corto y sus suaves rasgos podria haber pertenecido a una mujer, de no haber sido por el pequeno pene. El chico era alto, con los delgados brazos colocados a los lados, y las piernas tenian unas diminutas protuberancias a modo de rodillas. Los pies, aprecio Isabel, eran un poco grandes en relacion con la cabeza.

– El hecho de ser un desnudo hace de esta estatua algo inusual -dijo Ren-. No lleva joya alguna que indique su estatus social, lo cual era importante para los etruscos. Probablemente se trate de una figura votiva.

– Es extraordinaria.

– Un agricultor la encontro en el siglo XIX, y la utilizo como atizador para la chimenea hasta que alguien reconocio lo que era.

– Imaginate, una tierra donde la gente puede encontrar cosas como esta mientras trabaja la tierra.

– Las casas de toda la Toscana tienen escondites secretos con objetos etruscos y romanos guardados en los armarios. Tras unos cuantos vasos de grapa, los propietarios suelen ensenarlas.

– ?Tienes un escondite de esos en la villa?

– Por lo que se, los objetos que coleccionaba mi tia estan a la vista. Ven a cenar manana y te los ensenare.

– ?Cenar? ?Que tal comer?

– Temes que me transforme en vampiro por la noche?

– Deberias saberlo.

El rio.

– Ya he tenido suficientes urnas funerarias por hoy. Vamos a comer.

Ella echo un ultimo vistazo ala escultura. Los conocimientos de historia de Ren la contrariaban. Preferia la imagen oficial que se habia formado de el como alguien sexual en exceso, egocentrico y solo moderadamente inteligente. Aun asi, dos aciertos de tres no estaba mal.

Media hora despues, estaban tomando chianti en la terraza de un restaurante. Beber y comer parecia algo muy hedonista, pero estaba acompanada por Lorenzo Gage. Ni siquiera aquellas estupidas prendas y las gafas de sol podian ocultar su decadente elegancia.

Unto un gnocchi en la salsa de aceite de oliva, ajo y salvia fresca.

– Voy a ganar cuatro kilos con esta comida.

– Tienes un cuerpo muy bonito. No te preocupes. -Ren se zampo otra de las almejas que habia pedido.

– ?Un cuerpo bonito? Lo dudo.

– No olvides que lo he visto, Fifi. Estoy capacitado para opinar.

– ?Vas a empezar de nuevo?

– Tranquilizate, ?de acuerdo? Hablas como si hubieses matado a alguien.

– Tal vez mate una parte de mi alma.

– Que exagerada eres.

La expresion de aburrimiento de Ren la encendio.

– Viole todo aquello en lo que creo. El sexo es sagrado, y no me gusta ser hipocrita.

– Dios, debe de ser muy duro ser como eres.

– Es una especie de halago, ?no?

– Me limitaba a senalar lo duro que ha de ser mantenerse en la estrecha senda de la perfeccion.

– De mi se han mofado mejores tipos que tu, y me he mostrado inmune. La vida es algo precioso. No me parece bien limitarse a pasar por ella sin mas.

– Bueno, cargar con ella tampoco parece lo adecuado, ?no? Por lo que he podido ver, eres desgraciada, estas arruinada y no tienes trabajo.

– ?Y donde te ha llevado a ti tu filosofia de vive-el-momento? ?Que has dado tu al mundo de lo que puedas sentirte orgulloso?

– Le he dado a la gente unas cuantas horas de entretenimiento. Es bastante.

– Pero ?que es lo que a ti te importa?

– ?Ahora mismo? La comida, el vino y el sexo. Las mismas cosas que a ti. Y no trates de denigrar el sexo. Si no fuese importante, no habrias dejado que te llevase a la cama.

– Habia bebido, y esa noche no tuvo nada que ver con el sexo, sino con que me sentia confusa.

– Tonterias. Ademas, no habias bebido tanto. Tuvo que ver con el sexo. -Alzo una ceja-. El sexo nos une.

– Te equivocas.

– Entonces ?que estamos haciendo aqui ahora?

– Estamos consolidando una especie de extrana amistad, eso es todo. Dos americanos en un pais extranjero.

– Esto no es una amistad. Ni siquiera nos caemos demasiado bien. Lo que hay entre nosotros es un chisporroteo.

– ?Un chisporroteo?

– Si, un chisporroteo. -Ren pronuncio la palabra como si fuese una caricia.

Un ligero escalofrio recorrio la espalda de Isabel, lo que le ofrecio la posibilidad de mostrarse ofendida.

– Yo no siento ningun chisporroteo, como lo llamas.

– Ya me he dado cuenta. -Bueno, se lo habia puesto facil-. Pero quieres sentirlo. -De repente parecia muy italiano-. Y estoy preparado para ayudarte.

– Me conmueves.

– Lo unico que digo es que me gustaria tener una segunda oportunidad contigo.

– No lo dudo.

– No quiero que haya maculas en mi expediente laboral, y soy consciente de que no lleve a buen termino el trabajo para el que me contrataste.

– Estoy esperando que me devuelvas el dinero.

– Va contra la politica de la empresa. Solo aceptamos cambios. -Sonrio-. ?No estas interesada?

– En absoluto.

– Crei que la sinceridad era un punto basico de las Cuatro Piedras Angulares.

– ?Quieres sinceridad? De acuerdo. Admito que eres un hombre guapo. Deslumbrante, de hecho. Pero del modo en que lo son las fantasias y las peliculas. Supere ese tipo de fantasias cuando tenia trece anos.

– ?Y desde entonces arrastras tus problemas sexuales?

– Espero que hayas acabado de comer, porque yo si he acabado. -Lanzo la servilleta sobre la mesa.

– Te creia lo bastante evolucionada como para no sucumbir a un arranque de mal humor.

– Creiste mal.

– Todo lo que te propongo es que amplies un poco tus miras. Tu nota biografica decia que tienes treinta y cuatro anos. ?No crees que eres un poco mayor para acarrear tanto equipaje?

– No tengo problemas sexuales.

Sus famosas cejas arqueadas la incomodaban. El hizo una mueca.

– Guiado por la intencion de ayudar a otro ser humano, una filosofia que tu deberias apreciar, estoy preparado para trabajar contigo en cada uno de esos problemas.

– Dejalo ya. Estoy intentando recordar si alguna vez me han ofrecido algo mas insultante…

El sonrio.

– No es un insulto, Fifi. Me excitas. En la combinacion de un buen cuerpo, un cerebro de primera clase y una personalidad altiva hay algo que me resulta irresistible.

– Me conmueves de nuevo.

– Cuando ayer nos encontramos en el pueblo, fantasee con verte desnuda otra vez, y espero no ser demasiado explicito, abierta de piernas. -La lenta sonrisa que fue esbozando tenia un deje jugueton mas que malicioso. Se lo estaba pasando de maravilla.

– Ya… -Quiso mostrarse sofisticada, en plan Faye Dunaway de joven, pero no lo logro. Ese hombre era sexo embotellado, incluso cuando vestia de modo estrafalario. Siempre habia admirado a la gente que tenia claros sus objetivos, asi que lo mas inteligente era que la racional doctora Favor tomase el control-. Me estas proponiendo que mantengamos una relacion sexual.

El se paso el pulgar por el lado de la boca.

– Lo que propongo es que pasemos todas las noches de las siguientes semanas dedicandonos a acariciarnos y

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