Esta echo un vistazo al tablon de anuncios por encima del hombro de ella.

– La jueza Cormier es la que presidira esta manana.

– ?En el caso Houghton? ?Esta de broma?

La oficinista nego con la cabeza.

– No.

– Pero su hija…-titubeo Diana, confundida-. Debemos reunirnos en las oficinas con la jueza antes de la comparecencia.

Cuando la oficinista desaparecio, Diana se dirigio a Jordan.

– ?En que demonios esta pensando Cormier?

Jordan no veia sudar muy a menudo a Diana Leven y, francamente, era entretenido. De hecho, Jordan se habia quedado tan sorprendido como la fiscal al ver el nombre de Cormier en el tablon de anuncios, pero no iba a decirselo a Diana. En ese momento, su unica ventaja era no mostrar sus cartas, porque la verdad era que el caso no podia pintar peor.

Diana fruncio el cejo.

– ?Esperabas que ella…?

La oficinista reaparecio. A Jordan le encantaba Eleanor. Ella le dejaba hacer el Tribunal Superior e incluso se reia con los chistes de rubias tontas que el le contaba, cuando la mayoria de empleados de alli se lo tenian muy creido.

– Su Senoria los vera ahora-dijo Eleanor.

Mientras Jordan seguia a la oficinista hacia el despacho, se inclino y le susurro la parte final del chiste que Leven habia interrumpido con tan poca educacion al llegar.

– Asi que el marido echa un vistazo a la caja y dice: «Carino, eso no es un puzzle…son copos azucarados».

Eleanor se rio por lo bajo y Diana fruncio el cejo.

– ?Que es eso, un codigo secreto?

– Si, Diana. Es el lenguaje secreto del abogado defensor para decir: «Pase lo que pase, no le digas a la fiscal lo que te estoy diciendo».

– No me sorprenderia-murmuro Diana. Pero entonces llegaron al despacho.

La jueza Cormier ya llevaba la toga puesta, lista para empezar la comparecencia. Estaba con los brazos cruzados, apoyada en la mesa.

– Bien, hay mucha gente esperando en la sala. ?Cual es el problema?

Diana miro a Jordan, pero este se limito a arquear las cejas. Si ella queria encararse con la jueza, de acuerdo, pero el se mantendria al margen. Mejor dejar que Cormier se molestara con la acusacion, no con la defensa.

– Jueza-dijo Diana, dubitativa-, por lo que se, su hija estaba en la escuela durante el tiroteo. De hecho, la hemos entrevistado.

Jordan le reconocia el merito a Cormier. Esta conseguia mantener a la fiscal con la vista baja, como si hubiera dicho algo totalmente absurdo-como el final de un chiste de rubias tontas-en lugar de haber presentado un hecho irregular e incontrovertible.

– Estoy al tanto de eso-dijo la jueza-. Habia mil alumnos en la escuela durante el tiroteo.

– Por supuesto, Su Senoria. Pero…quisiera preguntar, antes de que nos presentemos ante toda esa gente, si usted tiene intencion de asumir solo la comparecencia o piensa presidir todo el caso.

Jordan miro a Diana, preguntandose por que estaba tan segura de que Cormier no deberia presidir el caso. ?Que sabia ella acerca de Josie Cormier que el ignorase?

– Como he dicho, habia miles de chicos en la escuela. Algunos de los padres son oficiales de policia, otros trabajan aqui, en el palacio de justicia. Incluso hay uno en su oficina, senora Leven.

– Si, Su Senoria…pero ese abogado, concretamente, no lleva el caso.

La jueza se la quedo mirando tranquilamente.

– ?Va a llamar a mi hija como testigo, senora Leven?

Diana dudo.

– No, Su Senoria.

– Bien, he visto la declaracion de mi hija, abogada, y no veo ninguna razon por la cual no podamos proceder.

Jordan empezo a revisar lo que sabia hasta el momento:

Peter habia preguntado por el estado de Josie.

Josie estuvo presente durante el tiroteo.

La foto de Josie en el libro escolar que habia visto durante la presentacion de pruebas era la unica marcada con DEJAR VIVIR.

Pero segun su madre, lo que le habia dicho a la policia no afectaria al caso. Segun Diana, nada de lo que sabia Josie era suficientemente importante como para llamarla como testigo de la acusacion.

Bajo la mirada mientras su mente repasaba los hechos una y otra vez, como el rebobinado de una cinta.

Una cinta que no tenia sentido.

La antigua escuela elemental que alojaba ahora al Instituto Sterling no tenia cafeteria. Los ninos comian en las clases, en sus mesas. Pero eso no se consideraba sano para adolescentes, de manera que la biblioteca se habia convertido en una cafeteria improvisada. Ya no habia libros ni estanterias, pero en la alfombra todavia se veia el abecedario impreso, y un cartel del Gato con Botas colgado junto a las puertas dobles.

En la cafeteria, Josie ya no se sentaba con sus amigos. No le parecia bien. Era como si faltara masa critica y fueran a partirse, como un atomo sometido a presion. Se aislaba voluntariamente en una esquina de la biblioteca donde habia unos salientes alfombrados en los que le gustaba imaginar a una maestra leyendo en voz alta a sus ninos.

Ese dia, al llegar a clase, las camaras de television y los periodistas ya estaban esperando. Habia que caminar entre ellos para llegar a la puerta principal. Durante la ultima semana habian desaparecido-sin duda habian tenido que cubrir alguna otra tragedia en algun otro lugar-, pero ahora acababan de regresar con redobladas fuerzas para informar sobre la comparecencia. Josie se preguntaba como iban a llegar a tiempo desde la escuela hacia el norte, hasta el juzgado. Se preguntaba cuantas veces mas volverian a aparecer. ?En el ultimo dia de clase? ?En el aniversario del tiroteo? ?En la graduacion? Se imagino el articulo que la revista People escribiria acerca de los sobrevivientes de la masacre del Instituto Sterling diez anos despues. ?Donde estan ahora? ?Estaria John Eberhard jugando al hockey otra vez, o siquiera caminando? ?Los padres de Courtney se habrian ido de Sterling? ?Donde estaria Josie?

?Y Peter?

Su madre era la jueza del caso. Aun sin hablar de ello con Josie-legalmente no podia-, no era algo que se pudiera obviar. Josie estaba atrapada entre el alivio de saber que su madre era la encargada del proceso, y un terror absoluto. Por un lado, sabia que su madre reconstruiria lo sucedido ese dia, y eso queria decir que Josie no tendria que hablar de ello. Por otro lado, una vez que su madre hubiese empezado a reconstruir lo sucedido, ?que llegaria a descubrir?

Drew entro en la biblioteca. Lanzaba una naranja al aire y la atrapaba con la mano, una vez tras otra. Echo un vistazo a los estudiantes, que formaban pequenos grupos sobre la alfombra, con las bandejas de comida balanceandose sobre sus rodillas dobladas, y entonces localizo a Josie.

– ?Que hay de nuevo?-pregunto, sentandose junto a ella.

– Nada.

– ?Te han atrapado los chacales?

Se referia a los periodistas de television.

– Consegui dejarlos atras.

– Ojala se fueran todos a la mierda-dijo Drew.

Josie reclino la cabeza contra la pared.

– Ojala todo volviera a ser como antes.

– Quiza tras el juicio-dijo el mirandola-. Supongo que es extrano, ?no?, quiero decir con tu madre y todo

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