– Dos. Un bebe de seis meses y el mayor, que esta en Yale.

– Entonces lo ha conseguido-dijo Peter-. Todo el mundo quiere que su hijo vaya a Harvard, o que sea quarterback de los Patriots. No hay nadie que mire a su bebe y piense: «Oh, cuanto me gustaria que cuando mi hijo se haga mayor sea un freak. Que entre cada dia en el instituto rezando para que nadie se fije en el». Pero ?sabe una cosa?, todos los dias hay chicos a los que les pasa eso.

Jordan se encontro sin respuesta. Una linea muy delgada separaba ser unico de ser raro, en aquello que hacia que un nino, al crecer, fuera adaptandose, como Thomas, o se convirtiera en una persona inestable, como Peter. ?Todo adolescente caia inevitablemente a uno u otro lado de esta cuerda floja; y era posible darse cuenta antes de que perdiera el equilibrio?

Penso de pronto en Sam, cuando Jordan le habia cambiado el panal aquella misma manana. El bebe se habia agarrado los dedos del pie, fascinado de haberlos encontrado, y al instante se habia metido el pie en la boca.

– Miralo-habia bromeado Selena por encima de su hombro-, de tal palo tal astilla.

Al acabar de vestir a Sam, Jordan se habia quedado maravillado al pensar en el misterio que debia de constituir la vida para alguien tan pequeno. Se imagino un mundo enormemente grande en comparacion consigo mismo. Se imagino despertandose una manana y descubriendo una parte de el que ni siquiera sabia que existia.

Cuando no encajas, te vuelves sobrehumano. Puedes sentir los ojos de todos los demas clavados en ti, como el Velcro. Eres capaz de oir una murmuracion sobre ti a un kilometro de distancia. Eres capaz de desaparecer, aun cuando parezca que sigues ahi. Eres capaz de gritar, sin que nadie oiga nada.

Eres el mutante caido en el barril de acido, el bufon que ya no puede quitarse la mascara, el hombre bionico que ha perdido todos sus miembros y nada de su corazon.

Eres esa criatura que una vez fue normal, pero que de eso hace tanto tiempo, que ya no recuerdas como era.

SEIS ANOS ANTES

Peter comprendio que estaba sentenciado el primer dia de clase de sexto, cuando su madre le dio un regalo mientras estaba desayunando.

– Sabia cuanto lo deseabas-le dijo, y espero a que el lo desenvolviera.

Dentro del paquete habia una carpeta de tres anillas con un dibujo de Superman en la tapa. Era verdad que el habia deseado una carpeta asi. Hacia tres anos, cuando estaba de moda tener una.

Consiguio esbozar una sonrisa.

– Gracias, mama-dijo, y ella le sonrio de oreja a oreja, mientras el pensaba ya en todas las consecuencias que podia acarrearle presentarse en clase con una estupida carpeta como aquella.

Josie, como de costumbre, acudio en su ayuda. Le dijo al vigilante de la escuela que se le habian roto las asas del manubrio de la bici y que necesitaba cinta aislante para poder hacer un apano hasta volver a casa. En realidad no iba en bici a la escuela, iba caminando con Peter, que vivia un poco mas a las afueras de la ciudad y que pasaba a recogerla de camino hacia el colegio. Aunque ya nunca quedaban fuera del horario escolar-de hecho, hacia anos que no quedaban por culpa de una acalorada discusion entre sus respectivas madres cuyos detalles ninguno de los dos recordaba con exactitud-, Josie seguia juntandose con Peter. Gracias a Dios, por cierto, porque era la unica. Se sentaban juntos a la hora de comer, se leian el uno al otro los borradores de las redacciones de lengua, siempre formaban pareja en el laboratorio. Los veranos solian ser una epoca dificil. Podian comunicarse por correo electronico y, de vez en cuando, se encontraban en el estanque del parque de la ciudad, pero eso era todo. Luego, cuando llegaba septiembre, volvian a ponerse al dia como la cosa mas normal del mundo. Aquello debia de ser lo que se entendia por mejor amiga, suponia Peter.

