hueso del tobillo, despertando una zona erogena que ella ni siquiera sabia que existia. El se tomo su tiempo para recorrerle las piernas desnudas con las manos. A Blue se le puso la piel de gallina. Esperaba que llegara al dobladillo de los pantalones cortos, pero se sintio frustrada cuando lo bordeo para levantar la parte trasera de la camiseta.
– Un tatuaje de prision -gruno el-. Tal como sospechaba.
– Bebi demasiado en una excursion del colegio, y cuando me desperte…
Los dedos de Dean se detuvieron en la suave curva de la espalda, justo encima de la cinturilla de los pantalones cortos.
– Ahorrese saliva. Sabe que significa esto, ?no?
– ?Que no podre ir a mas excursiones del colegio?
– No. Tengo que cachearla sin ropa.
– Oh, por favor, eso no.
– No se resista o tendre que ponerme duro. -Le deslizo las manos debajo de la camiseta, le levanto el sujetador, y arrastro los pulgares por los pezones de Blue. Ella gimio y dejo caer los brazos.
Dean le pellizco los pezones.
– ?Acaso he dicho que pueda moverse?
– Lo siento. -Si continuaba asi iba a morir de extasis. De alguna manera consiguio levantar los brazos, que parecian de goma, hasta la posicion anterior. El le abrio la cremallera y le bajo los pantalones cortos y las bragas hasta los tobillos. El aire fresco le rozo la piel desnuda. Apreto la cara contra el duro tronco del arbol mientras le tocaba el trasero, amasandolo, rozando la hendidura de sus nalgas con los pulgares, como probando hasta donde le dejaria ella llevar ese juego taimado.
Al parecer, muy lejos.
Al final, cuando ella ya estaba loca de necesidad, cuando apenas se mantenia en pie, Blue oyo el sonido de la cremallera de Dean.
– Y por ultimo… -dijo el con voz ronca.
Entonces la giro hacia el y se quito los calzoncillos y los pantalones cortos de una patada. Tenia los ojos entrecerrados, oscuros de deseo. Como si pesara menos que una pluma, la tomo en brazos y le apoyo la espalda contra el tronco del arbol. Le abrio las piernas y se acomodo entre ellas. Ella le rodeo las caderas con las pantorrillas y entrelazo los brazos alrededor de la firme columna de su cuello. Dean la abrio con los dedos, explorando su deseo, y, al fin, reclamo lo que era, en ese momento, indiscutiblemente suyo.
Era tan fuerte que mientras la penetraba profundamente, se aseguro de que el aspero tronco no le danara la piel. Blue enterro la cara en el cuello de Dean, tomo aire y llego al climax mucho antes de lo que queria. El esperaba mas de ella. Despues de dejarla descansar un momento, siguio moviendose en su interior, llenandola, incitandola, ordenandole que se uniera a el.
El agua de la cascada fluia junto a ellos. El sonido del chorro cristalino se mezclaba con sus entrecortadas respiraciones, con sus asperas ordenes y sus roncas palabras de carino. Sus bocas se amoldaron, tragandose las palabras. El le apreto el trasero. Una embestida mas y ellos, tambien, se unieron a la corriente.
Luego no dijeron nada. Cuando volvieron sobre sus pasos, el se adelanto a ella que, asombrada, sintio que se le llenaban los ojos de lagrimas. Esos viejos sentimientos de querer pertenecer a alguien habian arraigado en su alma de nuevo.
Dean camino mas rapido, aumentando la distancia entre ellos. Blue lo comprendia demasiado bien. Dean entraba y salia de las relaciones como otros se cambiaban de chaqueta. Amigos, amantes…, eso era facil. Cuando una relacion llegaba al final, habia una larga cola de mujeres esperando para iniciar otra.
Dean se giro y la llamo…, le grito algo sobre que se le habia abierto el apetito. Ella se forzo a sonreir, el placer del encuentro habia desaparecido. Lo que habia comenzado como un absurdo juego sexual habia dejado sus sentimientos tan fragiles e indefensos como los de la nina que habia sido una vez.
