para conseguir la leche, primero habia tenido que salir marcha atras del garaje de su casa mientras los periodistas golpeaban los cristales de las ventanillas y le obstaculizaban el paso; luego habia tenido que despistar a la furgoneta de la tele que la seguia por la autovia. Como resultado, de repente se veia comprando un carton de leche en una estacion de servicio en Purmort, New Hampshire, que raramente frecuentaba.
– Son dos dolares con cincuenta y nueve centavos-dijo la cajera.
Lacy abrio la cartera y saco tres dolares. Entonces se fijo en el pequeno letrero escrito a mano junto a la caja registradora. RECAUDACION DE FONDOS PARA LAS VICTIMAS DEL INSTITUTO STERLING, leyo; y habia una lata de cafe para recoger los donativos.
Empezo a temblar.
– No se preocupe-dijo la cajera, comprensiva-. Una tragedia, ?verdad?
El corazon le latia con tal fuerza, que Lacy estaba segura que la empleada tenia que oirlo.
– Aunque quieras, no puedes dejar de preguntarte por esos padres, ?eh? ?Como pudieron no darse cuenta de nada?
Lacy asentia con la cabeza, por miedo a que el mero sonido de su voz pudiera dar al traste con su anonimato. Era casi demasiado facil estar de acuerdo: ?podia haber un hijo mas espantoso, una madre peor?
Era facil decir que detras de un hijo terrible habia siempre un padre terrible, pero ?y los padres que lo habian hecho lo mejor que habian sabido? ?Y los padres, como Lacy, que habian amado de una forma incondicional, que habian protegido a su hijo con ferocidad, que lo habian querido al maximo…y que aun asi habian criado a un asesino?
«Yo no me di cuenta de nada-hubiera deseado decir Lacy-. No ha sido culpa mia».
Pero guardo silencio, porque, para ser sincera, no estaba del todo segura de creerlo asi.
Lacy vacio el contenido de su monedero en la lata de cafe, tanto billetes como monedas. Salio de la tienda de la gasolinera casi sin darse cuenta, olvidandose el carton de leche en el mostrador.
Dentro de si no habia quedado nada. Se lo habia dado todo a su hijo. Y ese era el mayor sufrimiento de todos: por muy fantasticos que queramos que sean nuestros hijos, por muy perfectos que finjamos que son, estan condenados a defraudarnos. Los hijos acaban siempre pareciendose a nosotros mucho mas de lo que habiamos pensado: imperfectos hasta la medula.
Ervin Peabody, el profesor de psiquiatria en la facultad, se ofrecio para conducir una sesion de duelo colectivo dirigida a toda la poblacion de Sterling en la blanca iglesia de madera del centro de la ciudad. En el diario local se habia publicado un minusculo aviso de una sola linea, y en la cafeteria y en el banco se habian colgado unos carteles de color morado, pero eso habia sido suficiente para difundir la convocatoria. A la hora del evento, las siete de la tarde, habia coches estacionados hasta a casi un kilometro de distancia. El gentio desbordaba las puertas de la iglesia y se desparramaba por la calle. Los representantes de la prensa, que habian acudido en masa para cubrir la noticia, eran rechazados por un batallon de policias de Sterling.
Selena abrazo al bebe contra su pecho al pasar junto a ella otra oleada de ciudadanos.
– ?Te habias imaginado una cosa asi?-le pregunto en voz baja a Jordan.
Este nego con la cabeza, mientras sus ojos vagaban por encima de la multitud. Reconocio a varias personas que habian estado presentes en la lectura del acta de acusacion, pero distinguio tambien muchas otras caras nuevas que no estaban relacionadas de forma personal con el instituto: personas mayores, estudiantes de la facultad, parejas con hijos pequenos. Habian acudido por una especie de efecto domino; porque el trauma de una persona provoca una perdida de inocencia en otra.
Ervin Peabody ocupaba un asiento delante de todo de la gran sala, junto al jefe de policia y el director del Instituto Sterling.
– Hola a todos-dijo, poniendose en pie-. Hemos convocado esta velada de hoy porque todos seguimos aun bajo los efectos de la conmocion. Casi de la noche a la manana, el paisaje se ha transformado a nuestro alrededor. Es posible que no tengamos respuesta para todas las preguntas, pero hemos pensado que podria ser beneficioso empezar a hablar acerca de lo sucedido. Y lo que quiza es mas importante, escucharnos unos a otros.
Un hombre se levanto en la segunda fila, con el saco en la mano.
