en su batalla con la compania de seguros, y el se sintio mas relajado y seguro de si mismo de lo que normalmente se sentia en presencia de Miles y Samantha. Nadie lo importunaba ni lo trataba con prepotencia, y Miles lo eximia temporalmente de toda responsabilidad respecto a Kay.

—… y justo aqui, justo fuera del encuadre —estaba diciendo Miles, senalando un punto situado unos cinco centimetros fuera del marco de la fotografia—, esta la mansion Sweetlove, donde viven los Fawley. Es una gran casa solariega de estilo Reina Ana, con buhardillas, sillares de esquina… Vamos, asombrosa. Deberias visitarla. En verano esta abierta al publico los domingos. Los Fawley son una familia importante a nivel local.

«?Sillares de esquina? ?Una familia importante a nivel local? Por amor de Dios, Miles, mira que eres gilipollas.»

Samantha se levanto de la butaca y regreso a la cocina. El guiso volvia a tener jugo, pero el olor a quemado no habia desaparecido. El brecol estaba flacido e insipido; el pure de patatas, frio y reseco. Pero nada de eso le importaba ya; lo paso todo a unos platos, que coloco bruscamente sobre la mesa redonda del comedor.

—?La cena esta lista! —anuncio, asomandose a la sala.

—Ay, tengo que irme —dijo Mary, y se levanto de un brinco—. Yo no…

—?No, no, no! —salto Gavin con un tono amable y zalamero que Kay nunca le habia oido—. Te sentara bien comer un poco. A los ninos no les pasara nada por estar solos una hora.

Miles se mostro de acuerdo, y Mary miro indecisa a Samantha, que no tuvo mas remedio que unirse a la opinion de los otros, y acto seguido regresar deprisa al comedor para anadir un cubierto a la mesa.

A continuacion, invito a la reciente viuda a sentarse entre Gavin y Miles, porque ponerla al lado de otra mujer habria subrayado la ausencia de su marido. Kay y Miles habian empezado a hablar de la asistencia social.

—No te envidio —dijo el, mientras le servia un gran cucharon de guiso; Samantha vio como la salsa, llena de particulas calcinadas, se extendia por el plato blanco—. Tiene que ser un trabajo muy dificil.

—Bueno, la verdad es que siempre andamos cortos de recursos —expuso Kay—, pero puede llegar a ser gratificante, sobre todo cuando notas que tu intervencion sirve de algo.

Y entonces se acordo de los Weedon. La muestra de orina de Terri habia dado negativo el dia anterior, y Robbie llevaba una semana asistiendo a la guarderia. Ese pensamiento la animo y contrarresto la irritacion que le provocaba ver que Gavin seguia dedicandole toda su atencion a Mary y no hacia nada por ayudarla a mantener una conversacion distendida con sus amigos.

—Tienes una hija, ?verdad, Kay?

—Si, se llama Gaia. Tiene dieciseis anos.

—La misma que Lexie. Deberian conocerse —comento Miles.

—?Estas divorciada? —pregunto Samantha con delicadeza.

—No. El padre de mi hija y yo nunca nos casamos. Eramos novios en la universidad, y rompimos poco despues de que naciera la nina.

—Ya. Miles y yo tambien acababamos de salir de la universidad —dijo Samantha.

Kay no supo si pretendia establecer una distincion entre ella, una mujer que se habia casado con el petulante padre de sus hijas, y Kay, a la que habian dejado. Aunque Samantha no podia saber que Brendan la habia abandonado.

—No se si lo sabes: Gaia va a trabajar para tu padre los fines de semana —le dijo Kay a Miles—. En la nueva cafeteria.

A Miles le encanto oir eso. Le producia un enorme placer pensar que Howard y el formaban parte del tejido de aquel lugar hasta tal punto que en Pagford no habia nadie que no estuviera conectado con ellos, ya fuera como amigo, cliente o empleado. Gavin, que mascaba con insistencia un trozo de carne correosa que se resistia a la accion de sus dientes, noto un desanimo aun mayor. No se habia enterado de que Gaia iba a trabajar para el padre de Miles. Habia olvidado que Kay poseia en Gaia otra poderosa arma para anclarse en Pagford. Cuando no estaba a tiro de sus portazos, sus miradas de odio y sus causticos comentarios, Gavin casi olvidaba que Gaia tenia una existencia independiente; que no era simplemente un elemento mas del incomodo telon de fondo de las sabanas usadas, la comida penosa y las enconadas rencillas, pese a las cuales su relacion con Kay avanzaba a trompicones.

—?Y a Gaia le gusta Pagford? —pregunto Samantha.

—Bueno, es bastante tranquilo comparado con Hackney —admitio Kay—, pero se esta adaptando bien.

Tomo un trago de vino para limpiarse la boca despues de haber soltado esa descarada mentira. Esa misma noche, antes de salir de casa, habian vuelto a discutir.

(—?Que te pasa? —le habia preguntado Kay a su hija, que estaba sentada a la mesa de la cocina, encorvada sobre el portatil, con una bata encima de la ropa.

En la pantalla habia abiertas cuatro o cinco ventanas de dialogo. Kay sabia que se comunicaba on-line con los amigos que habia dejado en Hackney, chicos y chicas a los que, en muchos casos, conocia desde la escuela primaria.

—?Gaia!

Aquello de negarse a contestar era nuevo y amenazador. Kay estaba acostumbrada a violentas explosiones contra ella y, sobre todo, contra Gavin.

—Estoy hablando contigo, Gaia.

—Ya lo se. Te oigo.

—Pues, en ese caso, ten la amabilidad de contestarme.

En las ventanas de la pantalla iban apareciendo dialogos impenetrables, salpicados de graciosos iconos que se estremecian y parpadeaban.

—Gaia, ?quieres hacer el favor de contestarme?

—?Que pasa? ?Que quieres?

—Te estoy preguntando que tal dia has tenido.

—He tenido un dia de mierda. Ayer tuve un dia de mierda. Y manana tendre otro dia de mierda.

—?A que hora has llegado a casa?

—A la misma de todos los dias.

A veces, pese a la edad que tenia, Gaia todavia se mostraba resentida por encontrar la casa vacia cuando volvia del instituto, como si le reprochara a Kay que no estuviera alli para recibirla como una madre perfecta.

—?Te importaria explicarme por que te ha ido tan mal?

—Porque me has obligado a vivir en un pueblo de mierda.

Kay se controlo para no gritar. Ultimamente habian tenido discusiones a gritos que seguramente se habian oido en toda la calle.

—?Sabes que esta noche salgo con Gavin?

Gaia murmuro algo inaudible.

—?Como dices?

—Digo que no sabia que le gustara invitarte a salir.

—?Y eso que se supone que significa?

Pero su hija no contesto; con toda la calma del mundo, tecleo una respuesta en una de las conversaciones que aparecian en la pantalla. Kay vacilo: queria obligarla a hablar y al mismo tiempo le daba miedo lo que pudiera oir.

—Supongo que volveremos hacia medianoche.

Gaia no dijo nada mas, y Kay fue al recibidor a esperar a Gavin.)

—Gaia se ha hecho amiga de una chica que tambien vive en esta calle —le conto Kay a Miles—. ?Como se llama? ?Narinder?

—Sukhvinder —contestaron Miles y Samantha a la vez.

—Es muy buena nina —tercio Mary.

—?Conoces a su padre? —le pregunto Samantha a Kay.

—No.

—Es cirujano cardiovascular —la informo Samantha, que ya iba por la cuarta copa de vino—. Y esta como un tren.

—Ah —dijo Kay.

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