Peter no respondio. No se trataba de el.
– Es que…es que ahora mismo no puedo salir contigo, de verdad-se justifico Josie.
El levanto la cara.
– ?No puedes?
Josie se puso de pie, retrocediendo y alejandose de el.
– Nos vemos, Peter-dijo, y salio de su vida.
DIEZ DIAS DESPUES
Josie espero hasta que dejo de oir la television en el dormitorio de su madre y se volvio de costado en la cama para poder ver las acrobacias del diodo luminoso del reloj digital. Cuando los digitos senalaron las 2:00 de la madrugada, decidio que ya no habia peligro y, tras retirar las sabanas, se levanto de la cama.
Sabia muy bien como bajar la escalera sin hacer ruido. Ya lo habia hecho un par de veces con anterioridad, para encontrarse con Matt en el patio de atras. Una noche el le habia enviado un mensaje de movil: «Quiero verte ahora». Ella habia salido a encontrarse con el vestida con un camison blanco de algodon, como un fantasma, y cuando el la toco, por un momento le parecio que iba a escurrirsele entre los dedos.
Solo habia un peldano que crujia y Josie sabia perfectamente cual era, por lo que no era ningun problema pasar por encima sin pisarlo. Una vez en la planta baja, rebusco en la estanteria de los DVD hasta encontrar el que queria ver sin que nadie la sorprendiera haciendolo. Luego encendio el televisor, y bajo tanto el volumen que tuvo que ponerse casi encima de la pantalla para poder oir.
La primera persona que aparecia era Courtney. Levantaba la mano para impedir que la persona que llevaba la camara la filmara. No obstante, se reia, mientras su largo pelo le caia por delante del rostro como un velo de seda. Se oia la voz en off de Brady Price: «Ensenanos algo para “Girls Gone Wild”, Court». La imagen se difumino unos segundos, y luego aparecio un primer plano de un pastel de cumpleanos. FELICES DIECISEIS ANOS, JOSIE. Una rapida sucesion de rostros, incluido el de Haley Weaver, cantandole a ella.
Josie pulso el boton de pausa del DVD. Ahi estaban, Courtney, Haley, Maddie, John, Drew. Toco la frente de cada uno de ellos, con la yema de los dedos, recibiendo una minuscula descarga electrica cada vez.
Para celebrar su cumpleanos habian ido a hacer una barbacoa al lago Sunapee. Comieron hot dogs, hamburguesas, mazorcas de maiz. Se habian olvidado el ketchup, y alguien tuvo que volver en coche a la ciudad para ir al super a comprarlo. Courtney habia firmado su tarjeta de felicitacion con las iniciales PMMA, «Para Mi Mejor Amiga», aunque Josie sabia que un mes antes le habia puesto lo mismo a Maddie.
Para cuando la imagen volvio a difuminarse y surgio su propio rostro, Josie estaba llorando. Sabia lo que venia a continuacion, lo recordaba perfectamente. La camara fue ampliando el plano, y alli estaba Matt, rodeandola con el brazo mientras ella estaba sentada en su regazo sobre la arena. El se habia quitado la camisa, y Josie aun recordaba el calor de su piel al contacto con la suya.
Como puede alguien estar tan vivo en un determinado momento para luego quedar inmovil para siempre, y no solo el corazon o los pulmones, sino la forma despaciosa de esbozar una sonrisa, la parte izquierda de la boca antes que la derecha; y el tono de la voz; y la forma de atusarse el pelo despues de haber acabado los ejercicios de matematicas.
– No puedo vivir sin ti-solia decirle Matt. Ya no tendria que hacerlo, penso Josie.
No podia parar de llorar, y se llevo el puno a la boca para no hacer ruido. Contemplaba a Matt en la pantalla, de la misma forma que uno observaria a un animal al que no habia visto antes, como si tuviera que memorizarlo para contarle al mundo entero mas tarde lo que habia encontrado. La mano de Matt se abrio sobre el vientre desnudo de ella, rozandole el borde de la parte superior del biquini. Se veia a ella misma rechazandolo, ruborizada.
– Aqui no-decia su voz, una voz alegre y divertida que ni siquiera a Josie le sonaba como la suya propia. Uno nunca reconoce su voz cuando la oye en una grabacion.
– Pues vamos a otro sitio-decia Matt.
Josie se levanto la camisa del pijama y metio la mano por debajo. Se aplico la palma de la mano en el vientre. Levanto el dedo pulgar, como lo habia hecho Matt, hasta la curva de uno de los senos. Trato de fingir que era el.
Matt le habia regalado un colgante de oro para aquel cumpleanos, una joya de la que no se habia desprendido desde aquel dia, hacia casi seis meses. Josie lo llevaba en la filmacion. Recordo que cuando lo habia mirado en el espejo, vio la huella del pulgar de Matt en el; habia quedado impresa cuando se lo habia colgado del cuello. Le parecio algo tan intimo, que durante varios dias habia evitado con todo cuidado frotarla para no borrarla.
La noche en que Josie habia salido para encontrarse con Matt en el patio trasero, a la luz de la luna, el se habia echado a reir al ver su camison, estampado con imagenes de munequitos.
– ?Que estabas haciendo cuando te he enviado el mensaje?-le pregunto.
– Estaba durmiendo. ?Para que querias verme en plena noche?
– Para estar seguro de que sonabas conmigo-le dijo el.
En el DVD, alguien pronunciaba el nombre de Matt en voz alta. El se volvia, sonriente. Tenia dientes de lobo, penso Josie. Afilados, de una blancura inverosimil. Le daba a Josie un beso en la boca.
– Vuelvo en seguida-le decia.
«Vuelvo en seguida».
Le dio a la pausa justo en el momento en que Matt se levantaba. Luego se paso la mano por el cuello y arranco de un tiron el colgante junto con la fina cadenita de oro que lo sostenia. Abrio el cierre de uno de los cojines del sofa y metio el colgante dentro del relleno.
Apago el televisor. Dejo a Matt suspendido asi, para siempre; a apenas unos centimetros de ella, para poder acercarse a el cuando quisiera. Aunque sabia que el DVD volveria a su posicion de inicio antes de que ella hubiera salido de la habitacion.
A Lacy y a Lewis se les habia acabado la leche. Aquella manana, mientras ella y su marido estaban sentados como zombis a la mesa de la cocina, lo habia sacado a colacion:
«Dicen que va a llover otra vez».
«Se ha terminado la leche».
«?Hay noticias del abogado de Peter?».
Lacy estaba desolada por el hecho de no poder volver a visitar a Peter hasta al cabo de otra semana mas. Normas de la prision. La atormentaba pensar que Lewis ni siquiera habia ido aun a verle. ?Como podia llevar a cabo con normalidad los quehaceres de la vida cotidiana, sabiendo que su hijo estaba sentado en una celda a menos de treinta kilometros de distancia?
Habia un punto critico en el que los acontecimientos de tu vida se convertian en un tsunami. Era algo que Lacy conocia bien, porque el torrente del dolor la habia arrastrado ya una vez. Y cuando eso sucedia, uno se encontraba, al cabo de unos dias en medio de un terreno inhospito, sin raices. La unica alternativa era intentar llegar hasta un nivel mas alto mientras aun se podia.
Por ese motivo, Lacy estaba en una estacion de servicio, comprando un carton de leche, cuando su instinto mas primario le pedia meterse debajo de las sabanas y dormir. Aquello no habia sido tan sencillo como parecia: