estos eran aceptados. Era este motivo, ademas de la conviccion de su madre de que encajar pasaba por unirse a la multitud, el que lo habia llevado a apuntarse a los entrenamientos que se hacian por la tarde, y en los que se vio practicando el pase de pelota, que Peter tenia que ir corriendo a buscar mas veces de las que conseguia devolversela al companero. Y tambien se encontro en los partidos, que tenian lugar dos veces por semana, calentando los banquillos de los campos de las escuelas de secundaria de todo el condado de Grafton.
Solo habia una cosa que Peter odiara mas que jugar a futbol, y era vestirse de futbolista. Despues de clase, siempre encontraba algo que hacer en su casillero, o una pregunta que plantear a la maestra, de modo que, cuando el llegara al vestuario, sus companeros estuvieran ya fuera calentando y haciendo estiramientos. Entonces, en un rincon, Peter se desnudaba sin necesidad de tener que oir a nadie burlandose de su pecho hundido, ni que nadie le estirara de la goma de los calzoncillos para darle un chasquido. Le llamaban Peter Homo, en lugar de Peter Houghton, e incluso cuando se quedaba ultimo y no habia nadie mas en el vestuario, aun les seguia oyendo chocar las palmas de las manos, y sus risas llegaban hasta el como la mancha de una marea negra.
Cuando acababa el entrenamiento, por lo general solia encontrar algo que hacer y que le permitiera ser el ultimo en el vestuario: recoger las pelotas utilizadas en el entrenamiento, hacerle al entrenador alguna pregunta relativa al siguiente partido, o volver a atarse las botas. Si tenia mucha suerte, para cuando llegaba a las duchas todos estaban ya camino de casa. Pero aquel dia, nada mas acabar el entrenamiento, se habia desencadenado una tormenta. El entrenador se llevo a todos los chicos del campo de deportes y los hizo entrar en el vestuario.
Peter se dirigio a paso lento hacia el grupo de casilleros de su rincon. Habia ya varios chicos camino de las duchas, con una toalla alrededor de la cintura. Drew, sin ir mas lejos, junto con su amigo Matt Royston. Iban riendose, dandose punetazos el uno al otro a la altura del hombro para ver cual de los dos era capaz de encajar el golpe mas fuerte.
Peter se volvio de espaldas al resto de secciones del vestuario y se despojo del equipo, para taparse rapidamente con una toalla. El corazon le latia con fuerza. Podia imaginar lo que todos veian al mirarlo, entre otras cosas porque tambien el lo veia al observarse en el espejo: una piel blanca como el vientre de un pescado; los bultos nudosos que le sobresalian de la columna y de las claviculas. Unos brazos sin una fibra de musculo.
Lo ultimo que hizo Peter fue quitarse los anteojos y dejarlos en el estante de su casillero abierto. Todo se volvio felizmente borroso.
Se fue hacia la ducha con la cabeza gacha, esperando al ultimo segundo para desprenderse de la toalla. Matt y Drew ya se estaban enjabonando. Peter dejo que el chorro de agua le diera en la frente. Imagino que era un aventurero en un rio salvaje y espumoso, recibiendo el embate de una gran cascada mientras era succionado por un remolino.
Al quitarse el agua de los ojos y darse la vuelta, vio los contornos borrosos de dos cuerpos, eran Matt y Drew. Y la mancha oscura entre sus piernas: el vello pubico.
Peter aun no tenia.
Matt se volvio de lado con gesto brusco.
– Por Cristo, deja de mirarme la verga.
– Maricon de mierda-dijo Drew.
Peter se dio la vuelta de inmediato. ?Y si resultaba que tenian razon? ?Y si esa era la razon de que su mirada se hubiera dirigido hacia alli en ese momento? Peor aun, ?y si se le ponia dura justo entonces, cosa que ultimamente le pasaba cada vez mas a menudo?
Eso significaria que era gay, ?o no?
– No te estaba mirando-solto Peter-. No veo nada.
La risotada de Drew resono contra las paredes embaldosadas de la ducha.
– A lo mejor es porque tienes la verga chiquita, Mattie.
De pronto Matt habia agarrado a Peter por el cuello.
