la cuenta y la jueza. Parecia una tia enrollada, pero ninguna solucion que les propusiera conseguiria que Krystal y Robbie siguieran juntos…

—Podriamos bajar alli —propuso, senalando un tramo de orilla con la hierba crecida, un poco mas alla del puente—. Robbie podria esperarnos alli, en ese banco.

Penso que desde alli podria vigilarlo y, al mismo tiempo, asegurarse de que no viera nada. Aunque ya lo habia visto otras veces, en la epoca en que Terri llevaba a desconocidos a su casa…

Pese a lo agotado que estaba, a Fats le repugno esa idea. No podia hacerlo en la hierba, a la vista de un nino pequeno.

—No —dijo con fingida naturalidad.

—No nos molestara —insistio Krystal—. Tiene sus Rolos. Ni siquiera se enterara —mintio.

Robbie sabia mas de la cuenta. En la guarderia habia habido un incidente cuando lo habian pillado imitando el acto sexual, haciendo el perrito con una nina.

Fats recordo que la madre de Krystal era una prostituta. Le repugnaba lo que ella le estaba proponiendo, pero ?no era su reticencia poco autentica?

—?Que pasa? —pregunto la chica con agresividad.

—Nada.

Dane Tully lo haria. Pikey Pritchard lo haria. Cuby no lo haria ni que lo mataran.

Krystal condujo a Robbie hasta el banco. Fats se agacho y miro por encima del respaldo hacia el trecho de malas hierbas y matorrales; le parecio que el crio probablemente no veria nada, pero se propuso acabar cuanto antes por si acaso.

—Toma —le dijo Krystal a su hermano, sacando el paquete cilindrico de Rolos mientras el nino intentaba alcanzarlo, entusiasmado—. Si te quedas aqui sentado un minuto, puedes acabartelos, ?vale? Sientate aqui, Robbie, y yo estare alli, en los matorrales. ?Me has entendido, Robbie?

—Si —dijo el nino, muy contento. Ya tenia las mejillas manchadas de chocolate y tofe.

Krystal descendio por la orilla hacia el tramo de hierba crecida y confio en que Fats no pusiera objeciones a hacerlo sin condon.

X

Gavin llevaba gafas de sol para protegerse de la intensa luz de la manana, pero como disfraz no le servian de mucho, porque sin duda Samantha Mollison reconoceria su coche. Cuando la vio acercarse por la acera, con las manos en los bolsillos y cabizbaja, viro bruscamente a la izquierda en lugar de seguir calle abajo hasta la casa de Mary, cruzo el antiguo puente de piedra y aparco en una calle lateral en la ribera opuesta del rio.

No queria que Samantha lo viera aparcar ante la casa de Mary. No importaba los dias laborables, cuando llevaba traje y un maletin; no le habia importado antes de que admitiera ante si mismo lo que sentia por Mary, pero ahora si importaba. En cualquier caso, aquella era una manana preciosa, y un paseo le serviria para hacer tiempo.

«Aun no hay que descartar ninguna posibilidad», se dijo, mientras cruzaba el puente a pie. Debajo de el, sentado en un banco, habia un nino pequeno comiendo caramelos. «No tengo que decir nada de entrada… Improvisare sobre la marcha.»

Pero le sudaban las palmas. Habia pasado una noche de perros imaginando que Gaia les contaba a las gemelas Fairbrother que el estaba enamorado de su madre.

Mary parecio alegrarse de verlo.

—?Y tu coche? —pregunto, mirando mas alla de Gavin.

—He aparcado en el rio. Hace una manana preciosa, me apetecia dar un paseo, y de pronto se me ha ocurrido que podria cortarte el cesped si…

—Bueno, Graham ya me hizo ese favor —repuso Mary—, pero es un detalle por tu parte. Pasa y tomate un cafe.

Mary charlaba de esto y aquello mientras se movia por la cocina. Llevaba unos vaqueros viejos recortados y una camiseta; revelaban lo delgada que estaba, pero volvia a tener el cabello tan brillante como el recordaba. Gavin veia a las gemelas tumbadas sobre una manta en el cesped recien cortado, ambas con auriculares y escuchando sus iPods.

—?Como estas? —pregunto Mary, sentandose a su lado.

Gavin no entendio a que venia su tono de preocupacion; entonces se acordo de que la noche anterior, durante su breve visita, habia encontrado tiempo para contarle que Kay y el habian roto.

—Estoy bien —repuso—. Probablemente ha sido lo mejor.

Ella sonrio y le dio palmaditas en el brazo.

—Anoche me entere —dijo el con la boca seca— de que quiza te vayas a vivir a otro sitio.

—En Pagford las noticias viajan deprisa —comento ella—. Solo es una posibilidad. Theresa quiere que vuelva a Liverpool.

—?Y que les parece a los chicos?

—Bueno, esperaria a que Fergus y las chicas acabaran los examenes de junio. Declan no supone tanto problema. No es que ninguno de nosotros quiera alejarse de…

Y se deshizo en lagrimas ante sus ojos, pero el se sintio tan feliz que tendio una mano para tocarle la delicada muneca.

—No, claro que no…

—… la tumba de Barry.

—Ah —repuso Gavin, y su alegria se apago como una vela.

Mary se seco las lagrimas con el dorso de la mano. A el aquello le parecia un poco morboso. En su familia incineraban a los muertos. El entierro de Barry habia sido el segundo al que asistia en su vida, y todo le habia parecido horrible. Para el, una tumba no era mas que el indicador de un sitio donde se descomponia un cuerpo; una idea bien desagradable, y sin embargo la gente se empenaba en visitarlo y llevarle flores, como si aun pudiera recuperarse.

Mary se levanto para coger panuelos de papel. Fuera, en el jardin, las gemelas compartian ahora unos auriculares y cabeceaban al ritmo de una cancion.

—Asi que Miles ha conseguido la plaza de Barry —dijo Mary—. Anoche, la celebracion se oia desde aqui.

—Bueno, Howard festejaba su… Si, exacto.

—Y Pagford practicamente se ha librado de los Prados.

—Aja, eso parece.

—Y ahora que Miles esta en el concejo, les costara menos cerrar Bellchapel —anadio Mary.

Gavin siempre tenia que recordarse que era Bellchapel; esas cuestiones no le interesaban en absoluto.

—Si, supongo.

—O sea que se acabo todo por lo que Barry luchaba.

Ella ya no lloraba y un rubor airado volvia a tenirle las mejillas.

—Ya lo se —admitio Gavin—. Es muy triste.

—No se si lo es —repuso Mary, aun enfadada—. ?Por que ha de pagar Pagford las facturas de los Prados? Barry solo veia una cara de la moneda. Pensaba que todos los habitantes de los Prados eran como el. Creia que Krystal Weedon era como el, pero no es cierto. Nunca se le ocurrio que la gente de los Prados fuera feliz donde estaba.

—Ya —dijo Gavin, alegrandose de que ella no compartiera las opiniones de Barry, y tuvo la sensacion de que la sombra de su tumba ya no se cernia sobre ellos—. Entiendo lo que quieres decir. Por lo que he oido sobre Krystal Weedon…

—Barry le dedicaba mas tiempo y atencion que a sus propias hijas —prosiguio Mary—. Y ella no puso ni un penique para su corona de flores. Me lo contaron las ninas. Participaron todas las del equipo de remo menos Krystal. Y tampoco acudio a su funeral, despues de todo lo que Barry habia hecho por ella.

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