Pentagono. La torre sur del World Trade Center se habia desplomado.
El bibliotecario habia dispuesto un receptor de television para que todos pudieran ver la cobertura informativa de los medios de comunicacion. Aunque los habian sacado de clase, por lo general motivo de celebracion, habia tal silencio en aquella sala que Peter podia oir los latidos de su propio corazon. Miro alrededor de las paredes de la estancia, al pedazo de cielo que se veia por las ventanas. Aquella escuela no constituia una zona de seguridad. Nada lo era, a despecho de lo que les hubieran dicho.
?Era eso estar en guerra?
Peter se quedo mirando la pantalla. En Nueva York, la gente lloraba y gritaba aunque casi no se les veia a causa del polvo y el humo que llenaban el aire. Habia fuego por todas partes, y se oia el ulular de las sirenas de los camiones de bomberos y ambulancias, asi como las alarmas de los coches. No se parecia en nada a la Nueva York que recordaba de la vez que habia ido de vacaciones con sus padres. Habian subido a lo alto del Empire State Building y pensaban tomar una cena de lujo en Windows on the World, pero Joey se puso malo por comer demasiadas palomitas, asi que tuvieron que volverse al hotel.
La senora Rasmussin se habia marchado del colegio y ya no volveria aquel dia. Su hermano era agente de aduanas en el World Trade Center.
Ya no.
Josie estaba sentada junto a Peter. A pesar de los centimetros que los separaban, el podia notar que ella estaba temblando.
– Peter-le dijo en susurro, horrorizada-, hay gente que esta saltando.
El no tenia la vista tan aguda, ni siquiera con lentes, pero entorno los ojos y vio que Josie tenia razon. Le dolia el pecho al mirar, como si las costillas le fueran una talla pequenas de repente. ?Que tipo de persona era capaz de hacer una cosa asi?
El mismo respondio a su propia pregunta: «Una persona que ya no ve otra salida».
– ?Tu crees que podrian llegar hasta aqui?-murmuro Josie.
Peter se volvio hacia ella. Hubiera deseado saber que decir para hacer que ella se sintiera mejor, pero la verdad era que tampoco el se sentia muy bien, y ni siquiera sabia si existian palabras en su lengua capaces de sacar a alguien de aquella especie de estado de shock, de aquella repentina toma de conciencia de que el mundo ya no era el lugar que tu creias.
Se volvio de nuevo hacia la pantalla para no tener que responder a Josie. Seguian saltando personas al vacio por las ventanas de la torre norte. Hasta que de pronto se oyo un estruendo ensordecedor como si el mismo suelo abriera sus fauces. Al derrumbarse el segundo edificio, Peter dejo escapar el aire que tenia retenido en los pulmones…sintiendo alivio, porque ahora ya no podia ver nada mas.
Las lineas de los colegios estaban totalmente colapsadas por las llamadas de los padres, divididos en dos categorias: aquellos que no querian asustar a sus hijos de forma innecesaria presentandose en el centro y llevandoselos a un bunker en el sotano, y quienes querian sobrevivir a aquella tragedia con sus hijos al alcance de la mano.
Tanto Lacy Houghton como Alex Cormier pertenecian a esta ultima categoria, y ambas llegaron al colegio simultaneamente. Estacionaron una al lado de la otra en la parada del autobus y se apearon de sus respectivos vehiculos. Solo entonces se reconocieron la una a la otra. No habian vuelto a verse desde el dia en que Alex se habia llevado a su hija con gesto airado del sotano de Lacy, donde guardaban las armas de fuego.
– ?Sabes si Peter…?-dijo Alex.
– No lo se. ?Y Josie?
– Vengo a llevarmela.
Llegaron juntas a la oficina principal, donde les indicaron que fueran hasta el final del pasillo, la sala de comunicaciones.
– No puedo creer que les esten dejando ver las noticias-dijo Lacy, corriendo junto a Alex.
– Son lo bastante mayores como para entender lo que esta pasando-contesto esta.
Lacy sacudio la cabeza en senal de negacion.
