concejo.
Fuera, en la acera, se quedaron mirandose, muertos de risa y un poco sobrecogidos por lo que acababa de pasar. Entonces Andrew le pidio las cerillas a Fats, prendio fuego al trozo de papel en que habia escrito el borrador del mensaje y vio como se desintegraba en fragiles copos negros que descendieron flotando hasta la sucia acera y desaparecieron bajo los pies de los transeuntes.
X
Andrew dejo Yarvil a las tres y media para asegurarse de llegar a Hilltop House antes de las cinco. Fats fue con el hasta la parada del autobus, pero de pronto, como si acabara de ocurrirsele, le dijo a Andrew que se quedaria un rato mas en la ciudad.
Fats habia quedado con Krystal en el centro comercial, aunque se habian dado cierto margen con la hora. Mientras iba dando un paseo hacia las tiendas, pensaba en lo que habia hecho Andrew en el cibercafe y trataba de desenmaranar sus propias reacciones.
Desde luego, estaba impresionado; es mas, se sentia un poco eclipsado. Andrew habia planeado concienzudamente aquello, no se lo habia contado a nadie y lo habia llevado a cabo con eficacia: todo eso era digno de admiracion. No obstante, sentia cierto despecho porque Andrew hubiera tramado su plan sin decirle ni una palabra, y eso lo indujo a preguntarse si no deberia condenar el caracter clandestino del ataque de Andrew contra su padre. ?No era un metodo excesivamente hipocrita y sofisticado? ?No habria sido mas autentico amenazar abiertamente a Simon o pegarle un punetazo?
Si, Simon era un mierda, pero sin duda un mierda autentico: hacia lo que queria y cuando queria, sin someterse a las restricciones sociales ni a la moral convencional. Fats se pregunto si sus simpatias no deberian estar con Simon, a quien le gustaba distraer con un humor vulgar y grosero limitado a personas que se ponian en ridiculo o sufrian accidentes comicos. Muchas veces, Fats se decia que preferia a Simon, con su temperamento volatil y sus imprevisibles broncas —un contrincante digno, un adversario comprometido—, antes que a Cuby.
Por otra parte, Fats no se habia olvidado de la lata de creosota, de la cara y los punos amenazantes de Simon, de aquel grunido brutal, de la orina caliente resbalandole por las piernas; ni —quiza lo mas vergonzoso— de su sincero y desesperado anhelo de que llegara Tessa y se lo llevara a un lugar seguro. Fats todavia no era tan invulnerable como para no mostrarse comprensivo con el deseo de venganza de Andrew.
De modo que volvio al punto de partida: Andrew habia hecho algo audaz, ingenioso y de consecuencias potencialmente explosivas. Experimento otra debil punzada de disgusto por no haber sido el el padre de la idea. Estaba intentando librarse de su dependencia de las palabras, un rasgo adquirido tan burgues, pero era dificil renunciar a un deporte que se le daba muy bien, y mientras caminaba por las relucientes baldosas de la entrada del centro comercial, sin darse cuenta se puso a dar vueltas a frases que destrozarian las presuntuosas aspiraciones de Cuby y lo dejarian desnudo ante un publico que se burlaria de el.
Distinguio a Krystal entre un grupo de chicos de los Prados, apinados alrededor de los bancos de en medio del paseo que discurria entre las tiendas. Nikki, Leanne y Dane Tully estaban entre ellos. Fats no vacilo ni mudo lo mas minimo la expresion, sino que siguio caminando al mismo ritmo, con las manos en los bolsillos, hasta colocarse ante aquella bateria de miradas criticas y curiosas que lo examinaron de la cabeza a los pies.
—Que hay, Fatboy —dijo Leanne.
—Que hay —respondio Fats.
Leanne le murmuro algo a Nikki, que solto una carcajada. Krystal, con las mejillas coloradas, mascaba chicle energicamente, se apartaba el pelo haciendo danzar sus pendientes y se subia los pantalones de chandal.
—?Todo bien? —le dijo Fats a ella en particular.
—Bien.
—?Sabe tu madre que has salido, Fats? —pregunto Nikki.
—Claro, me ha traido ella —dijo el con calma ante un silencio expectante—. Me espera en el coche; dice que puedo echar un polvo rapido antes de que volvamos a casa para cenar.
