centroamericana. Su dulce y amable madre habia sido victima de lo indecible, pero se habia negado a vivir con odio. Todas las noches rezaba por las almas de los hombres que la habian violado.

Blue miro a Dean desde el asiento del pasajero, un hombre para el que ser irresistible era una forma de vida. Lo necesitaba en ese momento, y puede que no haber caido directamente a sus pies fuera un elemento a su favor, aunque uno muy fragil. Todo lo que tenia que hacer era mantenerlo interesado, y al mismo tiempo no perder la ropa hasta llegar a Nashville.

En el area de descanso de una carretera al oeste de San Luis, Dean observaba como Blue llamaba por el movil mientras se apoyaba en una mesa. Le habia dicho que iba a llamar a su antigua companera de universidad de Nashville para quedar con ella al dia siguiente, pero acababa de patear una parrilla y luego habia cerrado de golpe el telefono antes de meterlo en el bolso. Se sintio animado. El juego no habia acabado despues de todo.

Algunas horas atras habia cometido el error de contestar la llamada de Ronde Frazier, un viejo companero de equipo que vivia en San Luis. Ronde habia insistido en que se reunieran esa noche con otros jugadores que vivian en esa zona. Como Ronde le habia cubierto las espaldas durante cinco temporadas, no podia negarse a ir, aunque eso echara a perder sus planes con Blue. Pero parecia que las cosas no se estaban resolviendo de la manera que ella queria. El se percato de su expresion malhumorada y de como volvia con renuencia hacia el.

– ?Algun problema? -dijo el.

– No. Ninguno. -Agarro la manilla de la puerta y luego dejo caer la mano-. Bueno, puede, pero no tiene importancia. Nada que no pueda resolver.

– ?Crees que has resuelto bien las cosas hasta ahora?

– Podrias apoyarme de vez en cuando. -Abrio con fuerza la puerta del coche y lo miro por encima del techo-. Tiene el telefono desconectado. Al parecer, se mudo, pero no me lo dijo.

La vida le acababa de brindar una nueva oportunidad. Era asombroso lo que lo satisfacia tener a una mujer como Blue Bailey a su merced.

– Lamento oir eso -dijo el con aparente sinceridad-. ?Que vas a hacer ahora?

– Ya pensare algo.

Cuando se incorporo a la interestatal, decidio que era una pena que la senora O'Hara no le respondiera al telefono o podria haberle dicho que iba de camino a la granja y que llevaba consigo a su primer invitado.

– He estado considerando todos tus problemas, Blue. -Adelanto a toda velocidad a un descapotable rojo-. Esto es lo que he pensado…

4

April Robillard cerro su correo electronico. ?Que diria Dean si conociera la verdadera identidad de su ama de llaves? Ni siquiera queria pensar en ello.

– Quieres que conectemos el horno, ?no, Susan?

«No, tio, quiero que conectes los geranios y freir el jardin.»

– Si, conectalo tan pronto como puedas.

Paso por encima de los restos del empapelado que los pintores habian quitado de las paredes de la cocina. Cody, que era mas joven que su hijo, no era el unico de los trabajadores que inventaba excusas para hablar con ella. Puede que tuviera cincuenta y dos anos, pero los chicos no lo sabian y revoloteaban a su alrededor como si ella fuera un potente generador de vibraciones sexuales. Pobres chicos. ella ya no se entregaba con tanta facilidad.

Cogio su iPod para ahogar el ruido de las obras con rock, pero antes de poder ponerse los auriculares, Sam, el carpintero, asomo la cabeza por la puerta de la cocina.

– Susan, ven a revisar los cuartos de bano de la primera planta. Dime si te parece bien como quedan los extractores de aire.

