?Josie? ?Se habria metido en problemas en el colegio?

– ?Por que?-pregunto Alex.

– Por darle una paliza a un chico en el patio.

Alex salio disparada hacia el coche.

– Digales que voy para alla.

Durante el trayecto de vuelta a casa, Alex iba lanzando fugaces miradas a su hija por el espejo retrovisor. Josie habia ido al colegio aquella manana con un saco blanco de punto y unos pantalones caqui; el saco estaba ahora manchado de tierra. Tenia ramitas enganchadas en el pelo y la trenza medio deshecha. El codo del sueter se le habia agujereado, y el labio aun le sangraba. Pero lo asombroso era que, por lo visto, habia salido mejor parada que el nino con el que se habia peleado.

– Vamos-dijo Alex conduciendo a Josie al bano del piso de arriba.

Le quito la camisa y le limpio los cortes y rasgunos, en los que aplico desinfectante y tiritas. Se sento delante de Josie, sobre la esterilla de bano que parecia hecha de la piel del Monstruo de las Galletas.

– ?Tienes ganas de hablar?

A Josie le temblo el labio inferior, y se echo a llorar.

– Es por Peter-dijo-. Drew no para de meterse con el. Pero hoy le ha hecho tanto dano que he querido que por una vez fuera al reves.

– ?No habia profesores en el patio?

– Monitores.

– Ya. Pues tendrias que haber ido a decirles que se estaban metiendo con Peter. Para empezar, si tu le pegas a Drew, a los ojos de los demas eres tan mala como el.

– Pero es que ya se lo dijimos a los monitores-se quejo Josie-. Ellos siempre le dicen a Drew y a los demas chicos que dejen en paz a Peter, pero no les hacen caso.

– Entonces-dijo Alex-, ?tu hiciste lo que creiste que era lo mejor en ese momento?

– Si. Por Peter.

– Ahora imagina que siempre hicieras eso. Pongamos que un dia decides que el abrigo de otra nina te gusta mas que el tuyo. Entonces tu vas y lo agarras.

– Eso seria robar-dijo Josie.

– Exacto. Por eso existen las normas. No puedes romper las normas, ni siquiera cuando todo el mundo parece saltarselas. Porque si tu lo haces, si todos lo hicieramos, entonces el mundo se convertiria en un lugar donde no se podria vivir. Un lugar en el que se robarian los abrigos, y a los ninos les pegarian en el patio. En lugar de hacer lo que nos parece lo mejor, a veces tenemos que optar por lo mas correcto.

– ?Cual es la diferencia?

– Lo mejor es lo que tu crees que deberia hacerse. Lo mas correcto es lo que hay que hacer…cuando no te limitas a pensar solo en ti y en como te sientes, sino en todos los demas, en las demas personas que hay involucradas, en lo que ha sucedido antes, y en lo que dicen las normas.-Miro a Josie-. ?Por que Peter no se defendio el mismo?

– Por no meterse en mas problemas.

– Es todo lo que tenia que oir-concluyo Alex.

Las pestanas de Josie estaban perladas de lagrimas.

– ?Estas enojada conmigo?

Alex titubeo.

– Estoy enojada con los monitores, por no prestar la suficiente atencion cuando se estaban metiendo con Peter. Y no estoy entusiasmada con que le metieras un punetazo en la nariz a un chico. Pero me siento orgullosa de ti por haber querido defender a tu amigo.-Le dio a Josie un beso en la frente-. Ve a ponerte algo que no este agujereado, Superwoman.

Mientras Josie rebuscaba en su habitacion, Alex permanecio sentada en el suelo del bano. Le sorprendia pensar que el hecho de administrar justicia tenia mas que ver con prestar su presencia y su dedicacion que con cualquier otra cosa. A diferencia de esos monitores del patio, por ejemplo. Se podia mostrar autoridad sin ser autoritario; se podia poner empeno en conocer y en hacer conocer las normas; se podian tomar en consideracion todas las pruebas antes de llegar a una conclusion.

