—Ya sabes lo que tienes que hacer, Colin —estaba diciendo su madre. Parecia extenuada—. Colin, por favor…
—El sabado por la noche cenamos con ellos. La noche antes de su muerte. Cocine yo. ?Y si…?
—Colin, no pusiste nada en la comida. Por el amor de Dios, ya estoy otra vez… No deberia hacer esto, Colin, sabes perfectamente que no deberia meterme. Quien habla es tu trastorno obsesivo compulsivo.
—Pero podria ser, Tess. De pronto se me ocurrio. ?Y si puse algo…?
—Entonces, ?como es que Mary, tu y yo estamos vivos? ?Le hicieron una autopsia, Colin!
—Nadie nos comento el resultado. Mary no nos dijo nada. Creo que por eso ya no quiere hablar conmigo. Sospecha de mi.
—Colin, por el amor de Dios… —Tessa redujo la voz hasta convertirla en un susurro apremiante.
Fats ya no pudo oir lo que decia su madre. Entonces, el telefono volvio a vibrar. Lo saco del bolsillo. Era el numero de Krystal. Contesto.
—Hola —dijo ella; al fondo se oia gritar a un nino—. ?Quieres quedar?
—No se —respondio el al mismo tiempo que bostezaba. Tenia intencion de acostarse.
—Estoy en el autobus camino de Pagford. Podriamos hacer algo.
La noche anterior, Fats habia apretujado a Gaia Bawden contra la verja del centro parroquial hasta que ella se habia apartado de el y habia vomitado. Luego Gaia habia vuelto a hacerle reproches, y el la habia dejado alli y se habia marchado a casa.
—No se —repitio. Estaba muy cansado y desanimado.
—?Que? —insistio ella.
Fats oyo a Colin en el estudio.
—Eso lo dices tu, pero ?y si no lo detectaron? ?Y si…?
—Colin, no deberiamos hablar asi. Sabes que no debes tomarte en serio esas ideas.
—?Como puedes decirme eso? ?Como quieres que no me las tome en serio? Si soy responsable de…
—Vale, si —le dijo Fats a Krystal—. Dentro de veinte minutos delante del pub de la plaza.
VIII
Al final fue la urgencia de orinar lo que obligo a Samantha a salir de la habitacion de invitados. En el cuarto de bano bebio agua fria directamente del grifo hasta que le entraron nauseas, se trago dos paracetamoles que saco del armarito de encima del lavamanos y se dio una ducha.
Se vistio sin mirarse en el espejo. Mientras hacia todo eso, aguzaba el oido por si algun ruido le indicaba el paradero de Miles, pero la casa estaba en silencio. Penso que quiza hubiera llevado a Lexie a algun sitio, lejos de su madre borracha, libidinosa y asaltacunas.
(«?Ese chico iba a la clase de Lexie!», le espeto Miles en cuanto estuvieron a solas en su dormitorio. Samantha espero a que el se apartara de la puerta, y entonces la abrio de un tiron y fue a refugiarse en la habitacion de invitados.)
Tenia oleadas de nauseas y de verguenza. Le habria gustado poder olvidarlo, haber perdido el conocimiento, pero seguia viendo la cara de aquel chico cuando ella se habia abalanzado sobre el. Recordaba el contacto de aquel cuerpo tan delgado y tan joven apretado contra el suyo.
Si se hubiera tratado de Vikram Jawanda, tal vez podria haberlo enfocado con cierta dignidad. Necesitaba un cafe. No podia quedarse eternamente en el cuarto de bano. Pero al darse la vuelta para abrir la puerta, se vio en el espejo y estuvo a punto de perder el valor. Tenia la cara abotargada y los parpados hinchados, y la tension y la deshidratacion le destacaban las arrugas.
«Dios mio, que habra pensado de mi…»
Encontro a Miles sentado en la cocina. No lo miro, fue derecha hacia el armario del cafe. Antes de que hubiera tocado el tirador de la puerta, el dijo:
—Aqui hay cafe.
—Gracias —mascullo ella, y se sirvio una taza evitando mirar a su marido.
—He enviado a Lexie a casa de mis padres —dijo Miles—. Tenemos que hablar.
Ella se sento a la mesa de la cocina.
—Pues adelante —dijo.
—?Adelante? ?Eso es lo unico que se te ocurre?
—?No dices que quieres hablar?
—Anoche, en la fiesta de cumpleanos de mi padre, fui a buscarte y te encontre achuchando a un chico de dieciseis…
—De dieciseis anos, si —confirmo Samantha—. Al menos es legal.
Miles se quedo mirandola con perplejidad.
—?Te resulta gracioso? Si me hubieras encontrado tu a mi tan borracho que ni siquiera fuera consciente de…
—Yo era consciente —lo interrumpio su mujer.
No queria ser como Shirley, no queria taparlo todo con un mantelito de volantes de educada ficcion. Queria ser sincera, atravesar aquella gruesa capa de autocomplacencia que hacia que ya no reconociera al joven del que habia estado enamorada.
—?De que eras consciente? —pregunto Miles.
Era tan evidente que esperaba que ella se mostrara avergonzada y arrepentida que a Samantha le dieron ganas de reir.
—Consciente de que lo estaba besando —dijo.
Miles la miro con fijeza, haciendo que su valor se esfumara, porque sabia que iba a decir el a continuacion.
—?Y si hubiera entrado Lexie?
Samantha no tenia respuesta para eso. Pensar que Lexie pudiera enterarse de aquello le daba ganas de huir para siempre. ?Y si el chico se lo contaba? Habian sido companeros de colegio. Samantha no habia tenido en cuenta como era Pagford.
—?Que demonios te esta pasando? —pregunto Miles.
—No soy feliz —declaro Samantha.
—?Por que? —pregunto el, pero se apresuro a anadir—: ?Es por la tienda? ?Es eso?
—En parte si. Pero detesto vivir en Pagford. Detesto vivir tan cerca de tus padres. Y a veces —anadio— detesto despertarme a tu lado.
Penso que Miles se enfureceria, pero en cambio le pregunto con bastante serenidad:
—?Significa que ya no me quieres?
—No lo se.
Con el cuello de la camisa desabrochado parecia mas joven. Por primera vez desde hacia mucho tiempo, Samantha creyo atisbar a alguien conocido y vulnerable dentro del avejentado cuerpo sentado al otro lado de la mesa. «Y todavia me quiere», penso extranada, recordando la cara arrugada que acababa de ver en el espejo del cuarto de bano.
—Pero la noche en que murio Barry Fairbrother —anadio— me alegre de que tu siguieras vivo. Creo que sone que habias muerto y me desperte, y se que me alegre cuando te oi respirar.
—Y… ?y eso es lo unico que tienes que decirme? ?Que te alegras de que no este muerto?
Samantha se habia equivocado al pensar que Miles no estaba furioso: estaba conmocionado.
—?Eso es lo unico que tienes que decirme? Coges una curda en la fiesta de mi padre y…
—?Habria sido menos grave si no hubiera pasado en la maldita fiesta de tu padre? —replico ella; la colera de Miles habia inflamado la suya—. ?Es ese el verdadero problema, que te hice quedar mal delante de papa y mama?
—Samantha, estabas besando a un chico de apenas dieciseis anos.
—?Pues mira, a lo mejor no es el ultimo! —replico ella a voz en grito. Se levanto y dejo su taza de un golpazo en el fregadero; el asa se rompio y se le quedo en la mano—. ?No lo entiendes, Miles? ?No puedo mas!