Todos se echaron a reir excepto Krystal, que grito «?Vete a la mierda, bocazas!», aunque parecia complacida.
—?Fumas tabaco de liar? —pregunto Dane Tully con los ojos fijos en la pechera de Fats. Tenia una gran costra negra en el labio.
—Aja —contesto Fats.
—Mi tio tambien —dijo Dane—. Se ha machacado los pulmones. —Se toco distraido la costra.
—?Adonde vais a ir? —pregunto Leanne, mirando con los ojos entornados a Fats y luego a Krystal.
—Ni idea —contesto ella, mascando chicle y mirando de reojo a Fats.
Sin aclarar la cuestion, el apunto con el pulgar hacia la salida del centro comercial.
—Hasta luego —les dijo Krystal en voz alta a los demas.
A modo de despedida, Fats hizo un gesto vago con la mano y echo a andar, y la chica lo siguio y se coloco a su lado. Fats oyo mas risas a sus espaldas, pero no le importo. Sabia que se habia desenvuelto bien.
—?Adonde vamos? —pregunto Krystal.
—Ni idea. ?Tu adonde sueles ir?
Ella se encogio de hombros sin dejar de andar ni de masticar. Salieron del centro comercial y enfilaron la calle principal. Estaban a cierta distancia del parque, adonde ya habian ido una vez en busca de intimidad.
—?Es verdad que te ha acompanado tu madre? —pregunto Krystal.
—Claro que no, joder. He venido en autobus.
Krystal acepto la replica sin rencor y desvio la mirada hacia los escaparates de las tiendas, donde se vio reflejada al lado de Fats. Desgarbado y diferente, era toda una celebridad en el instituto. Incluso Dane lo encontraba gracioso.
«Solo te utiliza, imbecil —le habia espetado Ashlee Mellor hacia tres dias, en la esquina de Foley Road—. Porque eres una puta, igual que tu madre.»
Ashlee habia formado parte del grupo de Krystal hasta que las dos se pelearon por un chico. Era de todos sabido que Ashlee no estaba bien de la cabeza: propensa a los arrebatos de ira y las lagrimas, cuando aparecia por Winterdown dividia el tiempo entre las clases de refuerzo y las sesiones de orientacion. Por si hacian falta mas pruebas de su incapacidad para pensar en las consecuencias de sus actos, habia desafiado a Krystal en su propio territorio, donde esta tenia respaldo y ella no. Nikki, Jemma y Leanne habian ayudado a acorralar y sujetar a Ashlee, y Krystal la habia golpeado y abofeteado sin piedad, hasta que se mancho los nudillos con la sangre que le brotaba de la boca.
A Krystal no le preocuparon las repercusiones que pudiera tener aquello.
«Son blandos como la mierda y se derriten a la minima», decia de Ashlee y su familia.
Pero aquellas palabras de Ashlee se habian clavado en un lugar tierno e infectado de la psique de Krystal, y por eso habia sido como un balsamo que al dia siguiente Fats la hubiera buscado en el instituto para preguntarle, por primera vez, si queria quedar aquel fin de semana. Ella corrio a contarles a Nikki y Leanne que el sabado habia quedado con Fats Wall, y sus miradas de sorpresa la complacieron. Y para colmo, el habia aparecido cuando habia dicho que apareceria (o menos de una hora mas tarde de lo acordado), delante de todos sus amigos, y se habia marchado con ella. Como si fueran una pareja.
—?Y que? ?Como te va? —le pregunto Fats cuando ya habian recorrido cincuenta metros en silencio y dejado atras el cibercafe.
Sabia que los convencionalismos exigian mantener en todo momento algun tipo de comunicacion, aunque al mismo tiempo se preguntara si encontrarian un sitio discreto antes de llegar al parque, que estaba a media hora a pie. Queria follarsela cuando estuvieran los dos colocados: tenia curiosidad por comprobar si habia mucha diferencia.
—Esta manana he ido al hospital a ver a mi bisabuela. Ha tenido un infarto —le conto Krystal.
La abuelita Cath no habia intentado hablar esa vez, pero Krystal creia que habia reparado en su presencia. Tal como habia imaginado, su madre se habia negado a ir a visitarla, asi que ella se habia pasado una hora sentada junto a la cama, sola, hasta que llego la hora de ir al centro comercial.