– ?Ha basado esta conclusion en alguna otra cosa que no fuera lo que Peter Houghton le habia dicho; Peter, que estaba metido en la celda de una prision, acusado de diez asesinatos y diecinueve intentos de asesinato?
King Wah sacudio la cabeza.
– No, pero cualquier otro psiquiatra hubiera hecho lo mismo.
Diana enarco una ceja.
– Cualquier otro psiquiatra que hubiera estado ahi para ganar dos mil dolares al dia-solto ella, pero incluso antes de que Jordan objetara, ella retiro su comentario-. Usted ha dicho que Peter estaba barajando la idea del suicidio.
– Si.
– Entonces ?queria matarse?
– Si. Eso es muy comun en pacientes con sindrome de estres postraumatico.
– El detective Ducharme ha declarado que encontraron ciento dieciseis casquillos en el instituto esa manana. Y que treinta balas sin usar fueron encontradas en la persona de Peter, y cincuenta y dos cartuchos sin usar en la mochila que llevaba, junto con dos armas que no uso. Asi que, haga la cuenta, doctor, ?de cuantas balas estamos hablando?
– Ciento noventa y ocho.
Diana lo miro a la cara.
– En un lapso de diecinueve minutos, Peter tuvo doscientas oportunidades para matarse a si mismo, en lugar de a cada uno de los otros estudiantes que encontro en el Instituto Sterling. ?Eso es correcto, doctor?
– Si. Pero hay una linea extremadamente delgada entre el suicidio y el homicidio. Muchas personas deprimidas que han tomado la decision de dispararse a si mismas eligen, en el ultimo momento, disparar en cambio a otra persona.
Diana fruncio el cejo.
– Creia que Peter estaba en un estado disociativo-dijo-. Creia que era incapaz de tomar decisiones.
– Lo era. Estaba apretando el gatillo sin ninguna idea de consecuencia o conocimiento de lo que estaba haciendo.
– O eso o era la linea de papel tisu que podia cruzar, ?no?
Jordan se puso de pie.
– Protesto. Esta intimidando a mi testigo.
– Oh, por el amor de Dios, Jordan-solto Diana-, no puedes usar tu defensa conmigo.
– Abogados-advirtio el juez.
– Usted tambien ha declarado, doctor, que ese estado disociativo de Peter termino cuando el detective Ducharme comenzo a hacerle preguntas en la comisaria de policia, ?es correcto?
– Si.
– Entonces, ?como explica usted por que, horas antes, cuando tres oficiales de policia apuntaron sus pistolas hacia Peter y le dijeron que soltara su arma, el estaba en condiciones de hacer lo que le pedian?
El doctor Wah dudo.
– Bueno…
– ?No es esa una respuesta adecuada cuando tres policias tienen sus armas desenfundadas y estan apuntandote?
– El bajo el arma-contesto el psiquiatra-porque, al menos a un nivel subliminal, entendio que de otro modo le dispararian.
– Pero doctor-dijo Diana-, creia que nos habia dicho que Peter queria morir.
Ella volvio a sentarse, satisfecha. Jordan no podia hacer nada ante el progreso que ella acababa de hacer.
– Doctor Wah-dijo el-, usted paso mucho tiempo con Peter, ?no es asi?
– A diferencia de otros doctores en mi campo-respondio deliberadamente-, realmente creo que hay que encontrarse con el paciente del que se va a hablar en el tribunal.
– ?Por que es eso importante?
– Para lograr una compenetracion-explico el psiquiatra-. Para fomentar una relacion entre medico y paciente.
– ?Tomaria en serio todo lo que el paciente le dijera?
– Claro que no, especialmente bajo esas circunstancias.
– De hecho, hay muchas formas para corroborar la historia de un paciente, ?no?
– Por supuesto. En el caso de Peter, he hablado con sus padres. Habia informes de la escuela en los que la intimidacion era mencionada, aunque no habia respuesta de la administracion. El material que recibi de la policia apoyaba la declaracion de Peter acerca de un correo electronico enviado a cientos de miembros de la comunidad educativa.
– ?Encontro puntos de corroboracion que le ayudaran a diagnosticar el estado disociativo en el que Peter entro el seis de marzo?-pregunto Jordan.
– Si. Aunque la investigacion policial haya establecido que Peter tenia una lista de victimas, hubo muchas mas personas a las que disparo que no estaban en la lista…que eran, de hecho, estudiantes de los que no conocia ni el nombre.
– ?Por que es importante eso?
– Porque me dice que, en el momento en que estaba disparando, no estaba apuntando a ningun estudiante en particular. Simplemente reaccionaba al movimiento.
– Gracias, doctor-concluyo Jordan y asintio con la cabeza a Diana.
Ella miro al psiquiatra.
– Peter le dijo que habia sido humillado en la cafeteria-dijo ella-. ?Menciono algun otro lugar especifico?
– El patio. El autobus escolar. El bano de los chicos y el vestuario.
– Cuando Peter comenzo el tiroteo en el Instituto Sterling, ?fue a la oficina del director?
– No que yo sepa.
– ?Y a la biblioteca?
– No.
– ?A la sala de profesores?
El doctor Wah sacudio la cabeza.
– No.
– ?El aula de arte?
– No creo.
– De hecho, Peter fue de la cafeteria, a los banos, al gimnasio y al vestuario. Fue metodicamente de un sitio donde habia sido intimidado al siguiente, ?verdad?
– Asi parece.
– Usted ha dicho que reaccionaba al movimiento, doctor-dijo Diana-. Pero ?no llamaria usted a eso un plan?
Cuando Peter volvio a la prision esa noche, el funcionario de prisiones que lo acompano a su celda le extendio una carta.
– Te has perdido el reparto de correo-le dijo, y Peter se quedo sin habla, tan poco acostumbrado estaba a tales dosis de amabilidad.
Se sento en la litera de abajo, con la espalda apoyada en la pared, y contemplo el sobre. Estaba un poco nervioso respecto al correo desde que Jordan le armara la bulla por hablar con aquella periodista. Pero ese sobre no estaba escrito a maquina como el otro. Aquella carta estaba escrita a mano, con pequenos circulos flotando sobre las ies como nubes.
Lo abrio y saco la carta de dentro. Olia a naranjas.
Querido Peter:
Tu no me conoces, pero yo era la numero 9. Asi fue como deje la escuela, con un gran numero magico escrito con rotulador en mi frente. Tu intentaste matarme.
No estoy en el juicio, asi que no intentes encontrarme entre la multitud. No podia soportar seguir viviendo en esa ciudad, asi que mis padres se mudaron hace un mes. Comienzo las clases dentro de una semana aqui, en