– Todo va a salir bien-le habia dicho Lewis, aunque ella no entendia como podia hacer una afirmacion tan enganosa-. Esta claro que se trata de un error-habia anadido.

Pero el no habia estado en el instituto. No habia visto las caras de los alumnos, unos ninos que ya nunca volverian a serlo.

Por un lado, Lacy deseaba creer a Lewis con desesperacion, pensar que de una u otra forma aquella cosa rota podia arreglarse. Pero por otra parte se acordaba de cuando despertaba a Peter a las cuatro de la manana para salir a cazar patos, ocultos en un apostadero. Lewis habia ensenado a su hijo a cazar, sin imaginar jamas que Peter pudiese ir a buscar otro tipo de presa. Para Lacy la caza era tanto un deporte como una reivindicacion de la evolucion. Sabia preparar un excelente estofado de carne de venado y ganso con salsa teriyaki, y disfrutar de cualquier comida que Lewis pudiera aportar a la mesa. Pero en aquellos momentos penso: «Es culpa suya», porque asi no podia ser de ella.

?Como era posible cambiarle la ropa de la cama a un chico todas las semanas y prepararle el desayuno y llevarle al ortodoncista y no conocerlo en absoluto? Siempre habia considerado las respuestas monosilabicas de Peter como algo propio de la edad, dando por sentado que cualquier otra madre hubiera pensado lo mismo. Lacy escudrinaba en sus recuerdos en busca de una senal de alarma, una conversacion que no hubiera sabido interpretar, algo que se le hubiese pasado por alto, pero lo unico que era capaz de recordar eran miles de momentos corrientes.

Miles de momentos corrientes que algunas madres ya no podrian volver a pasar con sus hijos.

Se le saltaron las lagrimas, que se seco con el dorso de la mano. «No pienses en ellas-se regano en silencio-. Lo que tienes que hacer ahora mismo es preocuparte de ti misma».

?Habria pensado Peter eso mismo?

Lacy trago saliva y se paseo por la habitacion de su hijo. Estaba a oscuras, con la cama hecha, tal como la habia dejado Lacy por la manana. Se fijo en el poster de un grupo llamado Death Wish colgado de la pared y se pregunto que veria en ellos un chico. Abrio el armario y vio las botellas vacias y la cinta aislante y todo lo demas que se le habia pasado por alto la primera vez.

Lacy se quedo parada de pronto. Aquello tenia que arreglarlo por si misma. Tenia que arreglarlo por ambos. Bajo corriendo a la cocina y cogio tres grandes bolsas negras de basura, para volver acto seguido a la habitacion de Peter. Se ocupo del armario, sacando paquetes de cordones para los zapatos, azucar, nitrato potasico y, Dios mio, ?de donde habria sacado aquellos tubos?, en la primera bolsa. No tenia ningun plan acerca de lo que iba a hacer con todo eso, pero de lo que estaba segura era de que iba a sacarlo de casa.

Cuando sono el timbre de la puerta, Lacy suspiro aliviada pensando que era Lewis. Aunque si lo hubiera pensado con mas calma, le habria extranado que Lewis llamara a la puerta en lugar de entrar con la llave. Abandono la operacion de limpieza y fue abajo a abrir, para encontrarse con un policia con una pequena carpeta azul.

– ?La senora Houghton?-dijo el agente.

?Que querrian ahora? Ya tenian a su hijo.

– Traemos una orden de registro.-Le mostro el documento oficial y paso junto a ella sin esperar su permiso, seguido por otros cinco policias-. Jackson y Walhorne, vayan al piso de arriba, a la habitacion del chico. Rodriguez, al sotano. Tewes y Gilchrist, empiecen por la primera planta, y a todos, asegurense de no dejarse los contestadores automaticos y el material informatico…-Entonces reparo en que Lacy seguia aun alli, apocada-. Senora Houghton, es necesario que salga usted de la casa.

El policia la escolto mientras la acompanaba a la puerta de entrada de su propia casa. Anonadada, Lacy le siguio. ?Que pensarian cuando entraran en la habitacion de Peter y encontraran la bolsa de basura? ?Culparian a Peter? ?O a Lacy, por haberselo permitido?

?La culpaban ya?

Una rafaga de aire frio le dio a Lacy en el rostro al abrirse la puerta principal.

– ?Cuanto tiempo?

El agente se encogio de hombros.

– Hasta que hayamos terminado-dijo, y dejo que saliera a la fria calle.

Jordan McAfee ejercia como abogado desde hacia casi veinte anos y, hasta aquellos instantes, creia sinceramente haberlo visto y oido todo. El y su esposa Selena estaban de pie ante el televisor mirando la cobertura de la CNN del asalto con disparos al Instituto Sterling.

– Es como en Columbine-dijo Selena-. Pero en nuestrapropiacasa.

– Solo que esta vez-murmuro Jordan-, ha quedado vivo el autor de la matanza.

Bajo la mirada hacia el bebe que su esposa sostenia en brazos, una mezcla de piel color cafe y ojos azules producto de la union de sus genes de WASP [3] con las interminables extremidades y la piel de ebano de Selena; al mirarlo, tomo el control remoto y bajo el volumen, no fuera a ser que su hijo estuviera asimilando algo de todo aquello en su subconsciente.

Jordan conocia el Instituto Sterling. Estaba al final de la calle de su barbero, y apenas a dos manzanas de la oficina sobre el banco que el tenia alquilada para su despacho de abogado. Habia representado a algunos alumnos a los que habian soprendido con marihuana en la guantera del coche o bebiendo a edad aun no permitida. Selena, que no solo era su mujer sino tambien su investigadora privada, habia ido al instituto de vez en cuando para hablar con los chicos en relacion con algun que otro caso.

No hacia mucho que vivian alli. Su hijo Thomas, lo unico bueno que le habia quedado de su lastimoso primer matrimonio, habia realizado la ensenanza secundaria en Salem Falls, y ahora era estudiante en Yale, donde Jordan pagaba cuarenta mil dolares al ano, para oir periodicamente que su hijo habia decidido cambiar a planes academicos mas modestos, orientados a ser artista de performance, historiador del arte o payaso profesional. Jordan habia acabado pidiendole a Selena que se casara con el, y cuando ella se quedo embarazada, se trasladaron a Sterling…por la buena reputacion del distrito escolar.

Quien lo iba a decir.

Cuando sono el telefono, Jordan, que no queria ver los informativos pero que tampoco podia apartar los ojos del televisor, no hizo ademan alguno de ir a contestar, de modo que Selena le planto el bebe en los brazos y descolgo el aparato.

– Eh-saludo-. ?Como estas?

Jordan la miro y arqueo las cejas.

«Thomas», le informo Selena moviendo los labios.

– Si, espera, esta aqui.

Jordan agarro el telefono.

– ?Que demonios esta pasando?-pregunto Thomas-. El Instituto Sterling sale en todas las paginas.

– No se mas de lo que puedas saber tu-contesto Jordan-. Todo es un caos.

– Conozco a varios chicos del instituto. Hemos competido contra ellos en pruebas de atletismo. No puede…no puede ser verdad.

Jordan aun seguia oyendo el sonido de las sirenas a lo lejos.

– Pues lo es-dijo. Se oyo un clic en la linea…Una llamada en espera-. Un momento, tengo que contestar a otra llamada.

– ?El senor McAfee?

– Si…

– Yo, bueno, tengo entendido que es usted abogado. Me dio su nombre Stuart McBride, de la Universidad de Sterling…

En la television comenzo a salir una lista de las victimas mortales, ilustrada con fotos de los libros escolares.

– Vera, estaba atendiendo otra llamada-dijo Jordan-. ?Quiere darme su nombre y numero de telefono, y le llamo luego?

– Habia pensado si querria usted representar a mi hijo-continuo la voz-. Es el chico que…el chico del instituto que…-La voz se oyo entrecortada-. Dicen que mi hijo ha sido el causante…

Jordan penso en la ultima vez en que habia representado a un adolescente. Tambien en aquella ocasion habian encontrado a Chris Harte con un arma humeante en la mano.

– ?Querra…? ?Aceptaria usted el caso…?

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