La madre de los ninos se paso el bebe al otro lado de la cadera.

– La unica manera en que puedo descender es tumbada de espaldas, asi que sera mejor que vengas aqui. Brittany, ponte inmediatamente las braguitas. Tu cuerpo es privado, ?lo recuerdas?

La pequena de pelo oscuro no habia dudado en desnudarse como una bailarina de striptease. Ren echo un vistazo y escalo la colina como si Denzel Washington y Mel Gibson le persiguiesen. El nino salio tras el, pero cambio de opinion y se dirigio al Maserati aparcado junto a la casa.

– ? Tu tienes delfines? -le pregunto la pequena a Isabel.

– Brittany, eso no esta bien -le dijo su hermana.

Isabel sonrio a ambas y ayudo a la pequena con sus braguitas.

– Delfines no. Solo un poco de encaje.

– ?Puedo ver?

– Me temo que no. Tu madre tiene razon, los cuerpos son privados. -Lo cual era otra buena razon para no volver a compartir el suyo con Ren Gage, aunque no habia hablado de sexo en toda la tarde. Tal vez habia decidido que seria demasiado trabajo. O quizas, al igual que Michael, creia que ella era demasiado.

Cuando Brittany recupero la compostura, Isabel tomo a las ninas de la mano y las llevo colina arriba para intentar no perderse la conversacion que estaba teniendo lugar alli. Se percato de que los gestos de desagrado de Ren no le restaban el menor atractivo.

– Debo de haber olvidado tu llamada avisandome que vendrias, Tracy.

La mujer se puso de puntillas y le beso en la mejilla.

– Bueno, yo tambien me alegro de verte.

Su sedoso cabello oscuro le caia sobre los hombros en cascada. Su piel era blanca como la nieve y bajo sus brillantes ojos azules tenia unas oscuras sombras, como si no hubiese dormido. Llevaba un arrugado aunque moderno vestido premama y unas caras sandalias de tacon bajo. No llevaba bien cuidadas las unas de los pies y las sandalias tenian el tacon gastado. Algo en el modo en que se movia, combinado con la despreocupacion de sus maneras a la hora de vestir, hablaban de dinero con abolengo.

– ?Papi! -El bebe balbuceo en brazos de su madre y extendio sus bracitos hacia Ren, quien se aparto con tal brusquedad que choco con Isabel.

– Relajate -dijo Tracy-. Se lo dice a todos los hombres.

– Bueno, pues ensenale a que no lo haga. ?Que clase de madre le dice a sus hijos que hagan algo tan pervertido como correr hacia un extrano y llamarle…? ?Que palabra utilizaron?

– Me divertia la idea. Aunque me costo cinco pavos por cabeza.

– No ha tenido gracia.

– Para mi si. -Miro a Isabel con interes. Su vientre abultado y sus exoticos ojos la hacian parecer una diosa de la sexualidad y la fertilidad.

Isabel empezo a sentirse un poco intimidada. Al mismo tiempo, aprecio cierto aire de tristeza tras la fachada de despreocupacion de aquella mujer.

– Soy Tracy Briggs. -Le tendio la mano-. Su cara me suena.

– Isabel Favor.

– Claro, es usted. Ahora la reconozco. -Les miro a los dos con curiosidad-. ?Que hace con el?

– He alquilado la casa. Ren es mi casero.

– Sera una broma. -Su expresion dejaba a las claras que no creia una sola palabra-. Solo he leido uno de sus libros, Relaciones sanas en un mundo enfermo, pero me gusto mucho. He… -se mordio el labio inferior- he intentado que no se me fuese la cabeza respecto a lo de dejar a Harry.

– Dime que no has dejado tirado a otro de tus maridos -dijo Ren.

– Solo he estado casada dos veces. -Se volvio hacia Isabel-. Ren sigue enfadado conmigo porque le deje. Pero, la verdad, era un marido horroroso.

Asi que esa era la ex mujer de Ren. Una cosa parecia evidente: cualquier tipo de chispa que hubiese habido entre ellos habia desaparecido. Isabel tuvo la impresion de estar contemplando a dos hermanos discutiendo, no a dos antiguos amantes.