Ser una buena jueza, penso Alex, no se diferenciaba tanto de ser una buena madre.

Se levanto, bajo al piso de abajo y agarro el telefono. Whit contesto a la tercera llamada.

– Esta bien-dijo Alex-. Dime que tengo que hacer.

La silla era demasiado pequena para Lacy; las rodillas no le cabian debajo del pupitre; los colores de la pared eran demasiado brillantes. La maestra sentada enfrente era tan joven, que Lacy se preguntaba si al volver a su casa podia beber una copa de vino sin infringir la ley.

– Senora Houghton-dijo la maestra-, me gustaria poder darle una explicacion, pero es un hecho que hay ninos que, sencillamente, atraen como un iman las burlas de los demas. Los otros ninos perciben una debilidad, y la explotan.

– ?Cual es la debilidad de Peter?-pregunto ella.

La maestra sonrio.

– Yo no lo veo como una debilidad. Es sensible, y dulce. Pero ese temperamento hace que, en lugar de salir corriendo con los demas chicos para jugar a policias y ladrones, prefiera quedarse pintando con Josie en un rincon. Los demas ninos de la clase lo notan.

Lacy se acordo de cuando ella estaba en la escuela primaria. Seria no mucho mayor que Peter, y criaron pollos en una incubadora. Los seis huevos se abrieron, pero uno de los pollos nacio con una pata malformada. Siempre llegaba ultimo al comedero y al bebedero, y era mas timido y estaba mas enclenque que sus hermanos. Un dia, ante los horrorizados ojos de toda la clase, los demas pollos se pusieron a picotear al pollito lisiado hasta matarlo.

– No crea que toleramos el comportamiento de los demas chicos-le aseguro a Lacy la maestra-. Cuando vemos que alguien se pasa, lo mandamos de inmediato al director.-Abrio la boca como para anadir algo mas, pero finalmente guardo silencio.

– ?Que iba a decir?

La maestra bajo la vista.

– Pues que, por desgracia, esta medida tiene a veces el efecto contrario. Los chicos identifican entonces a Peter como la razon de que hayan tenido problemas, lo cual perpetua el circulo de violencia.

Lacy sintio que se le acaloraba el rostro.

– Y, personalmente, ?que medidas toma usted para evitar que esto vuelva a suceder?

Esperaba que la maestra le hablara de cosas como sentar al abuson en una silla para que reflexionara, o de algun tipo de castigo a aplicar si Peter era de nuevo atacado por el grupo. Pero en lugar de eso la joven dijo:

– Estoy tratando de ensenarle a Peter a defenderse solo. Si alguien se le cuela en la cola de la comida, o si se burlan de el, ensenarle a replicar en lugar de aceptarlo.

Lacy parpadeo.

– No…no puedo creer lo que oigo. Entonces, si le empujan, ?tiene que devolver el empujon? Si le tiran la comida al suelo, ?tiene que hacer el lo mismo?

– Por supuesto que no…

– ?Esta diciendome que, para que Peter se sienta a salvo en la escuela, va a tener que empezar a comportarse como los chicos que le estan fastidiando?

– No. De lo que le estoy hablando es de la realidad de la escuela primaria-la corrigio la maestra-. Mire, senora Houghton, si usted lo prefiere, yo puedo decirle lo que usted desea escuchar. Podria decirle que Peter es un nino maravilloso, que lo es, que la escuela ensenara tolerancia y disciplina a los ninos que han estado convirtiendo la vida de Peter en un tormento, y que todo eso bastara para acabar con la situacion. Pero la triste realidad es que, si Peter quiere que las cosas cambien, el va a tener que poner de su parte.

Lacy bajo los ojos mirandose las manos, que parecian las de un gigante sobre la superficie del minusculo pupitre.

– Gracias. Por su sinceridad al menos.

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