– Lo siento. No suelo actuar asi normalmente. Es que…ha sido un dia terrible.
Por mucho que la miraba, Patrick fue incapaz de encontrar rastro de la emocion que por un momento la habia descompuesto. Sin brecha. Asi era ella.
– Se que usted solo trataba de hacer su trabajo-dijo la jueza.
– Me hubiera gustado hablar con Josie…pero no habia venido a eso. He venido porque ella ha sido la primera que…bueno, necesitaba saber que estaba bien.-Le ofrecio a la jueza Cormier la mas leve de las sonrisas, una de esas que pueden empezar a hacer mella en un corazon-. Cuide de ella-anadio, volviendose y alejandose por el pasillo, sintiendo el calor de una mirada en la espalda, una muy parecida a una caricia.
DOCE ANOS ANTES
En su primer dia de jardin de infantes, Peter Houghton se desperto a las cuatro y treinta y dos minutos de la manana. Entro sin hacer ruido en la habitacion de sus padres y pregunto si ya era la hora de tomar el autobus de la escuela. Desde que le alcanzaba la memoria, habia visto siempre a su hermano Joey tomando el autobus, el cual constituia para el un misterio de proporciones dinamicas: la forma en que rebotaba sobre su hocico amarillo; la puerta que se abria sobre sus goznes como las fauces de un dragon; el quejumbroso suspiro al detenerse en una parada. Peter tenia un autobus de juguete exactamente igual que aquel de verdad en el que Joey se montaba dos veces al dia…El mismo autobus en el que tambien el iba a subirse ahora.
Su madre le dijo que se volviera a su cama y durmiera hasta que se hiciera de dia, pero el no pudo. En lugar de ello, se vistio con la ropa que su madre le habia comprado especialmente para su primer dia de colegio y se tumbo encima de la cama a esperar. Bajo primero para el desayuno; su madre preparo crepes crujientes con chocolate…sus favoritas. Le dio un beso en la mejilla y le tomo una foto sentado a la mesa, desayunando, y luego otra cuando se puso el abrigo y la mochila vacia a la espalda, como el caparazon de una tortuga.
– No puedo creer que mi hijo vaya ya a la escuela-dijo su madre.
Joey, que aquel ano empezaba segundo curso, le dijo que dejara de comportarse como un tonto.
– Solo es el cole-le dijo-. Ya ves tu que cosa.
La madre de Peter le abrocho el abrigo hasta el cuello.
– Tambien para ti fue una gran cosa en su dia-dijo.
Y entonces le dijo a Peter que tenia una sorpresa para el. Fue a la cocina y reaparecio con una fiambrera de Superman. El heroe estaba representado con el puno avanzado, como si tratara de perforar el metal. Su cuerpo en relieve sobresalia muy ligeramente de la superficie, como las letras de los libros que leen los invidentes. A Peter le gusto pensar que aunque no pudiera ver, siempre seria capaz de reconocer su fiambrera. La tomo de manos de su madre y la abrazo. Oyo el golpe sordo de una pieza de fruta que rodaba dentro, el ruido del papel encerado al arrugarse, y se imagino las entranas de su comida como si fueran organos misteriosos.
Esperaron al final del camino de entrada, y tal como Peter habia sonado una y otra vez, el autobus amarillo aparecio por encima de la cresta de la colina.
– ?La ultima!-dijo su madre, y le hizo una fotografia mas a Peter, con el autobus rezongando al detenerse a su lado-. Joey-le instruyo-, cuida de tu hermano.-Y le dio a Peter un beso en la frente-. Mi chico, que grande-dijo, apretando los labios con fuerza, como hacia cuando intentaba aguantarse el llanto.
De repente, Peter sintio como si el estomago se le encogiera. ?Y si el colegio no era tan genial como el se habia imaginado? ?Y si la maestra era como la bruja que salia en aquel programa de la tele que a veces le producia pesadillas? ?Y si se olvidaba de hacia que lado se escribia la letra E y todos se reian de el?
Subio con recelo los escalones del autobus. El conductor llevaba una chaqueta del ejercito y le faltaban los dos dientes de delante.
– Hay asientos libres al fondo-dijo, y Peter recorrio el pasillo, buscando a Joey.
