eso le daba igual. No era lo que queria, estar rodeada de gente a la que lo unico que le importaba era lo que pasaba en las series de television tipo «One Life to Live», y que ahorraban el dinero que ganaban como nineras para ir al Limited. A veces le parecian personas tan vacias que a Josie le daba por pensar que, si hurgaba en ellas con con un lapiz afilado, explotarian como un globo.

Asi que, ?por que preocuparse si ella y Peter no eran populares? Siempre le estaba diciendo a Peter que eso no importaba, de modo que ya podia empezar a creerselo ella misma.

Josie se deshizo del contacto de la mano de su madre y fingio que estaba maravillada con la sopa de crema de esparragos. No sabia que tenian los esparragos que a ella y a Peter les hacian mucha gracia. Una vez habian hecho un experimento consistente en comprobar cuantos tenias que comerte para que el pipi te oliera raro. Por Dios que no habian necesitado ni dos mordiscos.

– Y deja ya de poner tu voz de juez-dijo Josie.

– ?Mi que?

– Tu voz de juez. La que pones cuando contestas al telefono. O cuando estas en publico. Como ahora.

Su madre fruncio el entrecejo.

– Que tonteria, es la misma voz que…

El camarero se presento como deslizandose, como si fuera patinando por todo el comedor.

– No pretendia interrumpirlas…?Esta todo a su gusto, Su Senoria?

Sin alterarse en lo mas minimo, su madre se volvio hacia el camarero.

– Esta todo delicioso-dijo, congelando la sonrisa hasta que se marcho; entonces se volvio de nuevo hacia Josie-. Es mi voz de siempre.

Josie la observo, y luego miro hacia la espalda del camarero.

– Ya, puede que si-dijo.

El otro integrante del equipo de futbol que hubiera estado mas a gusto en cualquier otro sitio se llamaba Derek Markowitz. Se presento a Peter un dia en que estaban los dos sentados en el banquillo, durante un partido con North Haverhill.

– ?A ti quien te ha obligado a anotarte?-le pregunto Derek, y cuando Peter le dijo que su madre, respondio-: A mi tambien la mia. Es nutricionista, y esta que no caga con el fitness.

Durante la cena, Peter les decia a sus padres que el entreno habia ido de primera. Les contaba cosas inventadas a partir de los partidos que habia visto jugar a los demas: proezas deportivas que el jamas podria haber realizado. Lo hacia para ver a su madre volverse hacia Joey y decir cosas tales como:

– Ya lo ves, no eres el unico deportista de la familia.

Cuando en alguna ocasion habian ido a animarle en algun partido, y Peter no habia abandonado el banquillo, les decia que era porque el entrenador solo ponia a sus preferidos. Cosa que, en cierto modo, era verdad.

Derek compartia con Peter la condicion de ser uno de los peores jugadores de futbol del planeta. Era tan blanco que las venas parecian un mapa de carreteras bajo su piel, y tenia el pelo tan claro que era muy dificil distinguirle las cejas. Ahora, siempre que habia partido se sentaban juntos en el banquillo. A Peter le gustaba, porque pasaba de contrabando barras de Snickers en los entrenamientos y se las comia cuando el entrenador no miraba; y tambien porque sabia contar chistes. La cosa llego al punto de que Peter estaba deseando que llegara otro entrenamiento de futbol, solo por oir las cosas que decia Derek…Aunque al cabo de poco, Peter empezo a preocuparse una vez mas por la duda de si le gustaba Derek por ser quien era, o porque el era gay; y entonces se apartaba un poco de su lado, o se decia que, por encima de todo, no miraria a Derek a los ojos en todo el entrenamiento, no fuera a ser que se hiciera una idea equivocada.

Un viernes por la tarde estaban sentados en el banquillo, viendo como los demas jugaban contra Rivendell. Todo el mundo sabia que Sterling podia propinarle una paliza a Rivendell con los ojos cerrados, pero eso no era motivo suficiente para que el entrenador sacara a Peter o a Derek en un partido de liga de verdad. En el ultimo minuto del partido, el marcador senalaba algo tan humillante como Sterling 24, Rivendell 2, y Derek le estaba contando a Peter otro chiste de los suyos.

