– ?Acaso no es asi?

– Solo como medio para poder transmitir mi mensaje.

– Te creo.

Estaba claro que no la creia. Lo miro, sabiendo que lo que tendria que hacer era pasar de aquella cuestion.

– ?Eso es todo lo que quieres de tu vida, permanecer bajo los focos?

– Ahorrame tus conferencias sobre crecimiento personal. No estoy interesado.

– No pensaba darte una conferencia.

– Fifi, vives para esas conferencias. Las conferencias son como el aire para ti.

– ?Y eso hace que te sientas amenazado?

– Todo lo que tiene que ver contigo es una amenaza para mi.

– Gracias.

– No era un cumplido.

– Crees que soy una engreida, ?verdad?

– Me parece que tienes cierta tendencia a serlo.

– Solo en lo que a ti respecta, y lo hago de forma deliberada. -Intento que no se notase que estaba disfrutando con aquella esgrima verbal.

Giraron por una calle estrecha que parecia incluso mas antigua y pintoresca que las anteriores.

– Asi pues, ?las Cuatro Piedras Angulares fueron una revelacion divina o las leiste en una tarjeta de felicitacion en algun lado?

– Fue cosa de Dios -respondio ella, dando por imposible su intento de mantenerse distante-. Aunque no fue una revelacion. Cambiamos de ciudad muchas veces cuando era nina. Eso me hizo sentirme bastante sola, pero me dio tiempo para observar a la gente. Cuando creci, desempene diferentes trabajos para pagarme la universidad. Lei y mantuve los ojos abiertos. Observe que la gente tenia exito y luego fracasaba, en sus trabajos y en sus relaciones personales. Las Cuatro Piedras Angulares surgieron de esas observaciones.

– Supongo que la fama no te llego al instante.

– Empece escribiendo sobre lo que observaba cuando estudie el postgrado.

– ?Trabajos academicos?

– Al principio si. Pero lo consideraba demasiado limitador, asi que extracte mis ideas para algunas revistas femeninas, y de ahi nacieron las Cuatro Piedras Angulares. -Se trataba de un resumen somero, pero le agradaba hablar de su trabajo-. Empece utilizando esas lecciones en mi propia vida, y me gustaron los resultados, el modo en que hacia que me sintiese mas centrada. Organice algunos grupos de discusion en el campus. Parecian ayudar a la gente, y no tardaron en crecer. Un editor acudia a uno de ellos, y de ahi partio todo.

– Te gusta lo que haces, ?verdad?

– Me encanta.

– Entonces tenemos algo en comun, despues de todo.

– ?De verdad disfrutas con los papeles que interpretas?

– Lo ves, de nuevo ese toque altivo.

– Me resulta dificil imaginar que alguien disfrute con un trabajo que glorifica la violencia.

– Olvidas que al final suelo morir, lo que convierte a mis peliculas en moralejas morales. Deberian gustarte.

La multitud les salio al paso cuando llegaron a la piazza. Ella miro alrededor, a los puestos callejeros, que exhibian su mercancia en cestos de los que sobresalian frutas y verduras como si fuesen brillantes juguetes. Potes con especias llenaban el aire de aromas, junto a las ristras de ajo y los pimientos. Los vendedores ambulantes ofrecian panuelos de seda y bolsos de piel. Coloreados paquetes de pasta descansaban junto a botellas de aceite de oliva con forma de perfumes. Paso junto a una carretilla cargada con pastillas de jabon de color tierra aromatizadas con lavanda, semillas de amapola y ralladura de limon. Cuando se detuvo para oler los jabones de lavanda, le echo un vistazo a Ren, que estaba contemplando una jaula de pajaros. Penso en otros actores que conocia. Les habia oido hablar de como tenian que buscar en su interior para encontrar las semillas necesarias para interpretar un determinado personaje, y se pregunto si Ren encontraba en su interior aquello que le permitia interpretar los papeles de malvado de forma tan convincente. ?Los restos de unos sentimientos forjados en una infancia conflictiva?

Cuando se le acerco, el hizo un gesto hacia los canarios.

– No estoy pensando en cargarmelos, si es eso lo que te preocupa.

– Supongo que dos pajarillos no suponen reto suficiente para ti. -Ella toco el cerrojo de la jaula-. No le des demasiada importancia pero, hablando objetivamente, me pareces un actor estupendo. Apuesto a que serias capaz de interpretar el papel de un gran heroe si te lo propusieses.

– ?Otra vez con eso?

– ?No seria hermoso salvar a una chica, para variar, en lugar de acabar con ella?

– No se trata siempre de mujeres. Soy una bestia equitativa. Y ya trate de salvar a una en una ocasion, pero no funciono. ?Has visto por casualidad Noviembre es el momento?

– No.

– Ni tu ni nadie. Interprete a un noble pero ingenuo doctor que se ve envuelto en una trama medica mientras lucha por salvar la vida de la heroina. Fue un fracaso.

– Tal vez fallaba el guion.

– O tal vez no. -La miro-. Esa es la leccion que he aprendido de la vida, Fifi: hay quien ha nacido para interpretar al heroe y quien ha nacido para interpretar al malo. Luchar contra tu destino hace que la vida sea mas dura de lo que tendria que ser. Aparte de eso, la gente recuerda durante mas tiempo al malvado y se olvida pronto del heroe.

Si no hubiese apreciado aquel deje de dolor en su rostro el dia anterior, tal vez lo habria dejado correr, pero rebuscar en la psique de las personas era su segunda obsesion.

– Hay una enorme diferencia entre interpretar al malo en la pantalla e interpretarlo en la vida real, o como minimo sentir que uno lo es.

– No eres muy sutil. Si quieres saber cosas de Karli, preguntame directamente.

Ella no habia pensado solo en Karli, pero no le contradijo.

– Quiza necesites hablar de lo que ocurrio. La oscuridad pierde parte de su poder cuando viertes sobre ella algo de luz.

– Esperame aqui un momento, ?vale? Tengo que ir a vomitar.

Isabel no se sintio ofendida. Se limito a bajar la voz y hablar con mayor suavidad.

– ?Tuviste algo que ver con su muerte, Ren?

– No vas a cerrar la boca, ?verdad?

– Me has dicho que te preguntase. Pues te pregunto.

El le dedico una encendida mirada, pero no siguio caminando.

– Ni siquiera habiamos hablado desde hacia un ano. Y cuando nos veiamos, ninguno de los dos demostraba demasiada pasion. No se mato por mi culpa. Murio porque era drogadicta. Por desgracia, los periodistas menos escrupulosos querian una historia mas sensacionalista, asi que se la inventaron, y como nunca he desmentido ni confirmado nada de lo que dijeron de mi en la prensa, ni siquiera he podido lamentar su perdida. ?Acaso podria?

– Claro que puedes. -Isabel rezo una rapida plegaria por el alma de Karli Swenson, solo unas pocas palabras, pero, habida cuenta de su actual vacio espiritual, agradecio poder siquiera rezar un poco-. Lamento que hayas tenido que pasar por eso.

La grieta en su armadura de autoproteccion habia sido muy pequena, y no tardo en recuperar sus aires de malvado.

– No necesito tu empatia. La mala prensa no hace sino aumentar mi atractivo profesional.

– Touche. Me retracto.

– No vuelvas a hacerlo. -La agarro del brazo para conducirla entre la multitud.

– Si algo he aprendido, es a no contrariar a nadie que lleve una rinonera.

– Graciosa.

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