Fats sentia curiosidad por las minucias de la vida de Krystal, pero solo en la medida en que ella era un orificio de entrada a la vida cotidiana de los Prados. Los detalles como visitas al hospital no le interesaban.

—Y me han entrevistado para el periodico —anadio Krystal con incontenible y repentino orgullo.

—?Ah, si? —se sorprendio Fats—. ?Por que?

—Para hablar sobre los Prados. Sobre como es criarse alli.

(La periodista la habia encontrado por fin en casa, y cuando Terri dio su permiso a reganadientes, se la llevo a una cafeteria para hablar. Le pregunto una y otra vez si estudiar en el St. Thomas la habia ayudado, si le habia cambiado la vida en algun sentido. Parecia un poco impaciente y frustrada por las respuestas de Krystal.

—?Sacabas buenas notas en el colegio? —insistio, y Krystal se mostro evasiva y a la defensiva—. El senor Fairbrother dijo que habia ampliado tus horizontes.

Krystal no sabia muy bien que queria decir eso de los horizontes. Cuando pensaba en el St. Thomas, recordaba cuanto le gustaba el patio con su enorme castano, del que todos los anos llovian unos frutos enormes y brillantes; antes de ir al St. Thomas, ella nunca habia visto castanas. Al principio le gustaba el uniforme, era agradable ir vestida igual que los demas. La habia emocionado ver el nombre de su bisabuelo en el monumento a los caidos erigido en el centro de la plaza: «soldado Samuel Weedon». Solo habia otro chico del colegio cuyo apellido figurara en aquel monumento, y se trataba del hijo de un granjero, que a los nueve anos ya conducia un tractor y un dia habia llevado un cordero a clase para hacer una presentacion. Krystal no habia olvidado la sensacion que le produjo el tacto de la lana del cordero. Cuando se lo conto a la abuelita Cath, ella comento que tiempo atras en su familia tambien habia habido campesinos.

A Krystal le encantaba el rio, verde y suntuoso, adonde a veces iban de excursion. Lo mejor eran las competiciones deportivas y los partidos de beisbol ingles. Siempre la elegian la primera para cualquier deporte de equipo, y entonces le encantaba oir el grunido de decepcion de las contrincantes. A veces se acordaba de las maestras especiales que le habian asignado, sobre todo de la senorita Jameson, que era joven y moderna, de larga melena rubia. Siempre habia imaginado que Anne-Marie se parecia un poco a la senorita Jameson.

Tambien habia retenido pizcas de conocimiento con vividos detalles. Los volcanes: los provocaban los desplazamientos de placas; en clase habian construido maquetas rellenas de bicarbonato de sosa y detergente, y las habian hecho entrar en erupcion sobre unas bandejas de plastico. Eso le habia encantado. Tambien sabia algo sobre los vikingos: tenian esos barcos alargados y cascos con cuernos, aunque habia olvidado cuando llegaron a Britania y por que.

Sin embargo, entre sus recuerdos del St. Thomas tambien figuraban los comentarios mascullados por las ninas de su clase; a un par de ellas les habia pegado. Cuando los servicios sociales la dejaron volver con su madre, el uniforme se le quedo tan corto y apretado y lo llevaba tan sucio que el colegio envio varias cartas, y por su culpa la abuelita Cath y Terri tuvieron una fuerte pelea. Las otras ninas del colegio no la querian en sus grupos, salvo cuando se trataba de formar los equipos de beisbol ingles. Todavia recordaba el dia en que Lexie Mollison repartio a todas las alumnas de la clase un sobrecito rosa que contenia una invitacion para una fiesta, y como paso por delante de ella mirandola por encima del hombro, o ese era el recuerdo que conservaba.

Solamente un par de ninos la habian invitado a sus fiestas. Se preguntaba si Fats y su madre recordarian que una vez habia ido a una fiesta de cumpleanos en su casa. Habian invitado a toda la clase, y la abuelita Cath le habia comprado un vestido nuevo. Por eso sabia que el vasto jardin trasero de Fats tenia un estanque, un columpio y un manzano. Habian comido gelatina y organizado carreras de sacos. Tessa habia reganado a Krystal porque esta, desesperada por ganar una medalla de plastico, empujaba a los otros ninos para apartarlos del camino. Uno de ellos acabo sangrando por la nariz.

