Jordan se olvido de Thomas, que seguia a la espera. Se olvido de Chris Harte y de como aquel caso habia estado a punto de trastornarlo. Miro a Selena y al bebe que ella sostenia en brazos. Sam se retorcia y agarraba el pendiente de su madre. Aquel chico, el chico que se habia presentado aquella manana en el Instituto Sterling y habia llevado a cabo una masacre, era hijo de alguien. Y a pesar de una ciudad que tardaria anos en recuperarse de la conmocion, y de los medios de comunicacion, que habian alcanzado ya el punto de saturacion, el chico merecia un juicio justo.

– Si-dijo Jordan-. Lo acepto.

Por fin, despues de que la brigada antiexplosivos hubiese desmontado la granada de fabricacion casera hallada en el coche de Peter Houghton; despues de que se hubiesen recuperado ciento dieciseis casquillos de bala diseminados por el instituto; despues de que la policia hubiera evaluado y medido la disposicion de las pruebas y la ubicacion de los cadaveres para poder dibujar un diagrama a escala de la escena; despues de que los tecnicos criminologos hubieran tomado las primeras de las cientos de instantaneas que habrian de clasificar en libros de fotografias convenientemente indexados; despues de todo eso, Patrick llamo a todo el mundo al auditorio del instituto y les hablo desde la tarima, en medio de la penumbra.

– Tenemos una ingente cantidad de informacion-dijo al grupo de investigadores y policias congregados ante el-. Vamos a tener que hacer frente a una gran presion para que hagamos nuestro trabajo con rapidez, y para que lo hagamos bien. Quiero a todo el mundo aqui de nuevo dentro de veinticuatro horas, para ver donde estamos.

La gente comenzo a dispersarse. En el siguiente encuentro, a Patrick le entregarian los libros de fotos completados y todas las pruebas que aun no se hubiesen llevado al laboratorio, y todos los resultados ya disponibles. Al cabo de veinticuatro horas, estaria enterrado bajo una avalancha tal de informacion, que ni siquiera veria el camino de salida.

Mientras los demas regresaban a las diferentes zonas del edificio para completar un trabajo que les ocuparia toda la noche y gran parte del dia siguiente, Patrick salio y se dirigio a su coche. Habia dejado de llover. Habia pensado volver a la comisaria para revisar las pruebas obtenidas en casa de los Houghton, y tambien queria hablar con los padres, si es que estos seguian dispuestos. Pero casi sin pensar dirigio el coche hacia el centro medico, en cuyo estacionamiento lo dejo. Entro por urgencias, blandiendo la placa.

– Vera-le dijo a la enfermera-, ya se que han ingresado muchos chicos aqui durante el dia de hoy, pero uno de los primeros ha sido una chica llamada Josie. Estoy intentando dar con ella.

La enfermera hizo revolotear las manos sobre el teclado de la computadora.

– ?Josie que?

– Eso es lo malo-reconocio Patrick-, que no lo se.

En la pantalla aparecia un torrente de informacion, y la enfermera poso el dedo en un punto sobre la misma.

– Cormier. Cuarta planta, habitacion cuatrocientos veintidos.

Patrick le dio las gracias y se metio en el ascensor. Cormier. El apellido le resultaba familiar, pero no acababa de ubicarlo. Era bastante comun, supuso, lo habria leido en los periodicos o lo habria visto en algun programa de television. Paso junto al mostrador de las enfermeras y siguio la numeracion a lo largo del pasillo. La puerta de la habitacion de Josie estaba entreabierta. La chica estaba sentada en la cama, envuelta en las sombras, hablando con una figura de pie junto a ella.

Patrick llamo con suavidad con los nudillos y entro en la habitacion. Josie le dirigio una mirada inexpresiva. La mujer que estaba con ella se volvio en redondo.

«Cormier». Patrick cayo en la cuenta. «La jueza Cormier.» Habia sido llamado a testificar varias veces a su juzgado antes de que ella se convirtiera en jueza del Tribunal Superior. Habia acudido a ella en busca de mandamientos judiciales como ultimo recurso, al fin y al cabo, ella procedia del ambito de los abogados de oficio, lo que en la mentalidad de Patrick significaba que, por mucho que ahora quisiera ser escrupulosamente equitativa, seguia existiendo el hecho de que habia jugado en el bando contrario.