– Nos casamos cuando teniamos veinte anos y eramos estupidos -dijo Ren-. ?Que pueden saber del matrimonio dos personas tan jovenes?

– Yo sabia mas que tu. -Tracy senalo con la barbilla hacia su hijo, que se habia subido al Maserati-. Ese es Jeremy, el mayor. Steffie es la segunda; tiene ocho anos. -Steffie parecia un duendecillo y tenia un ligero aire de ansiedad. Ella y su hermana empezaron a dibujar circulos en la grava con los talones de sus sandalias-. Brittany tiene cinco. Y este es Connor, acaba de cumplir tres, pero sigue sin querer usar el orinal. ?Lo haras algun dia, grandullon? -Palmeo el panal del nino y despues palpo su propia barriga-. Se suponia que Connor tenia que ser nuestro furgon de cola. Pero, sorpresa sorpresa.

– ?Cinco ninos, Trace? -dijo Ren.

– Estas cosas pasan. -Se mordio el labio otra vez.

– Solo tenias tres cuando hablamos hace un mes.

– Hace cuatro meses de eso, y eran cuatro. Nunca prestas atencion cuando te hablo de ellos.

Steffie, la de ocho anos, lanzo un agudo grito.

– ?Una arana! ?Hay una arana!

– No ef una arana. -Brittany se acuclillo sobre la grava.

– ?Jeremy! Sal del…

Pero la orden de Tracy llego demasiado tarde. El Maserati, con su hijo dentro, ya habia empezado a moverse.

Ren echo a correr. Llego abajo justo a tiempo para ver como su caro deportivo chocaba contra una pared de la casa, arrugando el frontal como si fuese una pajarita de papel.

Isabel mejoro la idea que tenia de Ren, ya que saco a Jeremy del coche y comprobo que el nino de once anos no habia sufrido ningun dano antes de inspeccionar los desperfectos del vehiculo. Tracy, mientras tanto, habia descendido la colina dando bandazos, con la barriga y el bebe a cuestas. Isabel se apresuro a sujetarla del brazo antes de que cayese, y se las apanaron para llegar hasta donde se encontraban Ren y el nino.

– ?Jeremy Briggs! Cuantas veces te he dicho que dejes tranquilos los coches de los demas? Ya veras cuando tu padre se entere de esto. -Tracy tomo aire un par de veces' y entonces dejo de contenerse. Bajo los hombros y sus ojos se llenaron de lagrimas.

– ?Una arana! -grito Steffi desde lo alto de la colina, a sus espaldas.

El bebe se percato del llanto de su madre y tambien rompio a llorar.

– ?Una arana! ?Una arana! -grito la nina.

Ren miro a Isabel, su expresion de indefension resultaba comica.

– ?Eh, senor Ren! -Brittany le llamo desde lo alto de la colina-. ?Mirame! -Ondeo sus braguitas como un banderin-. Tambien tengo caballitos de mar.

Tracy dejo escapar un sonoro sollozo, se inclino y se apoyo en el pecho de Ren.

– ?Entiendes ahora por que nos hemos mudado aqui? -le dijo.

– ?Ella no puede hacerme algo asi! -Ren se detuvo para senalar a Isabel como si ella fuese la culpable. Estaban en el salon trasero de la villa, con las puertas abiertas al jardin y los ninos correteando de un lado para otro. Solo Anna parecia feliz. Reia con los ninos, le revolvia el pelo a Jeremy y tenia en sus brazos al bebe. Luego se lo llevo a la cocina para preparar comida para todos.

– ?Ve arriba y dile a Tracy que se vaya! -pidio Ren a Isabel.

– Me temo que no me escucharia. -Se pregunto cuando se daria cuenta Ren de que estaba librando una batalla perdida de antemano. Los personajes que interpretaba en la pantalla tal vez fuesen capaces de eliminar a una mujer prenada y a sus cuatro hijos, pero en la vida real Ren parecia mas bien blando. Lo cual no queria decir, sin embargo, que aquello pareciese bien.

– Llevamos divorciados catorce anos. No puede mudarse aqui con sus cuatro hijos y ya esta.

– Pues parece que lo ha hecho.

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