias, que jamas podria irme porque no seria capaz de abandonar a mi propio hijo y jamas me estaria permitido llevarmelo fuera del pais -contesto Daphne apartandose-. Para que lo sepas, no pienso volver a acostarme contigo y, en cuanto haya comprobado que no estoy embarazada, me ire.
Murat dudaba mucho que estuviera hablando serio.
– ?Tan pronto vas a abandonar a tu pueblo? Eres la futura reina de Bahania.
– Tu gente ha vivido sin mi durante mucho tiempo, asi que no creo que me echen de menos. Sobreviviran.
– Cambiaras de parecer.
– De eso, nada -insistio Daphne poniendose en pie-. Murat, tu te crees que esto es un juego, pero yo estoy hablando muy en serio. No quiero vivir aqui y no quiero estar casada contigo.
– Te convencere de que si.
– No puedes.
Murat estaba convencido de que si podia. Era el principe heredero Murat de Bahania y Daphne no era mas que una mujer normal y corriente, asi que era evidente que su fuerza de voluntad no tenia nada que hacer al lado de la suya.
Murat era consciente ahora de que no deberia haber permitido que se fuera diez anos atras, un error que no estaba dispuesto a repetir.
– Yo quiero estar enamorada del hombre con el que me case y a ti no te quiero.
– Me querras.
– ?Como lo sabes? ?Me vas a obligar a amarte?
– Si.
– Eso no es posible.
– Ya lo veras.
Capitulo 10
Cleo estaba sentada entre un monton de cajas de zapatos y sonreia.
– Ya veo que cuando eres la futura reina, no sales en busca de accesorios sino que los accesorios vienen a ti.
Daphne se paseaba entre los muestrarios de ropa que habian enviado a palacio varias tiendas y disenadores de moda.
– Con la ropa, pasa lo mismo -comento estudiando una chaqueta de cachemir azul palido-. Esto es increible.
– Para que lo sepas, te odio por no tener la misma talla de zapatos que yo -bromeo su ahora cunada admirando un par de preciosas sandalias.
La ropa habia comenzado a llegar hacia tres dias. Al principio, Daphne la habia almacenado en la habitacion vacia que habia junto a la suite que compartia con Murat, pero esa estancia pronto se lleno.
Al final, pidio permiso para utilizar un salon de conferencias que no se usaba e hizo que llevaran alli todas las ropas junto con algunos sofas y varios espejos.
Vestirse como la esposa del principe heredero era algo muy serio.
– Deberias estar muy contenta. Esta ropa es preciosa -comento Cleo.
– Si -sonrio Daphne levemente.
Sin su hija cerca, que en aquellos momentos estaba durmiendo la siesta, aquella mujer era demasiado observadora. Daphne no sabia que decir. Habia pasado una semana desde que se habia casado con Murat y seguia sintiendose enganada y atrapada.
Fiel a su palabra, habia evitado a Murat todo lo que habia podido y estaba durmiendo en la habitacion de