– Yo misma no soy lo bastante mayor como para entender lo que esta pasando.
La sala de comunicaciones estaba repleta de alumnos, unos sentados en sillas, otros en las mesas, otros diseminados por el suelo. Alex tardo unos segundos en comprender que era lo que le parecia tan poco natural en todo aquel tropel: nadie hacia el menor ruido. Hasta las profesoras estaban de pie, tapandose la boca con la mano, como si temieran dejar escapar alguna emocion; porque si se abrian las compuertas, la inundacion lo barreria todo a su paso.
En la parte delantera de la estancia habia un unico televisor, sobre el que estaban fijas todas las miradas. Alex distinguio a Josie porque esta llevaba una de las cintas de Alex para el pelo, una con un diseno de piel de leopardo.
– Josie-llamo, y su hija se volvio en redondo, para acto seguido dirigirse hacia ella, pasando casi por encima de los demas chicos en su esfuerzo por llegar hasta su madre.
Josie se abalanzo sobre ella como un huracan de emocion y de furia, pero Alex sabia que dentro, en algun lugar, estaba el ojo de aquella tempestad, por lo que, como con cualquier otra fuerza de la naturaleza, habria que prepararse para otra arremetida antes de que las cosas volvieran a la normalidad.
– Mama-sollozo-, ?ya se ha acabado?
Alex no sabia que decirle. Como madre, se suponia que debia tener todas las respuestas, pero no las tenia. Se suponia que era capaz de proteger a su hija y mantenerla a salvo, pero tampoco eso podia prometerselo. Tenia que poner al mal tiempo buena cara y decirle a Josie que todo iria bien, cuando ella ni siquiera sabia si eso era verdad. Incluso en el trayecto desde los juzgados hasta alli, habia tomado conciencia de la fragilidad de las carreteras por las que transitaban; de la brecha que con tanta facilidad podia abrirse en la divisoria del cielo. Al pasar junto a varias fuentes habia pensado en la posibilidad de una contaminacion del agua potable; se habia preguntado a que distancia estaba la planta nuclear mas cercana.
Y sin embargo se habia pasado anos siendo la jueza que otras personas esperaban que fuera: fria y sosegada, capaz de llegar a conclusiones sin ponerse histerica. Sin duda, podria adoptar aquella actitud tambien ante su hija.
– Aqui todos estamos bien-dijo Alex con calma-. Ya ha pasado.
No sabia que, mientras decia aquello, un cuarto avion se estrellaba en el campo, en Pennsylvania. No se dio cuenta de que la crispacion con que agarraba el brazo de Josie contradecia sus palabras.
Alex hizo un gesto afirmativo con la cabeza por encima del hombro de Josie, dirigido a Lacy Houghton, que se marchaba llevandose consigo a Peter. No sin asombro, vio lo alto que estaba el chico, casi tan alto como un hombre.
?Cuantos anos habian pasado desde la ultima vez que lo habia visto?
«En un abrir y cerrar de ojos le pierdes la pista a la gente», penso Alex. Se prometio que no dejaria que eso sucediera entre ella y su hija. Porque, si se pensaba bien, ser juez no tenia la menor importancia en comparacion con ser madre. Cuando el asistente de Alex le habia dado la noticia de lo sucedido en el World Trade Center, su primer pensamiento no habia sido para sus administrados…sino solo para Josie.
Durante unas semanas, Alex se mantuvo fiel a su promesa. Reorganizo su agenda para estar en casa cuando llegara Josie; dejo los documentos legales en la oficina en lugar de llevarselos a casa para leerlos durante el fin de semana; todas las noches a la hora de la cena, hablaban, pero no una mera charla, sino que sostenian conversaciones de verdad, por ejemplo acerca de por que
Peter odiaba el futbol, aunque a pesar de ello formaba parte del equipo del instituto, donde seguian una politica de «todo el mundo vale»; de modo que los chicos que en condiciones normales no hubieran entrado en el equipo como titulares, ni como de suplentes, ni ?a quien pretendian enganar?, ni siquiera en el equipo, incluso
