Samantha se volvio hacia Gavin.
—Hola —dijo; se inclino hacia el, obligandolo a darle un beso—. ?Y Kay? ?No ha venido?
—No —contesto Gavin, cortante.
—Estabamos hablando de negocios, Sammy —dijo Howard alegremente, y Samantha penso en su tienda, que estaba a punto de cerrar—. Soy una persona con iniciativa —informo al grupo, repitiendo lo que sin duda era un tema recurrente—. Esa es la clave. Eso es lo unico que se necesita. Y yo soy una persona con iniciativa.
Enorme y redondo como un globo, parecia un aterciopelado sol en miniatura que irradiaba satisfaccion. El brandy que tenia en la mano ya habia empezado a suavizar su tono.
—Estaba dispuesto a arriesgarme. Podria haberlo perdido todo.
—Bueno, querras decir que tu madre podria haberlo perdido todo —lo corrigio Samantha—. ?No hipoteco Hilda su casa para aportar la mitad de la entrada de la tienda?
Percibio el brevisimo parpadeo de Howard, cuya sonrisa, sin embargo, no vacilo.
—Si, en realidad todo el merito es de mi madre —repuso—, por trabajar, ahorrar y vigilar los gastos, y por ofrecerle a su hijo algo con que empezar. Yo multiplico lo que me dieron, y se lo devuelvo a la familia: pago para que tus hijas puedan ir al St. Anne. Se cosecha lo que se siembra, ?verdad, Sammy?
Que Shirley le hubiera hecho un comentario asi no la habria sorprendido, pero si que se lo hiciera Howard. Los dos apuraron sus copas; Gavin aprovecho ese momento para escabullirse, y Samantha no trato de impedirselo.
Gavin se pregunto si conseguiria marcharse de alli inadvertidamente. Estaba nervioso, y el ruido que habia en la sala no contribuia a que se tranquilizara. Una idea espantosa se habia apoderado de el desde el encontronazo con Gaia en la puerta. ?Y si Kay se lo habia contado todo a su hija? ?Y si Gaia sabia que estaba enamorado de Mary Fairbrother y se lo habia dicho a alguien? Era el tipo de cosa que haria una chica de dieciseis anos sedienta de venganza.
Lo peor que podia pasarle era que todo Pagford supiera que estaba enamorado de Mary antes de haber tenido ocasion de confesarselo a ella. Pensaba hacerlo pasados unos meses, quiza un ano; dejar que se cumpliera el primer aniversario de la muerte de Barry y, entretanto, cultivar los diminutos brotes de confianza ya existentes, para que los sentimientos de Mary fueran revelandose poco a poco, como a el se le habian revelado los suyos.
—?No tienes nada para beber, Gav! —dijo Miles—. ?Hay que poner remedio a esta situacion!
Condujo con decision a su socio hasta la mesa de las bebidas y le sirvio una cerveza sin parar de hablar y, como Howard, radiante de felicidad y orgullo.
—?Te has enterado de que he ganado la votacion?
Gavin no sabia nada, pero no se sintio capaz de fingir sorpresa.
—Claro. Felicidades.
—?Como esta Mary? —pregunto Miles, expansivo; esa noche se sentia amigo de todo el pueblo: lo habian elegido—. ?Mas animada?
—Si, creo que…
—He oido que planea mudarse a Liverpool. Quiza sea lo mejor.
—?Como? —salto Gavin.
—Me lo ha contado Maureen esta manana. Por lo visto, la hermana de Mary intenta persuadirla de que vuelva alli con los ninos. Todavia tiene mucha familia en…
—Pero tiene su vida aqui.
—Me parece que era a Barry a quien le gustaba Pagford. No se si Mary querra quedarse ahora, dadas las circunstancias.
Gaia observaba a Gavin por la rendija de la puerta de la cocina. Tenia en la mano un vaso de plastico con vodka del que Andrew habia robado para ella.
