Ren se unio a Isabel para deleitarse con las vistas de los campos y el bosque.

– Esto era un cementerio etrusco antes de que construyesen el castillo -informo.

– Una ruina sobre otra ruina. -Incluso a simple vista podia ver la casa, pero tanto el jardin como el olivar estaban vacios-. No pasa nada.

El miro con los prismaticos.

– No hace tanto que nos hemos ido. Esto es Italia. Necesitan tiempo para organizarse.

Un pajaro salio de su nido en el muro que tenian a sus espaldas. Permanecer tan cerca el uno del otro estorbaba la paz de aquel lugar, por lo que ella se aparto. Piso unos brotes de menta y su suave aroma la envolvio.

Se percato de que habia una seccion del muro con un nicho abovedado. Cuando se acerco, vio que se trataba del abside de lo que habia sido una capilla. Todavia podian apreciarse unos leves trazos de color en lo que quedaba de la boveda: marcas rojizas que debieron de ser carmesi, polvorientas sombras de azul y gastado ocre.

– Que paz hay en este lugar. Me pregunto por que lo abandonarian.

– El cartel habla de una plaga en el siglo XV combinada con los abusivos impuestos de los obispos de los alrededores. O tal vez los echaron los fantasmas de los etruscos enterrados aqui.

De nuevo parecia irritado. Isabel le dio la espalda y miro dentro de la boveda. Las iglesias, por lo general, la calmaban, pero Ren estaba demasiado cerca. Olio el humo y miro alrededor hasta ver su cigarrillo encendido.

– ?Que estas haciendo?

– Solo fumo uno al dia.

– ?Podrias hacerlo cuando yo no este cerca?

El ignoro sus palabras y le dio una profunda calada, despues camino hacia uno de los portales. Apoyado contra la piedra, parecia retraido y malhumorado. Tal vez no deberia haberle forzado a recuperar los recuerdos de su infancia.

– Estas equivocada -dijo con brusquedad-. Soy totalmente capaz de separar la vida real de las cosas que suceden en la pantalla.

– Nunca he dicho lo contrario. -Se sento en un fragmento del muro y estudio su perfil, con sus perfectas proporciones y su exquisito corte-. Solo he sugerido que la vision que de ti mismo te formaste durante la infancia, cuando veias y hacias cosas poco apropiadas para los ninos, tal vez conformo al hombre que eres.

– ?Es que no lees los periodicos?

Isabel entendio por fin lo que realmente le preocupaba.

– No puedes dejar de darle vueltas a lo que le ocurrio a Karli, ?es eso? Tomo aire pero no respondio.

– ?Por que no ofreces una rueda de prensa y cuentas la verdad? -Arranco una ramita de menta y la apreto en un puno.

– La gente esta harta. Cree lo que le da la gana.

– Te preocupabas por ella, ?verdad?

– Si. Era una muchacha muy dulce… Y tenia mucho talento. Es duro saber todo lo que se ha perdido con su muerte.

Isabel se abrazo las rodillas.

– ?Cuanto tiempo estuvisteis juntos?

– Solo un par de meses, antes de que me diese cuenta de lo grave que era su problema con las drogas. Despues me enfrasque en una fantasia de salvacion y pase otros dos meses intentando ayudarla. -Sacudio la ceniza del cigarrillo y le dio otra calada-. Le hable de la rehabilitacion. Pero no funciono, asi que me fui.

– Ya veo.

El la miro de un modo sombrio.

– ?Que ves?

– Nada. -Se llevo la ramita de menta a la nariz y deseo poder dejar que las personas fuesen ellas mismas sin necesidad de definirlas, especialmente habida cuenta de que cada vez resultaba mas obvio que la persona que mas necesitaba definicion era ella misma.

– ?De que va eso de «ya veo»? Dime en que estas pensando. Dios sabe que no ha de resultarte dificil.

– ?Que crees que estoy pensando?

El solto el humo por la nariz.

– Suponia que me lo dirias.

– No soy tu psicologa, Ren.

– Te extendere un cheque. Dime que te ronda por la cabeza.

– Lo que ronde por mi cabeza no es importante. Es lo que ronde por tuya lo que cuenta.

– Suena como si me estuvieses juzgando. -Se tenso-. Como si pensases que podria haber hecho algo para salvarla, y no me gusta.

– ?Es eso lo que te parece que estoy haciendo? ?Juzgarte?

Tiro el cigarrillo.

– No fue culpa mia que se matase, ?maldita sea! Hice todo lo que pude.

– ?Lo hiciste?

– ?Crees que tendria que haberme quedado con ella? -Piso la colilla-. ?Tendria que haberle sostenido la aguja cuando queria pincharse? ?Tendria que haberle comprado la droga? Te dije que habia tenido problemas con las drogas cuando era un muchacho. No puedo estar cerca de esas mierdas.

Isabel recordo la broma que habia hecho Ren sobre el esnifar cocaina, pero ahora no estaba bromeando.

– Me desintoxique cuando tenia poco mas de veinte anos, pero sigue atemorizandome el pensar lo cerca que estuve de tirar mi vida por la borda. Desde entonces me he asegurado de mantenerme lo mas lejos posible de todo eso. -Sacudio la cabeza-. Lo que le paso a ella fue un maldito despilfarro.

A Isabel el corazon le dio un vuelco.

– Si te hubieses quedado con Karli, ?podrias haberla salvado?

El se volvio hacia ella con expresion de furia.

– Eso es una gilipollez. Nadie podia salvarla.

– ?Estas seguro?

– ?Crees que fui el unico que lo intento? Su familia estaba alli. Y un monton de amigos. Pero lo unico que a ella le preocupaba era la siguiente dosis.

– ?Podrias haber dicho alguna cosa? ?Podrias haber hecho algo?

– Era una yonqui, ?maldita sea! Llegada a cierto punto, era ella la que tenia que ayudarse.

– Y ella no quiso hacerlo, ?verdad? -Isabel se puso en pie-. No podias hacerlo por ella, Ren, pero querrias haberlo hecho. Y desde que murio te enloquece imaginar que podrias haber dicho o hecho algo que cambiase las cosas.

El metio las manos en los bolsillos y perdio la mirada en la lejania.

– No hubo nada que pudiese hacer.

– ?Estas completamente seguro?

Un largo suspiro surgio de algun profundo lugar de su interior.

– Si, lo estoy.

Ella se acerco y le acaricio la espalda.

– Recuerdalo siempre.

El bajo la mirada hacia ella, la arruga entre sus cejas se borro.

– Al final voy a tener que extenderte un cheque, ?eh?

– Consideralo un intercambio por tu leccion de cocina.

Ren sonrio ligeramente y repuso:

– Pero no reces por mi, ?de acuerdo? Me da un poco de grima.

– ?No crees que mereces alguna oracion?

– No si recuerdo desnuda a la persona que rezaria por mi. -Y adelanto una mano para colocarle un mechon de pelo tras la oreja-. Menuda suerte la mia. Me he comportado bien durante meses, pero justo cuando empiezo a salir del infierno, me veo sumido en un desierto con una monja.

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