Aquel dia, gracias a la carpeta de Superman, el curso empezaba con una situacion critica. Con la ayuda de Josie, Peter se confecciono una especie de funda de quita y pon con la cinta adhesiva y un periodico viejo que habian sustraido del laboratorio de ciencias naturales. Asi podria quitarla al llegar a casa, argumento ella, para que su madre no se sintiera ofendida.

Los alumnos de sexto tenian el cuarto turno del almuerzo poco antes de las once de la manana, pero parecia que llevaran meses sin comer. Josie no se llevaba el almuerzo de casa, sino que se lo compraba en la cafeteria, y es que, como decia ella, las dotes culinarias de su madre se limitaban a extender un cheque para el comedor. Peter estaba con ella en la cola, esperando para agarrar un envase de leche. Su madre le ponia un sandwich sin las puntas del pan, una bolsa de zanahoria rallada y una fruta organica.

Peter mantenia la carpeta oculta bajo la bandeja, avergonzado a pesar de llevarla tapada con el forro de papel de periodico. Clavo una pajita en el envase de leche.

– ?Sabes que?-le dijo Josie-, no deberia importarte tanto la carpeta que llevas. ?Y a ti que lo que piensen los demas?

Mientras se dirigian a la zona de almuerzo, Drew Girard choco contra Peter.

– Mira por donde andas, subnormal-dijo Drew, pero ya era demasiado tarde, a Peter se le habia caido la bandeja.

La leche se desparramo sobre la carpeta, y el papel de periodico se empapo y revelo el dibujo de Superman que habia debajo.

Drew se echo a reir.

– ?Tambien llevas los calzoncillos de Superman, Houghton?

– Callate, Drew.

– Y si no, ?que? ?Me lanzaras rayos X por los ojos?

La senora McDonald, la profesora de expresion artistica que vigilaba el comedor, y a la que Josie juraba haber visto una vez aspirando cola del armario de material, dio un timido paso hacia ellos. En septimo curso ya habia chicos como Drew y Matt Royston que eran mas altos que las maestras, a los que les habia cambiado la voz, y que se afeitaban. Pero tambien habia chicos como Peter, que rogaban cada noche que les llegara la pubertad, de la cual no habia manera que descubrieran signo visible alguno todavia.

– Peter, ?por que no buscas un sitio y te sientas tranquilamente…?-suspiro la senora McDonald-. Drew te traera otro envase de leche.

«Envenenado, probablemente», penso Peter. Se puso a secar la carpeta con unas servilletas de papel. Pero aunque la secara, no se le iria el olor. A lo mejor podria decirle a su madre que se le habia caido la leche encima cuando estaba almorzando. Despues de todo, era la verdad, aunque le hubieran dado una pequena ayuda. Y, con un poco de suerte, podia ser estimulo suficiente para que le comprara una carpeta nueva, una carpeta normal, como todo el mundo.

Peter se reia por dentro: Drew Girard le habia hecho un favor.

– Drew-dijo la profesora-. Queria decir ahora.

Mientras Drew se volvia hacia el interior de la cafeteria y se dirigia a la piramide de envases de leche, Josie, furtivamente, le puso una ladina zancadilla que dio con el de bruces en el suelo. En la zona de comedor, algunos chicos habian empezado a reirse. Tal era la dinamica de aquella sociedad: a ti te tocaba el palo mas bajo del gallinero, mientras no encontraras a alguien que ocupara tu lugar.

– Ten cuidado con la kriptonita-le dijo Josie en voz baja, pero lo bastante audible para que Peter lo oyera.

A Alex, las dos cosas que mas le gustaban de ser juez de tribunal de distrito eran, en primer lugar, ser capaz de abordar los problemas de la gente y hacer que sintieran que alguien les escuchaba, y en segundo lugar, el reto intelectual que representaba. Habia tantos factores que sopesar cuando tenias que tomar decisiones: las victimas, la policia, la aplicacion de la ley, la sociedad. Y todos ellos habia que considerarlos dentro del contexto de los precedentes.

Lo peor de aquel trabajo era que, cuando las personas llegaban al tribunal, no podias darles lo que realmente necesitaban: en el caso del acusado, una sentencia que fuera mas un tratamiento que un castigo; en el caso de la

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