– Un pirata entra en un bar con la pata de palo, el parche en el ojo y el loro en la hebilla del cinturon. El camarero le dice: «Eh, amigo, llevas el loro en el cinturon». Y el pirata le contesta: «Si, ya lo se, arrrrgh. Ya me esta rompiendo los huevos».

– Buen partido-dijo el entrenador, felicitando a cada uno de los jugadores con un apreton de manos-. Buen partido, chico. Buen partido.

– ?Vienes?-pregunto Derek, poniendose de pie.

– Si, ve tu, ahora voy-dijo Peter, y mientras estaba agachado atandose las botas, vio pararse un par de zapatos de mujer delante de el. Unos zapatos que conocia bien, porque siempre los pisaba sin querer cuando pasaba por el vestidor de la entrada de su casa.

– Hola, cielo-dijo su madre con una sonrisa.

Peter se quedo helado. ?A que chico de secundaria su madre lo iba a buscar a la cancha de juego, como si saliera del jardin de infantes y necesitara que le dieran la mano para cruzar la calle?

– Dejame a mi, Peter-le dijo su madre.

Tuvo tiempo de ver como el equipo, en lugar de meterse en el vestuario, como de costumbre, se quedaba para presenciar su ultima humillacion. Cuando ya pensaba que las cosas no podian ir peor, su madre se fue derecho hacia el entrenador.

– Senor Yarbrowski-le dijo-, ?podria hablar con usted?

«Tierra, tragame», penso Peter.

– Soy la madre de Peter. Me preguntaba por que no hace salir a mi hijo en los partidos.

– Son motivos tacticos, senora Houghton. Ademas, estoy dandole tiempo a Peter para que se ponga al nivel de algunos de los otros…

– Estamos a mitad de temporada, y mi hijo tiene el mismo derecho que cualquier otro a jugar en este equipo de futbol.

– Mama-la interrumpio Peter, preguntandose por que no habia terremotos en New Hampshire, por que no se abria una grieta bajo sus pies y se la tragaba a media frase-. Dejalo ya.

– Tranquilo, Peter, yo me encargo de esto.

El entrenador se pellizco el arco de la nariz, entre los ojos.

– Hare salir a Peter en el partido del lunes, senora Houghton, pero no va a ser muy bonito.

– No tiene por que ser bonito, basta con que sea divertido.-Se volvio hacia Peter sonriente; no tenia ni idea-. ?Esta bien?

Peter casi no podia ni oirla. La verguenza le zumbaba con tal fuerza en los oidos, que solo era capaz de distinguir el murmullo sordo de sus companeros. Su madre se agacho delante de el. Nunca antes habia comprendido lo que era amar y odiar a alguien al mismo tiempo, pero ahora estaba empezando a captarlo.

– En cuanto te vea en accion, te pondra de titular.-Le dio unas palmaditas en la rodilla-. Te espero en el estacionamiento.

Los demas jugadores se reian mientras el pasaba junto a ellos.

– Es el ninito de mama-le decian-. ?Siempre te saca las castanas del fuego, marica?

Una vez en el vestuario, se sento y se quito las botas. Se le habia hecho un agujero en el calcetin, por el que le salia el dedo gordo, y se quedo mirandoselo como si ese hecho fuese algo verdaderamente asombroso, y no porque estuviera haciendo un esfuerzo sobrehumano por no llorar.

Casi se le salio el corazon del pecho cuando noto que alguien se sentaba a su lado.

– Peter-dijo Derek-, ?estas bien?

Peter intento decir que si, pero era incapaz de hacer que aquella mentira le saliera de la garganta.

– ?En que se diferencia este equipo de un ramo de rosas?-le pregunto Derek.

Peter sacudio la cabeza.

– En el ramo solo hay capullos a veces.-Derek sonrio de medio lado-. Nos vemos el lunes.

Para Josie, Courtney Ignatio era una de esas chicas que siempre parecen ir vestidas con una camiseta de tirantes de las que dejan el ombligo al aire. De las que en los recitales organizados por los estudiantes se inventaba bailes al son de canciones como Bootylicious o Lady Marmalade. Courtney habia sido la primera alumna de septimo curso en tener telefono movil. Era de

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