Ya habia revisado los extractores de aire esa misma manana con el, pero aun asi lo siguio por el vestibulo, sorteando un compresor y un monton de telas. La casa se habia edificado a principios del siglo XIX y la habian rehabilitado en los anos setenta, epoca en la que habian hecho las instalaciones de fontaneria, electricidad y aire acondicionado. Por desgracia esa modernizacion habia incluido tambien un cuarto de bano con los azulejos en color verde aguacate y la pobre decoracion de la cocina: parquet barato y suelos de vinilo en color dorado que ahora estaban sucios y agrietados por el uso. Durante los ultimos dos meses, se habia dedicado a modificar esos errores y a restaurar el lugar tal como deberia ser, una granja tradicional lujosamente modernizada.

El brillante sol de primera hora de la tarde se filtraba a traves de las nuevas vidrieras, iluminando las particulas de polvo que flotaban en el aire, pero lo peor de la reforma ya habia terminado. Sus sandalias de tacon con pedreria repicaron en el suelo de madera del vestibulo. Sus brazaletes tintinearon. Incluso en medio de toda esa suciedad y desorden, le gustaba vestir con elegancia.

A la derecha habia un comedor que una vez habia sido una sala, y a la izquierda habia una sala recientemente anadida. El porche y la casa de piedra estaban construidos en estilo federal, pero los anadidos posteriores en otros estilos habian dado como resultado una mezcolanza. Y ella habia mandado tirar algunas paredes para que la casa resultara mas espaciosa.

– Para largas duchas, se necesita un buen extractor que elimine el vapor -dijo Sam.

A Dean le gustaba tomar largas duchas calientes. O por lo menos eso recordaba de su adolescencia, aunque por lo poco que sabia de el, muy bien podria haberse convertido en uno de esos hombres que se daban duchas cortas y se vestian en cinco minutos. Era doloroso no conocer apenas nada de su unico hijo, pero a esas alturas ya deberia estar acostumbrada.

Varias horas mas tarde April logro escabullirse lejos del ruido. Cuando salio por la puerta lateral, aspiro el aroma de esa tarde de finales de mayo. La brisa traia el olor a abono de una granja cercana junto con la fragancia de la madreselva que crecia al borde del camino que conducia a la granja. Se abrio paso entre las azucenas crecidas, los descuidados arbustos de peonias y los enmaranados rosales que seguramente habian sido plantados por las abnegadas campesinas demasiado ocupadas con el cultivo de las judias y el maiz que mantendrian a su familia hasta el final del invierno, como para encima tener que preocuparse por las plantas decorativas.

Se detuvo un momento para examinar el huerto donde ahora crecian las malas hierbas y que anos antes estaba distribuido en cuadrados sin sentido comunes en las casas rurales. Mas alla, en la parte trasera de la casa, se habia despejado una amplia zona donde los carpinteros pronto comenzarian a levantar un porche cerrado. En una de las esquinas, habia escrito las iniciales A R en letra pequena, como una prueba fehaciente de que ella habia estado alli. Uno de los pintores de la planta superior la miro desde la ventana. Ella se aparto el pelo rubio de la cara y se apresuro a atravesar la vieja verja de hierro antes de que alguien intentase detenerla con mas preguntas innecesarias.

La granja, que se conocia con el nombre de granja Callaway, se asentaba en un suave valle rodeado de colinas. En otros tiempos habia sido una prospera granja de caballos, pero ahora los unicos animales que vagaban por los setenta y cinco acres de la propiedad eran venados, ardillas, mapaches y coyotes. La finca, que contaba con pastos y bosques, tambien poseia un granero, una casita de invitados y un estanque que se nutria de las lluvias primaverales. Una vieja parra, crecida y abandonada como todo lo demas, marcaba el final del camino adoquinado. Habia un banco de madera que habia sido utilizado por Wilma Callaway, la ultima ocupante de la granja, para sentarse a descansar al acabar la larga jornada. Wilma habia muerto el ano anterior con noventa y un anos. Dean le habia comprado la granja a un pariente lejano.

April conocia detalles de la vida de su hijo a traves de una complicada red de contactos. Asi era como se habia enterado de que el tenia intencion de contratar a alguien para que supervisara la

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