– Nosotros nos trasladamos aqui hace cinco anos, porque mi esposa y yo queriamos huir de la locura de Nueva York. Acababamos de formar una familia y buscabamos un lugar que fuera…en fin, un poco mas amable y acogedor, nada mas. No se si saben a lo que me refiero: cuando vas en coche por las calles de Sterling, las personas que te conocen te saludan con la bocina…Y cuando vas al banco, el cajero te llama por tu nombre. Ya no quedan muchos sitios asi en Norteamerica, y ahora…-Se le quebro la voz.
– Y ahora Sterling tampoco es ya uno de esos sitios-concluyo Ervin-. Se lo dificil que resulta que la imagen que uno se ha forjado de algo ya no se corresponde con la realidad, que la persona pacifica con la que te cruzabas se convierta en un monstruo.
– ?Un monstruo?-le dijo Jordan a Selena en un susurro.
– Bueno, ?y que quieres que diga? ?Que Peter era una bomba de relojeria? Llamarlo monstruo hara que todos se sientan mas seguros.
El psiquiatra paseo la mirada por la concurrencia.
– Yo pienso que el hecho mismo de que todos ustedes esten aqui esta noche demuestra que Sterling no ha cambiado. Es posible que ya nunca vuelva a ser como antes, o al menos tal como la habiamos conocido…Entonces tendremos que crear un nuevo tipo de normalidad.
Una mujer levanto la mano.
– ?Y que pasara con el instituto? ?Nuestros hijos tendran que volver a entrar en ese sitio?
Ervin lanzo una ojeada hacia el jefe de policia y hacia el director.
– Es aun el escenario de una investigacion en curso-dijo el policia.
– Esperamos poder acabar el trimestre en una ubicacion diferente-anadio el director-. Estamos en conversaciones con el municipio de Lebanon, para ver si tienen alguna escuela desocupada que podamos utilizar.
Se oyo la voz de otra mujer:
– Pero tarde o temprano tendran que regresar. Mi hija solo tiene diez anos, y la mera idea de tener que entrar alguna vez en ese edificio la aterroriza. Tiene pesadillas y se despierta a media noche gritando. Cree que hay alguien con un arma al acecho, esperandola.
– Alegrese de que aun pueda tener pesadillas-replico un hombre junto a Jordan. Se habia puesto de pie, con los brazos cruzados y los ojos enrojecidos-. Acuda a su lado por la noche cuando grite, y abracela; digale que no le pasara nada. Mientale, como hice yo.
Un murmullo se extendio por la multitud como un ovillo que entre todos desenmaranaran. «Es Mark Ignatio. El padre de una de las victimas».
Eso basto para que una falla se abriera en Sterling, una sima tan profunda y siniestra que tendrian que pasar anos para poder tender un puente sobre ella. Se habia instaurado ya una diferencia en el seno de aquella comunidad: entre quienes habian perdido a algun hijo y quienes aun tenian de quien preocuparse.
– Algunos de ustedes conocian a mi hija Courtney-prosiguio el hombre-. Es posible que hiciera de ninera para alguno de sus hijos. O les sirviera una hamburguesa en el Steak Shack en verano. A lo mejor la conocian de vista, porque era una chica preciosa, preciosa.-Se volvio hacia el frente de la sala-. ?Quiere decirme como se supone que puedo inventarme yo un nuevo tipo de normalidad, doctor? No pretendera sugerirme que algun dia todo sera mas facil. Que sere capaz de superar esto. Que olvidare que mi hija yace en una tumba, mientras hay por ahi un psicopata vivito y coleando.-El hombre se volvio inesperadamente hacia Jordan-. ?Como es capaz de vivir consigo mismo?-le acuso-. ?Como demonios puede dormir por las noches, sabiendo que esta defendiendo a ese hijo de puta?
Todas las miradas de la sala se clavaron en Jordan. A su lado, percibio como Selena hundia la cara del bebe contra su pecho, como si quisiera protegerlo. Jordan abrio la boca para hablar, pero no llego a hacerlo.
El sonido de los pasos de unas botas acercandose por el pasillo distrajo su atencion. Patrick Ducharme avanzaba directamente hacia Mark Ignatio.
– No soy capaz de imaginar el dolor que siente, Mark-le dijo Patrick, con los ojos fijos en los del afligido padre-. Y se que tiene todo el derecho del mundo a estar aqui, y a mostrarse como quiera. Pero asi es como funcionan las leyes en nuestro pais: una persona es inocente mientras no se demuestre su culpabilidad. El senor