la popularidad instantanea, probablemente escogeria lo segundo.

Cuando oyo que llamaban a la puerta, Josie tomo el cuaderno y lo oculto entre el colchon y el somier, en el lugar mas obvio del mundo.

Su madre entro en la habitacion y, por un segundo, Josie no supo decir con exactitud que no era normal. Entonces se dio cuenta: aun no era de noche. Normalmente, cuando su madre regresaba del juzgado era ya la hora de cenar. Pero entonces eran las 3:45. Josie acababa de llegar de la escuela.

– Tenemos que hablar-dijo su madre, sentandose a su lado sobre el edredon-. He dejado el caso.

Josie se la quedo mirando. Su madre nunca se habia retirado de un caso en toda su vida. Ademas, ?no acababan de tener una conversacion acerca de que ella no iba a recusarse a si misma?

Sintio el mismo malestar que notaba cuando el profesor la llamaba y ella no habia prestado atencion. ?Que habia descubierto su madre que no supiera ya unos dias antes?

– ?Que ha sucedido?-pregunto Josie, esperando que su madre percibiera el temblor de su voz.

– Bueno, ese es el otro asunto del cual tenemos que hablar-contesto Alex-. La defensa te ha puesto en la lista de testigos. Puede que te pidan que asistas al juzgado.

– ??Que?!-exclamo Josie.

Por un momento se le paro todo: la respiracion, el corazon, el coraje.

– No puedo ir al juzgado, mama-dijo-. No me hagas eso. Por favor…

Su madre la abrazo, afortunadamente, porque Josie estaba segura de que se desmayaria de un momento a otro. «Sublimacion-penso-, el acto de pasar de solido a gaseoso». Y entonces se dio cuenta de que habia estudiado esa palabra para el examen de quimica que nunca se hizo por culpa de lo que habia sucedido.

– He hablado con el detective, y se que no recuerdas nada. La unica razon por la cual estas en esa lista es porque fuiste amiga de Peter hace mucho, mucho tiempo.

Josie se hizo apartar.

– ?Me juras que no voy a tener que ir al juzgado?

Su madre se sorprendio.

– Carino, no puedo…

– ?Tienes que hacerlo!

– ?Y si vamos a hablar con el abogado defensor?-dijo su madre.

– ?De que serviria?

– Bueno, si ve cuanto te disgusta todo esto, puede que lo piense dos veces antes de llamarte como testigo.

Josie se tumbo en la cama. Su madre le acaricio la cabeza un rato. A Josie le parecio oirla susurrar «Lo siento», y luego levantarse y cerrar la puerta al salir.

– Matt-susurro Josie, como si el pudiese oirla, como si el pudiese responder.

«Matt». Inspiro su nombre como oxigeno y lo imagino rompien-dose en mil pedacitos, introduciendose en sus globulos rojos, atravesandole el corazon.

Peter partio en dos un lapiz y luego clavo la parte de la goma de borrar en el pan.

– Cumpleanos feliz-canto en voz baja.

No termino la cancion. ?Para que, si ya sabia como acababa?

– Eh, Houghton-dijo un funcionario del correccional-, tenemos un regalo para ti.

Detras de el habia un chico no mucho mayor que Peter. Se balanceaba adelante y atras y llevaba los mocos colgando. El guardian lo metio en la celda.

– Asegurense de compartir el pastel-dijo antes de irse.

Peter se sento en la litera de abajo para que el chico entendiera quien mandaba. El otro seguia de pie, con los brazos cruzados, sosteniendo la manta que le habian dado y mirando al suelo. Levanto una mano para ponerse bien los anteojos, y entonces Peter se dio cuenta de que tenia algo raro. Tenia la mirada vidriosa y los labios caidos que tienen algunos retrasados mentales.

Se dio cuenta de por que lo habian metido en su celda: habian pensado que a el no se le ocurriria cogerselo.

Peter apreto los punos.

– Eh, tu-dijo.

El chico levanto la cabeza hacia Peter.

– Tengo un perro-dijo-. ?Tienes un perro?

Peter se imagino a los funcionarios del correccional observando el numerito por el circuito cerrado de video, para ver como se las apanaba.

Para ver algo, y punto.

Alargo la mano y le quito los lentes de la nariz. Eran tan gruesos como el culo de una botella, con montura negra de plastico. El chico comenzo a chillar, tomandose la cara. Sus gritos parecian una sirena.

Peter tiro los anteojos al suelo y los pisoteo, pero con las chancletas de goma apenas les hizo nada. Asi que los tomo y los golpeo contra los barrotes de la celda, hasta que el cristal se hizo anicos.

Entonces llegaron los guardias para alejar a Peter del chico, aunque en realidad ni lo habia tocado. Lo esposaron mientras los otros reclusos lo animaban, y se lo llevaron a rastras a la oficina del superintendente.

Se sento encorvado en una silla, respirando aceleradamente. Un guarda lo vigilo hasta que llego el superintendente.

– ?Que ha pasado, Peter?

– Es mi cumpleanos-dijo Peter-. Queria estar solo.

Se dio cuenta de que lo curioso era que, antes del tiroteo, creia que lo mejor del mundo era estar solo, para que nadie pudiera decirle que era un inadaptado. Pero como termino por ver-y no iba a decirselo al superintendente-tampoco le gustaba mucho su propia compania.

El superintendente empezo a hablar de una accion disciplinaria. De como lo afectaria algo asi en caso de condena. De los pocos privilegios que aun le quedaban. Peter dejo de prestarle atencion a proposito.

Penso en como se irritarian todos cuando se hablara de ese incidente por television durante una semana.

Penso en el sindrome de victima acosada del cual le habia hablado Jordan y se pregunto si se lo creia, si alguien se lo creeria.

Penso en por que ninguno de los que lo habian visitado en la carcel-ni su madre ni su abogado-habia dicho lo que pensaban: que Peter estaria encerrado de por vida, que moriria en una celda.

Penso en que lo mejor seria terminar su vida con una bala.

Penso en que, de noche, se oian las alas de los murcielagos golpear las esquinas de cemento de la carcel, y los gritos. Nadie era tan tonto como para llorar.

A las 9:00 de la manana del sabado, cuando Jordan abrio la puerta, todavia llevaba los pantalones del pijama.

– Tiene que ser una broma-dijo.

La jueza Cormier esbozo una sonrisa.

– Siento que hayamos empezado con mal pie-replico-, pero ya sabe como son las cosas cuando es un hijo el que tiene problemas…No se piensa con claridad.

Ella estaba en pie, con su mini-yo al lado. «Josie Cormier», penso Jordan mientras miraba a la chica, que temblaba como una hoja. El pelo castano le caia por los hombros, y sus ojos azules no se atrevian a mirarlo a la cara.

– Josie esta muy asustada-dijo la jueza-. Me preguntaba si podriamos sentarnos un momento…quiza usted pueda tranquilizarla acerca de prestar testimonio. Escuche si lo que ella sabe puede servir siquiera para el caso.

– ?Jordan? ?Quien es?

El se dio la vuelta y vio a Selena en el recibidor, con Sam en los brazos. Ella llevaba un pijama de franela que no podria haber sido mas formal.

– La jueza Cormier se preguntaba si podriamos hablar con Josie acerca de su testimonio-dijo el

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