– No llevo anteojos-dijo Peter ahogandose-. Por eso…
Matt le solto, empujando a Peter contra la pared, y luego salio de la ducha dando una zancada. Agarro la toalla de Peter que estaba colgada de un gancho, y la tiro bajo el chorro de agua. Fue a caer, completamente mojada, encima del desague central.
Peter la recogio y se la puso alrededor de la cintura. La tela de algodon estaba empapada, y el estaba llorando, pero penso que a lo mejor los demas no se daban cuenta, pues todo el estaba chorreando. Todos lo miraban.
Cuando estaba con Josie no sentia nunca nada; no le entraban ganas de darle un beso, ni de tomarla de la mano, ni cosas asi. Pero le parecia que tampoco sentia nada de eso por los chicos. Aunque no habia duda de que tenias que ser o gay, o hetero. No podias no ser ninguna de las dos cosas.
Se apresuro a volver al grupo de casilleros del rincon y se encontro a Matt de pie delante de la suya. Peter entorno los ojos, intentando ver que era lo que Matt sostenia en la mano, y entonces lo oyo: Matt tomo sus anteojos y cerro de golpe la puerta del casillero aplastandolos. Luego dejo caer al suelo la montura retorcida.
– Ahora ya no puedes mirarme-dijo, y se marcho.
Peter se arrodillo en el suelo, intentando recoger los fragmentos rotos de cristal. Como no veia bien, se corto la mano. Se quedo sentado en el suelo, con las piernas cruzadas y la toalla ahuecada en el regazo. Se acerco la palma de la mano al rostro, hasta que lo vio todo claro.
Alex sono que caminaba por la calle Mayor completamente desnuda. Entraba en el banco y depositaba un cheque.
– Su Senoria-le dijo el cajero, sonriente-, ?verdad que hace un dia radiante?
Al cabo de cinco minutos, entro en la cafeteria y pidio un cafe con leche descremada. La camarera era una chica con el cabello de un improbable color purpura y un piercing que le atravesaba el puente de la nariz a la altura de las cejas. Cuando Josie era pequena y entraban en aquella cafeteria, Alex le decia que no se quedara mirando.
– ?Tomara tambien
Fue a la libreria, a la farmacia y a la gasolinera, y en todas partes noto que la gente la miraba. Ella sabia que iba desnuda, ellos sabian que ella iba desnuda, pero nadie le dijo nada hasta que fue a la oficina de correos. El empleado de la oficina era un viejo que trabajaba alli probablemente desde que abandonaron el Pony Express. Al darle a Alex una tira de sellos, puso furtivamente la mano sobre la suya.
– Senora, puede que yo no sea la persona indicada para decirselo…
Alex lo miro a los ojos, a la expectativa.
Las arrugas de preocupacion de la frente del empleado se suavizaron.
– …pero lleva usted un vestido precioso-concluyo.
Era su paciente la que gritaba. Lacy podia oir su llanto desde el otro extremo del pasillo. Corrio todo lo aprisa que pudo, hasta que doblo la esquina y se metio en la habitacion.
Kelly Gamboni tenia veintiun anos, era huerfana y tenia un coeficiente intelectual de 79. La habian violado en grupo, uno tras otro, tres alumnos del instituto que ahora esperaban ser juzgados en el centro de detencion de menores de Concord. Kelly vivia en una residencia catolica, donde, como era natural, no se contemplaba la posibilidad de abortar. Pero ahora el medico de guardia del servicio de urgencias habia considerado necesario, por motivos medicos, provocar un aborto en la trigesimo sexta semana de embarazo. Kelly estaba tumbada en la cama del hospital, con una enfermera al lado que trataba en vano de consolarla, mientras ella se abrazaba a un osito de peluche.
– ?Papa!-gritaba, a un padre que hacia anos que habia muerto-. ?Llevame a casa, papa! ?Me duele mucho!
El medico entro en la habitacion, y Lacy se le encaro.
– ?Como se atreve?-dijo-. ?Es mi paciente!
– Bueno, la han traido a urgencias estando yo de guardia, asi que ahora es mi paciente-replico el medico.
Lacy miro a Kelly y salio al pasillo. A Kelly no le haria ningun bien que los dos se pelearan delante de ella.
– Ha ingresado quejandose de que llevaba dos dias mojando la ropa interior. Se le ha hecho una exploracion