Su hermano se habia sentado con un chico al que el no conocia. Joey lo miro al pasar, pero no le dijo nada.
– ?Peter!-oyo que lo llamaban.
Se volvio y vio a Josie dando unas palmaditas en el asiento libre junto a ella. Llevaba el pelo oscuro recogido con trenzas y una falda, aunque ella odiaba llevar falda.
– Te lo estaba guardando-dijo Josie.
Se sento a su lado, y ya se sintio mejor. Iba montado en un autobus. Y ademas sentado con su mejor amiga.
– Que fiambrera genial-dijo Josie.
El la sostuvo en alto para ensenarle a Josie como hacer para que pareciera que Superman volaba moviendo la fiambrera, y justo en ese momento una mano aparecio desde el otro lado del pasillo. Un chico con brazos de orangutan y una gorra de beisbol con la visera hacia atras arrebato la fiambrera de la mano de Peter.
– Eh, anormal-dijo-, ?quieres ver volar a Superman?
Antes de que Peter pudiera comprender lo que aquel chico mayor se proponia, este abrio la ventanilla y arrojo por ella la fiambrera de Peter. Peter se levanto, estirando el cuello para mirar por la ventanilla trasera de emergencia. Su fiambrera se abrio de golpe al rebotar contra el asfalto. La manzana rodo sobre la linea discontinua de la carretera y desaparecio bajo el neumatico de un coche que pasaba.
– ?Sientate!-grito el conductor del autobus.
Peter se dejo caer en su asiento. Tenia la cara fria, pero las orejas ardiendo. Oyo como se reian aquel chico y sus amigos, tan fuerte como si los tuviera metidos dentro de la cabeza. Entonces noto la mano de Josie que tomaba la suya.
– Yo llevo crema de cacahuete-le dijo en un susurro-. Hay para los dos.
Sentado delante de Alex, en la sala de visitas de la prision, estaba su nuevo cliente, Linus Froom, el cual aquella misma manana, a las cuatro, se habia vestido de negro, se habia puesto un pasamontanas y habia atracado a punta de pistola el autoservicio de una gasolinera de Irving. Cuando la policia acudio a la llamada de socorro, Linus habia huido, pero encontraron un telefono movil en el suelo. Este sono cuando el detective de policia estaba ya de vuelta en su despacho.
– Eh, compadre-dijo la voz que llamaba-. Este movil te lo has encontrado, ?verdad? Pues es mio, ?entiendes?-El detective le dijo que si, que se lo habia encontrado, y le pregunto donde lo habia perdido-. En la gasolinera de Irving. Hace, yo que se, media hora o algo asi.
El detective le propuso encontrarse en el cruce de la carretera 10 con la 25A, asegurandole que le devolveria el telefono.
Ni que decir tiene que Linus Froom se presento, y que fue arrestado por robo.
Alex observaba a su cliente, sentado al otro lado de la mesa llena de marcas. En aquellos momentos, su hija estaba comiendo galletas con jugo, o escuchando un cuento, o pintando con lapices de colores, o haciendo lo que fuera que hiciesen en el primer dia de escuela; y ella estaba alli, sentada en la silla de una sala de la prision del condado, con un criminal tan estupido que no valia ni para su oficio.
– Aqui dice-dijo Alex, examinando el informe policial-, que cuando el detective Chisholm te leyo tus derechos se produjo algun tipo de altercado verbal…
Linus levanto la cabeza. Era un muchacho de apenas diecinueve anos, con acne, y cejijunto.
– Penso que era un retrasado de mierda.
– ?El te dijo eso?
– Me pregunto si sabia leer.
Los policias lo preguntan siempre antes de leerle al sospechoso sus derechos constitucionales.
– Y tu respuesta, segun parece, fue: «Que pasa, cornudo, ?es que tengo cara de imbecil?».
Linus se encogio de hombros.
– ?Que se supone que tenia que decir?
Alex se pellizco en el puente de la nariz. El trabajo de defensor de oficio era un agotador y confuso cumulo de momentos como aquel: una gran cantidad de tiempo y de energia empleados para ayudar a alguien que, al cabo de una semana, un mes o un ano, acabaria de nuevo sentado delante de ella. Pero ?que otra cosa tenia que hacer? Aquel era el mundo que ella misma habia elegido habitar.