– No quiero.

– Ire en cualquier caso. Si no, te dormirias y te perderias algo importante. -Abrio la puerta del conductor-. O te aburririas y te daria por arrancarle las patas a un saltamontes o quemarle las alas a una mariposa… ?Que fue lo que hiciste en El carronero?

– No tengo ni idea. -La aparto y fue el quien se sento al volante-. Este coche es una pena.

– No todos podemos permitirnos un Maserati. -Rodeo el coche y se sento en el asiento del pasajero.

El incidente con el seudofantasma de la noche anterior le habia provocado un incomodo grado de ansiedad que ella no podia pasar por alto, por mucho que eso implicase estar con el a solas en un lugar donde ni los vinicultores, ni los ninos ni las amas de llaves podrian interrumpir sus enardecidos besos.

Solo ellos dos. El mero hecho de pensarlo hizo que el corazon le latiese con fuerza. Estaba preparada -mas que preparada-, pero primero necesitaba mantener con el una conversacion seria. A pesar de lo que su cuerpo le decia, su mente sabia que debia marcar ciertos limites.

– He traido algunas cosas para un bonito picnic. Estan en el maletero.

El le dedico una mirada de desagrado.

– Nadie, excepto las chicas, piensan en organizar un picnic mientras vigilan a alguien.

– ?Que crees que traigo?

– No lo se. Comida para vigilancia. Donuts, un termo de cafe y una botella de plastico para hacer pipi.

– Que tonta soy.

– No una botella pequena. Una garrafa.

– Voy a intentar olvidar que soy psicologa.

Ren saludo con la mano a Massimo al tiempo que ponia el coche en marcha para dirigirse hacia la villa.

– Tengo que comprobar si ha llegado el guion de Jenks. Y tambien les hare saber de tu ausencia.

Ella sonrio al verlo desaparecer dentro de la casa. Habia reido mas durante esos pocos dias con Ren Gage que en los ultimos tres anos pasados con Michael. Pero su sonrisa desaparecio al rememorar las heridas provocadas por la rotura de su compromiso. Aun no habian curado, pero le dolian de un modo diferente. No era el dolor de quien tiene roto el corazon, sino el dolor de haber perdido tanto tiempo con algo que no habia ido bien desde el principio.

Su relacion con Michael habia sido como una charca de agua estancada. Sin agitaciones o remolinos ocultos, sin rocas sobresaliendo para obligarles a cambiar de direccion o moverse en un sentido nuevo. Nunca discutian, nunca se retaban. No habia habido excitacion y tampoco -Michael estaba en lo cierto- pasion.

Con Ren todo era pasion… agitada pasion en un oceano lleno de arrecifes. Pero que los arrecifes estuviesen ahi no queria decir que Isabel se dejase arrastrar hasta chocar con uno de ellos.

Ren volvio al coche con gesto agobiado.

– La pequena nudista ha encontrado mi espuma de afeitar y se ha pintado con ella un bikini.

– Muy imaginativa. ?Ha llegado el guion?

– No, maldita sea. Y creo que me he roto un dedo del pie. Jeremy encontro mis pesas y dejo una en las escaleras. No se como Tracy puede con el.

– Creo que la cosa es diferente cuando son tus hijos. -Intento imaginarse a Ren con hijos, y vio deliciosos diablillos capaces de atar a la ninera, lanzar bombas fetidas por doquier y romper todas las antiguedades. Una imagen no muy atrayente.

Le miro.

– Recuerda que tu de nino no eras precisamente una joya.

– Cierto. El psiquiatra al que me envio mi padre cuando tenia once anos dijo que el unico modo que tenia de llamar la atencion de mis padres era haciendo el gamberro. Perfeccione mis malas artes bien pronto para que me iluminasen los focos.

– Y has trasladado la misma filosofia a tu carrera profesional.

– Pues me funciono siendo nino. Todo el mundo recuerda al malo de la pelicula.

No era el momento de hablar de su relacion, pero tal vez si de colocar un pequeno obstaculo en su camino, no para hacerle caer pero si para que fuese mas consciente.

– ?Sabias que desarrollamos ciertas disfunciones siendo ninos porque entendemos que son esenciales para nuestra supervivencia?

– Oh.

– Parte de nuestro proceso de maduracion consiste en superarlas. Por supuesto, la necesidad de llamar la atencion parece un factor comun entre la mayoria de grandes actores, asi pues, en este caso tu disfuncion se convirtio en altamente funcional.

– ?Crees que soy un gran actor?

– Creo que tienes potencial para serlo, pero no seras verdaderamente grande mientras interpretes los mismos papeles.

– Tonterias. Cada papel tiene sus matices, o sea que no digas que son los mismos papeles. Ademas, a los actores siempre les ha gustado interpretar papeles de malo. Les da la oportunidad de sacar cosas reprimidas.

– No estamos hablando de actores en general. Estamos hablando de ti y del hecho de que no desees interpretar otro tipo de papeles. ?Por que?

– Ya te lo he dicho, y es demasiado temprano para discutir.

– Porque creciste con una vision distorsionada de ti mismo. Porque abusaron emocionalmente de ti, y ahora tienes que tener muy clara tu motivacion para elegir ese tipo de papeles. -Otro pequeno obstaculo y le dejaria en paz-. ?Lo haces porque te gusta interpretar a esos sadicos o porque, a cierto nivel, no te sientes digno de interpretar al heroe?

Golpeo con el puno en el volante.

– A Dios pongo por testigo que no volvere a salir nunca mas con una psicologa.

Ella sonrio entre dientes.

– No estamos saliendo. Y corres demasiado.

– Callate.

Hizo una lista mental, que pensaba darle a el, con las Reglas de la Relacion Sana para la Confrontacion Justa, entre las cuales no se encontraba el gritarle a nadie «callate».

Llegaron al pueblo, y al pasar por la piazza se dio cuenta de que varias cabezas se volvian para mirarlos.

– No lo entiendo. A pesar de todos tus disfraces, algunas de las personas del pueblo saben quien eres, pero no te piden autografos. ?No te parece extrano?

– Le dije a Anna que donaria el equipamiento para el patio de la escuela si me dejaban tranquilo.

– Habida cuenta de lo mucho que te gusta llamar la atencion, ocultarte debe resultarte dificil.

– ?Te has levantado con la idea de tocarme las narices o se trata de algo espontaneo?

– Vas demasiado rapido otra vez.

El suspiro.

Dejaron atras el pueblo, y tras unos kilometros abandonaron la carretera principal y tomaron una mucho mas estrecha, donde volvieron a hablar.

– Esta carretera lleva al castillo abandonado que hay en la colina por encima de la casa. Desde alli tendremos una vista decente.

La carretera se hizo mas abrupta a medida que se acercaban. Finalmente, acababa justo donde se iniciaba un sendero, y ahi fue donde Ren aparco. Cuando empezaron a ascender entre los arboles, el agarro las bolsas que llevaba Isabel.

– Por lo menos, no has traido una de esas cursis cestitas para picnic.

– Se unas cuantas cosas sobre operaciones secretas.

El resoplo.

Alcanzaron un claro en lo alto y Ren se detuvo a leer un estropeado cartel con datos historicos sobre el lugar. Ella empezo a explorar y descubrio que las ruinas del castillo no eran las de una unica construccion sino que se trataba de una fortificacion que habia contenido varios edificios. Las parras se enroscaban entre los muros y ascendian por los restos de una torre de observacion. Los arboles crecian entre los derruidos arcos, y las malas hierbas surgian de lo que antano fueron los cimientos de piedra de un establo o un granero.

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