– Senoria-dijo-. No habia caido en la cuenta de que Josie fuera su hija.-Se acerco a la cama-. ?Como estas?

Josie le miraba fijamente.

– ?Le conozco?

– Yo soy el que te ha sacado de alli…

Se interrumpio al ver que la jueza lo agarraba del brazo y lo apartaba, fuera del alcance del oido de Josie.

– No recuerda nada de lo sucedido-le susurro la jueza-. No se por que, pero cree que ha sufrido un accidente de coche…y yo…-se le apago la voz-, no me he atrevido a contarle la verdad.

Patrick comprendio: cuando amas a alguien, no quieres ser la persona que haga que su mundo se venga abajo.

– ?Quiere que se lo diga yo?

La jueza vacilo, y finalmente asintio agradecida. Patrick se acerco a Josie de nuevo.

– ?Estas bien?

– Me duele la cabeza. Los medicos dicen que he sufrido una conmocion cerebral y que debo pasar la noche aqui, en observacion.-Levanto la vista hacia el-. Supongo que debo darle las gracias por haberme rescatado.-De repente, en su rostro se reflejo un pensamiento que la preocupaba-. ?Usted sabe como esta Matt? ?Era el chico que estaba conmigo en el coche?

Patrick se sento en el borde de la cama.

– Josie-dijo con suavidad-, no has sufrido ningun accidente de coche. Ha pasado algo en el instituto. Ha entrado un alumno armado y se ha puesto a disparar contra todo el mundo.

Josie sacudio la cabeza, tratando de desprenderse del efecto de aquellas palabras.

– Y Matt es una de las victimas…

Los ojos de Josie se llenaron de lagrimas.

– ?Esta bien?-pregunto.

Patrick bajo la vista hacia la cama.

– Lo siento.

– No-dijo Josie-. No. Me esta mintiendo.

Y empezo a golpear a Patrick, sin mirarlo, en la cara y en el pecho. La jueza se abalanzo hacia ella, tratando de calmarla, pero Josie se habia vuelto loca, chillaba, lloraba, aranaba, hasta que dos de las enfermeras de la planta entraron corriendo en la habitacion, de la que echaron a Patrick y a la jueza Cormier, para administrarle a Josie un sedante.

En el pasillo, Patrick se apoyo contra la pared y cerro los ojos. Por Dios bendito. ?Por eso era por lo que iba a tener que hacer pasar a todos sus testigos? Estaba a punto de pedirle disculpas a la jueza por haber alterado de aquel modo a Josie, cuando tambien ella se enfrento a el con ferocidad.

– Pero ?que diablos pretendia, contandole lo de Matt?

– Usted me lo pidio-replico Patrick, resentido.

– ?Le pedi que le contara lo que habia pasado en el instituto!-matizo la jueza-. ?No que le dijera que su novio estaba muerto!

– Sabe perfectamente que Josie se habria enterado tarde o temprano…

– ?Tarde!-le interrumpio la jueza-. Mucho mas tarde.

Las enfermeras aparecieron en la puerta de la habitacion.

– Ahora ya duerme-susurro una de ellas-. Volveremos para ver como sigue.

Ambos esperaron hasta que las enfermeras ya no podian oirles.

– Escuche-dijo Patrick con firmeza-, hoy he visto chicos con disparos en la cabeza, chicos que no volveran a caminar nunca mas, chicos que han muerto por estar en el lugar equivocado en el momento inoportuno. Su hija…esta bajo los efectos del shock…pero es una de las afortunadas.

Aquellas palabras tuvieron el efecto de una bofetada. Por un instante, la jueza no parecia ya furiosa. En sus ojos grises se veian desfilar las tragicas situaciones por las que, gracias a Dios, no deberia pasar; la tension en sus labios se aflojo, y entonces, de un modo tan subito como se habian crispado, sus rasgos se distendieron, impasibles.

Вы читаете Diecinueve minutos
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату