informacion, ya que hay una investigacion pendiente, pero les garantizamos que les daremos detalles tan pronto como nos sea posible. Lo que si puedo decirles por ahora es que esta manana se ha producido un tiroteo en el Instituto Sterling. Aun no se ha aclarado quien o quienes han sido los asaltantes. Hay una persona en prision preventiva, aunque todavia no se ha efectuado una acusacion formal.
Un periodista se abrio paso hasta la parte de delante del grupo.
– ?Cuantos chicos han muerto?
– Todavia no disponemos de esa informacion.
– ?Cuantos han resultado alcanzados por las balas?
– Todavia no disponemos de esa informacion-repitio Diana-. La haremos publica en cuanto la tengamos.
– ?Cuando se presentara la acusacion?-pregunto en voz alta otro periodista.
– ?Que puede decirles a los padres que quieren saber que sus hijos estan bien?
Diana apreto los labios formando una fina linea y se preparo para recibir la descarga.
– Muchas gracias-dijo, sin mas respuesta.
Lacy tuvo que estacionar a seis manzanas del instituto; a tal distancia llegaba la aglomeracion. Salio disparada hacia el edificio escolar, cargada con mantas para las victimas en estado de shock tal como los comunicados de la radio local habian instado a que la gente hiciera. «Ya perdi un hijo-penso-. No puedo perder otro».
La ultima vez que habia hablado con Peter, acabaron discutiendo. Habia sido la noche anterior, antes de que el se fuera a la cama, antes de que a ella la avisaran para asistir a un parto.
– Te pedi que sacaras la basura-le habia dicho-. Ayer. ?Es que no me escuchas cuando te hablo, Peter?
Peter la habia mirado por encima de la pantalla de la computadora.
– ?Que?
?Y si ahora resultaba que esa habia sido la ultima vez que habia hablado con el?
Nada de lo que Lacy habia visto en la escuela de enfermeria o en su trabajo en el hospital la habia preparado para lo que se encontro al doblar la esquina. Fue procesandolo por partes: cristales rotos, camiones de bomberos, humo. Sangre, llantos, sirenas. Dejo caer las mantas junto a una ambulancia y se adentro en un mar de confusion, dejandose llevar junto con el resto de padres con la esperanza de distinguir a su hijo antes de que la engullera la marea.
Habia chicos corriendo por el patio embarrado. Ninguno llevaba el abrigo puesto. Lacy vio a una madre afortunada que encontraba a su hija, y se puso a escudrinar entre la multitud con angustia, buscando a Peter, recordando que ni siquiera sabia la ropa que llevaba puesta.
Fragmentos de frases dispersas llegaban a sus oidos:
«…no lo he visto…»
«…al senor McCabe le han dado…»
«…aun no la han encontrado…»
«…no creia que nunca fuera a…»
«…perdi el telefono movil cuando…»
«…ha sido Peter Houghton…»
Lacy se dio la vuelta como una exhalacion, mirando a la chica que habia hablado, la que acababa de encontrarse con su madre.
– Perdona-dijo Lacy-. Mi hijo…le estoy buscando…He oido que has mencionado su nombre: Peter Houghton…
Los ojos de la chica se abrieron de par en par, y se pego a su madre.
– Es el el que esta disparando.
De repente, a su alrededor todo empezo a moverse con lentitud: la llegada acompasada de las ambulancias, los pasos de los alumnos que corrian, las palabras rotundas que se escapaban de los labios de aquella chica. Quiza habia entendido mal.
Volvio a alzar los ojos hacia ella, e inmediatamente deseo no haberlo hecho. La joven estaba sollozando. Por encima de su hombro, su madre miraba fijamente a Lacy horrorizada, hasta que fue dandose la vuelta con cuidado para resguardar a su hija de su vista, como si Lacy fuera un basilisco, como si su mera vision pudiera convertirlas en piedra.
«Tiene que ser un error, por favor que sea un error», penso, mientras contemplaba aquella masacre y sentia que el nombre de Peter se le atascaba en la garganta.
Con un movimiento de automata, abordo al policia que tenia mas cerca.
– Estoy buscando a mi hijo-dijo Lacy.
– Senora, no es usted la unica. Estamos haciendo todo lo posible por…
Lacy respiro hondo, consciente de que, a partir de aquel momento, todo iba a ser diferente.
– Su nombre-dijo-es Peter Houghton.
A Alex se le doblo uno de sus altos tacones al metersele en una grieta de la acera, y se cayo golpeandose en una rodilla. En su esfuerzo por ponerse de pie, se agarro al brazo de una madre que pasaba a toda prisa.
– Los nombres de los heridos…?donde esta la lista?
– Colgada en el pabellon de hockey.
Alex cruzo corriendo la calle, que habia sido cerrada al trafico y se habia convertido en zona de evaluacion del estado de los alumnos heridos, a los que el personal sanitario distribuia en ambulancias. Cuando se vio obligada a reducir la marcha por culpa de sus zapatos, apropiados para moverse por el recinto cerrado de un tribunal pero no para correr por la calle, opto por quitarselos y seguir corriendo calzada solo con las medias.
La pista de hockey sobre hielo, que compartian el equipo del Instituto Sterling y los jugadores universitarios, estaba a cinco minutos a pie del recinto escolar. Alex llego en dos minutos. Alli se vio empujada por una marea de padres ansiosos por ver las listas escritas a mano colgadas de los paneles de la entrada, las listas de los chicos que habian sido evacuados a hospitales de la zona. No decian nada acerca de la gravedad, ni si estaba heridos o algo peor. Alex leyo los primeros nombres. Whitaker Obermeyer. Kaitlyn Harvey. Matthew Royston.
«?Matt?»
– No-dijo una mujer a su lado. Era de pequena estatura, con los ojos penetrantes de un pajaro y un mechon de pelo rojo-. No-repitio, pero esta vez las lagrimas caian por sus mejillas.
Alex se quedo mirandola, incapaz de ofrecerle consuelo, por miedo a que el dolor fuera contagioso. Recibio un repentino empujon por el lado izquierdo, y se vio ante la lista de heridos que habian sido trasladados al centro medico Dartmouth-Hitchcock.
Alexis, Emma.
Horuka, Min.
Pryce, Brady.
Cormier, Josephine.
Alex se habria caido redonda de no haber sido por la presion de los angustiados padres a ambos lados.
– Disculpenme-musito, dejando su lugar a otra madre frenetica. Intentaba abrirse paso entre la multitud que se agolpaba, cada vez mas numerosa-. Perdon-repetia, una palabra que mas que una disculpa de educacion, era una suplica de absolucion.
– Capitan-dijo el sargento que estaba tras el mostrador al entrar Patrick en la comisaria, al tiempo que le senalaba con los ojos a la mujer sentada al otro lado del vestibulo, encogida sobre si misma, en una postura que expresaba una resolucion obstinada-. Es ella.
Patrick se volvio. La madre de Peter Houghton era menuda y fisicamente no se parecia en nada a su hijo. Llevaba el pelo recogido sobre la cabeza, sujeto con una aguja, e iba con pijama de trabajadora de hospital y zuecos. Se pregunto si seria medico. Penso en la ironia que supondria: «Ante todo, no causar dano».
No tenia el aspecto de ser una persona que hubiera creado a un monstruo. Patrick comprendio que los actos de su hijo debian de haberla tomado tan desprevenida como al resto de la comunidad.
– ?Senora Houghton?
– Quiero ver a mi hijo.
– Lo lamento, pero no puede ser-replico Patrick-. Esta bajo arresto.