—Es un hijo de puta —farfullo—. Si no hubiera enganado a mi madre, todavia estariamos en Hackney. Es una estupida. Siempre supe que el no iba en serio. Nunca la llevaba a ningun sitio. Y despues de follar se largaba corriendo.
Andrew, que estaba detras de ella poniendo mas bocadillos en una bandeja casi vacia, no podia creer que Gaia empleara palabras como «follar». La Gaia quimerica que protagonizaba sus fantasias era una virgen sexualmente imaginativa y audaz. No sabia que habia hecho o dejado de hacer la Gaia de carne y hueso con Marco de Luca, pero por como juzgaba a su madre se diria que sabia como se comportaban los hombres despues de mantener relaciones sexuales, y si su interes era sincero.
—Bebe un poco —le ofrecio ella cuando Andrew fue hacia la puerta con la bandeja. Le acerco su vaso de plastico a los labios, y el bebio un sorbo de vodka. Con una risita tonta, Gaia se aparto para dejarlo salir y le dijo —: ?Dile a Suks que venga a beber un poco!
En la abarrotada sala habia mucho ruido. Andrew dejo la bandeja de bocadillos en la mesa, pero por lo visto el interes por la comida habia disminuido; en el bar, Sukhvinder se esforzaba por atender a los invitados, muchos de los cuales habian empezado a servirse ellos mismos las copas.
—Gaia te necesita en la cocina —le dijo Andrew, y la sustituyo.
No tenia sentido hacer de barman, asi que se limito a llenar tantos vasos como encontro y dejarlos encima de la mesa para que la gente se sirviera ella misma.
—?Hola, Peanut! —lo saludo Lexie Mollison—. ?Me sirves champan?
Habian estudiado juntos en el St. Thomas, pero Andrew llevaba mucho tiempo sin verla. Su acento habia cambiado desde que iba al St. Anne, y el no soportaba que lo llamaran «Peanut».
—Lo tienes delante —contesto, y lo senalo.
—Nada de alcohol, Lexie —dijo Samantha con firmeza, saliendo de entre la multitud—. Ni hablar.
—Me ha dicho el abuelo…
—No me importa.
—Pero si todo el mundo…
—?He dicho que no!
Lexie se marcho muy enfadada. Andrew, contento de no tener que hablar con ella, sonrio a Samantha y se sorprendio cuando ella le devolvio una sonrisa radiante.
—?Tu tambien contestas a tus padres?
—Si —respondio el, y Samantha rio.
Tenia unos pechos francamente enormes.
—?Damas y caballeros! —bramo una voz por el microfono, y todos dejaron de hablar para escuchar a Howard—. Me gustaria pronunciar unas palabras… Seguramente la mayoria ya sabeis que mi hijo Miles acaba de ser elegido miembro del concejo parroquial.
Hubo algunos aplausos y Miles alzo su copa por encima de la cabeza para agradecerlos. Andrew se sobresalto al oir a Samantha decir claramente por lo bajo: «Uy, si… ?hurra! Ya ves…»
Como ya nadie iba a buscar bebidas, Andrew volvio discretamente a la cocina. Encontro a Gaia y Sukhvinder riendo y bebiendo; al ver a Andrew, ambas gritaron:
—?Andy!
El tambien rio.
—?Estais borrachas?
—Si —contesto Gaia.
—No —dijo Sukhvinder—. Yo no, pero ella si.
—No me importa —anadio Gaia—. Mollison puede despedirme si quiere. Ya no tengo que ahorrar para el billete a Hackney.
—No te despedira —dijo Andrew, y se sirvio vodka—. Eres su preferida.
—Ya —admitio Gaia—. Es un viejo verde asqueroso.
Y los tres volvieron a reir.
La ronca voz de Maureen, amplificada por el microfono, traspasaba la puerta de cristal.
—?Vamos, Howard! ?Vamos, un dueto para celebrar tu cumpleanos! ?Adelante! ?Damas y caballeros, la cancion favorita de Howard!
Los adolescentes se miraron horrorizados. Gaia tropezo, riendo, y abrio la puerta de un empujon.
Sonaron los primeros compases de