Al dia siguiente, Blue recibio una carta de Virginia reenviada desde Seattle. Cuando Blue la abrio, encontro una foto dentro. Seis chicas con ropas mugrientas y sonrisas llorosas posaban delante de un sencillo edificio de madera en medio de la selva. Su madre estaba de pie en el medio, parecia exhausta y triunfante. En el dorso, Virginia habia escrito un escueto mensaje: «Estan a salvo. Gracias.» Blue contemplo la foto durante mucho tiempo. Mientras observaba la cara de cada una de las chicas que su dinero habia salvado, se olvido de su resentimiento.
La tarde del jueves, cuatro dias despues de la excursion a las Smokies y dos dias antes de la fiesta de Nita, Blue dio los ultimos retoques a las paredes. Los murales no guardaban mas que un superficial parecido con los dibujos originales, pero tampoco se parecian a los empalagosos paisajes que habia pintado en la universidad. Estos le gustaban mas -aunque eran inadecuados-, pero no pensaba borrarlos.
Todos habian cumplido la orden de mantenerse alejados del comedor, y habia programado la inauguracion para el dia siguiente por la manana. Se enjugo el sudor de la frente con la manga. El aire acondicionado se habia averiado esa manana, y a pesar del ventilador portatil y las ventanas abiertas del comedor, tenia calor y nauseas. Se sentia un poco asustada, ?y si…? No, no pensaria en eso hasta despues de la fiesta de Nita. Se separo la camiseta humeda del cuerpo y se quedo quieta para observar el desastroso e inapropiado trabajo. Jamas habia pintado nada que le gustara mas.
Habia terminado de difuminar -usando un trozo de gasa para aclarar algunas sombras- y habia comenzado a limpiar los materiales cuando oyo unos coches aproximandose a la casa. Se asomo por la ventana abierta y vio que dos grandes limusinas blancas se detenian en el camino de entrada. Se abrieron las puertas y salio un grupo de gente guapa. Los hombres eran enormes, con gruesos cuellos, biceps protuberantes e imponentes torsos. A pesar de las diferencias en el color de la piel y los peinados de las mujeres, podrian haber salido de una fabrica de clonacion de gente joven y guapa. Llevaban gafas de sol caras sobre la cabeza, bolsos de diseno en la mano, y ropas provocativas que mostraban sus cuerpos agiles. La verdadera vida de Dean Robillard acababa de llamar a la puerta.
Dean se habia marchado de nuevo a la cercana granja de caballos, April y Riley estaban haciendo recados y Jack estaba recluido en la casita de invitados componiendo una cancion. Nita se habia quedado en su casa por una vez. Blue se deshizo la coleta floja, se peino el pelo sudoroso con los dedos y volvio a recogerselo en una coleta alta. Cuando aparto a un lado el plastico y salio al vestibulo, oyo las voces de las mujeres a traves de la mosquitera de tela metalica.
– No esperaba que fuera algo… tan rural.
– Tiene un granero y todo.
– Mira por donde pisas, amiga. No veo vacas, pero eso no quiere decir que no las haya en alguna parte.
Cuando Blue salio al porche, las mujeres repararon en su apariencia desaseada: los pantalones cortos y la camiseta, raidos y manchados con restos de pintura. Un hombre con el cuello como el tronco de un arbol y los hombros mas anchos que habia visto nunca se acerco a ella.
– ?Donde esta Dean?
– Salio a mirar unos caballos, pero deberia estar de vuelta en una hora mas o menos. -Se limpio las palmas de las manos en los pantalones cortos-. El aire acondicionado esta estropeado, pero podeis sentaros en el porche trasero para esperarlo.
La siguieron a traves de la casa. El porche, con el nuevo suelo de pizarra gris, tenia, las paredes recien pintadas de blanco y el techo muy alto; era la estancia mas fresca y espaciosa despues del comedor. Tres elegantes ventanas paladianas horadaban las paredes, proyectando sombras moteadas sobre las sillas de mimbre y la mesa de hierro forjado negro que habia llegado unos dias antes. Los cojines de color verde claro contrastaban con el negro y conferian un aire elegante al acogedor espacio.
Habia cuatro hombres y cinco mujeres. Ninguno de ellos perdio el tiempo en
