perder de vista su propia cartera.

– Prada hace bolsos -le dijo mientras se alejaban de la gasolinera en direccion a la interestatal-. Gucci hace bolsos. Eso que tu llevas parece una de esas cosas que regalan cuando uno se compra un calendario de tias.

Ella salto indignada.

– No puedo creer que estuvieras registrandome el bolso.

– Y yo no puedo creer que dejaras que te pagara Ja habitacion de hotel ayer por la noche. No es que estes precisamente en la ruina.

El silencio fue su unica respuesta. Ella se volvio a mirar por la ventanilla. Su pequena estatura, los hombros estrechos, los delicados codos que surgian de las mangas de la enorme camiseta negra… todos esos signos de fragilidad deberian haber despertado los instintos protectores de Dean. No lo hicieron.

– Alguien me vacio las cuentas hace tres dias -dijo ella sin aspavientos-. Por eso estoy ahora en Ja ruina.

– Deja que adivine. Monty, la serpiente.

Ella se tiro distraidamente de la oreja.

– Asi es. Monty, la serpiente.

Estaba mintiendo. Blue no habia dicho ni una palabra sobre las cuentas bancarias cuando habia atacado a Monty el dia anterior. Pero por la triste expresion de su cara estaba claro que alguien le habia robado. Castora necesitaba algo mas que transporte. Necesitaba dinero.

Dean se sentia orgulloso de ser el tio mas generoso del mundo. Trataba a las mujeres con las que salia como si fueran reinas y les hacia buenos regalos cuando su relacion terminaba. Nunca habia sido infiel y era un amante desinteresado. Pero el antagonismo de Blue reprimia su tendencia natural a abrir la cartera. Le dirigio una mirada a su cabello revuelto y a esa pobre excusa de ropa. No era precisamente una mujer imponente, y bajo circunstancias normales, jamas se habria fijado en ella. Pero la noche anterior, ella habia levantado una senal de stop bien grande y el juego habia comenzado.

– ?Y que vas a hacer? -le pregunto.

– Bueno… -Blue se mordisqueo el labio inferior-. La verdad esque no conozco a nadie en Kansas City, pero tengo una companera de universidad que vive en Nashville. Y ya que vas a pasar por alli

– ?Quieres que te lleve a Nashville? -Lo hacia parecer como si le hubiera pedido que la llevara a la luna.

– Si no te importa…

No le importaba lo mas minimo.

– No se. Nashville esta muy lejos, y tendria que pagarte las comidas y otra habitacion de hotel. A menos que…

– ?No pienso acostarme contigo!

El le dirigio una sonrisa perezosa.

– ?Es que solo piensas en el sexo? No pretendo lastimar tus sentimientos, pero, francamente, te hace parecer bastante desesperada.

Era un truco demasiado manido, y ella se nego a morder el anzuelo. Asi que se puso unas gafas de sol baratas de aviador que le hacian parecer Bo Peep a punto de pilotar un F-18.

– Tu solo conduce y sigue tan guapo como siempre -dijo ella-. No hay necesidad de que te exprimas el cerebro dandome conversacion.

Tenia mas temple que ninguna mujer que hubiera conocido.

– La cosa es, Blue, que no soy solo una cara bonita, tambien soy un hombre de negocios, con lo cual espero ver los frutos de mi inversion. -Deberia sentirse tan jodidamente ofendido como sonaba, pero en realidad estaba disfrutando demasiado.

Tienes un retrato original de Blue Bailey -dijo ella-. Tambien tienes un vigilante para tu coche y una guardaespaldas que alejara a tus admiradores. Honestamente, deberia cobrarte. Creo que lo hare. Doscientos dolares hasta llegar a Nashville.

Antes de que el pudiera soltarle lo que pensaba de esa idea, SafeNet los interrumpio. Hola Boo, soy Steph,

Blue se inclino hacia el microfono.

– Boo, demonios. ?Que has hecho con mis bragas?

Se hizo un largo silencio. Dean la miro furioso.

– Ahora no puedo hablar, Steph. Estoy oyendo un audiobook, y estaban a punto de matar a alguien a punaladas.

Castora se bajo un poco las gafas mientras el desconectaba la conexion y lo miro burlona por encima de la montura.

– Lo siento. Estaba aburrida.

El arqueo una ceja. La tenia a su merced, pero se negaba a ceder. Intrigante.

Dean subio el volumen de la radio y tarareo una cancion de Gin Blossoms mientras llevaba el ritmo con la mano sobre el volante. Blue, sin embargo, permanecia perdida en su mundo. Ni siquiera protesto cuando el cambio de emisora despues de que Jack Patriot hiciera su aparicion cantando «?Por que no sonreir?»

Blue apenas oia la radio de fondo. Estaba tan fuera de su elemento con Dean Robillard que perfectamente podrian estar en universos diferentes. El truco consistia en que el no se diera cuenta de que ella lo sabia. Se pregunto como se habria tomado la mentira sobre Monty y las cuentas bancarias. El no habia demostrado reaccion alguna, asi que era dificil saberlo, pero ella no podia soportar que supiera que su madre era la responsable.

Virginia era la unica pariente de Blue, asi que era normal que hubiera puesto sus cuentas a nombre de las dos. Su madre seria la ultima persona capaz de robarle. Virginia era feliz comprando sus ropas en el Ejercito de Salvacion y durmiendo en los sofas de los amigos cuando estaba en Estados Unidos. Solo una crisis humanitaria de proporciones epicas podria haber hecho que cogiera el dinero de Blue.

Blue habia descubierto el robo el viernes, hacia tres dias, cuando habia intentado usar la tarjeta en un cajero automatico. Virginia le habia dejado un mensaje en el buzon de voz.

«Carino, solo tengo unos minutos. Te cogi el dinero de las cuentas. Te escribire tan pronto como te lo pueda explicar todo.» Su madre rara vez perdia el control, pero la voz dulce y suave de Virginia se habia quebrado. «Perdoname, carino. Estoy en Colombia. Un grupo de chicas con las que he estado trabajando fue secuestrada ayer por una de esas bandas armadas. Seran violadas y forzadas a convertirse en asesinas como ellos. Yo… no puedo dejar que eso ocurra. Puedo comprar su libertad con tu dinero. Ya se que esto es un abuso de confianza imperdonable por mi parte, carino, pero tu eres fuerte y ellas no. Por favor, perdoname y… y recuerda cuanto te quiero.»

Blue miraba sin ver el paisaje llano de Kansas. No se habia sentido tan indefensa desde que era nina. El dinero que le habia proporcionado la unica seguridad que nunca antes habia conocido se habia convertido en el pago de un rescate. ?Como podria empezar de nuevo con tan solo dieciocho dolares en la cartera? Ni siquiera le llegaba para pagarse unos nuevos folletos publicitarios. Se sentiria mejor si pudiera desahogarse con Virginia y gritarle, pero su madre no tenia telefono. Si necesitaba uno, sencillamente lo pedia prestado.

«Tu eres fuerte y ellas no.» Blue habia crecido oyendo cosas como esas. «Tu no tienes que vivir con miedo. Tu puedes hacer lo que quieras. Tu no tienes por que preocuparte de que los soldados fuercen la entrada de tu casa y te lleven a prision.»

Blue tampoco tenia que preocuparse de que los soldados le hicieran cosas mucho peores que esa.

Nunca pensaba en lo que su madre habia tenido que soportar en una prision

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