—Pero el St. Thomas te gustaba, ?no? —le pregunto la periodista al final.

—Si —contesto ella, sabiendo que no habia transmitido lo que el senor Fairbrother queria que transmitiera, y lamento que el no estuviera alli para ayudarla—. Si, me gustaba.)

—?Como es que querian que les hablaras de los Prados? —pregunto Fats.

—Fue idea del senor Fairbrother.

Tras una pausa de varios minutos, Fats pregunto:

—?Tu fumas?

—?Que, hierba? Si, a veces he fumado con Dane.

—Pues he traido.

—Se la compras a Skye Kirby, ?no?

A Fats le parecio detectar un deje de diversion en su voz; porque Skye era la opcion mas facil y segura, la persona a la que recurrian los chicos de clase media. Le gusto el tono de burla de Krystal.

—?Y tu donde la compras? —pregunto.

—Ni idea, era de Dane.

—?A Obbo, quiza? —insistio Fats.

—Ese puto mamon…

—?Por que? ?Que pasa?

Pero Krystal no tenia palabras para explicar que pasaba con Obbo; y aunque las hubiera tenido, no habria querido hablar de el. Obbo le ponia los pelos de punta; a veces iba a su casa y se pinchaba con Terri; otras veces se la follaba, y Krystal se lo cruzaba en la escalera, y el le sonreia con sus gafas de culo de botella mientras se abrochaba la sucia bragueta. A menudo, Obbo le ofrecia trabajillos a Terri, como esconder aquellos ordenadores, u ofrecer a desconocidos un sitio donde pernoctar, o prestar servicios cuya naturaleza Krystal desconocia, pero que obligaban a su madre a ausentarse durante horas. Hacia poco habia tenido una pesadilla en la que tumbaban a su madre sobre una especie de bastidor, le separaban brazos y piernas y la ataban; Terri era casi toda ella un enorme agujero, una especie de gallina desplumada, gigantesca y desnuda; y en el sueno, Obbo entraba y salia de su cavernoso interior, y toqueteaba cosas alli dentro, mientras la cabecita de Terri ponia cara de miedo y afliccion. Krystal se habia despertado mareada, furiosa y asqueada.

—Es un capullo —resumio.

—?Es un tio alto con la cabeza afeitada y tatuajes por toda la nuca? —pregunto Fats.

Esa semana habia vuelto a saltarse clases y se habia pasado una hora sentado en lo alto de una tapia, observando. Aquel hombre calvo le habia interesado; lo habia visto hurgando en la parte trasera de una vieja furgoneta blanca.

—No, ese es Pikey Pritchard —dijo Krystal—, si es que lo viste en Tarpen Road…

—?A que se dedica?

—Ni idea. Preguntale a Dane. Es amigo del hermano de Pikey.

Pero a Krystal le gustaba el interes de Fats; era la primera vez que mostraba tantas ganas de hablar con ella.

—Pikey esta en libertad condicional —anadio.

—?Por que?

—Ataco a un tio con una botella rota en el Cross Keys.

—?Ah, si? ?Por que?

—Y yo que cono se. No estaba alli —contesto ella.

Estaba contenta, y eso siempre la hacia ponerse un poco chula. Dejando a un lado su preocupacion por la abuelita Cath (quien, al fin y al cabo, seguia viva y por tanto tal vez se recuperara), habia tenido un par de semanas bastante buenas: Terri estaba cumpliendo el regimen de Bellchapel, y Krystal se aseguraba de que Robbie fuera a la guarderia. Al nino ya casi se le habia curado el culito. La asistente social parecia tan satisfecha o mas que ninguna de las anteriores. Y ella habia asistido al instituto todos los dias, aunque no a las sesiones de orientacion con Tessa el lunes y el miercoles por la manana. No sabia por que. A veces perdia la costumbre de ir.

Volvio a mirar de reojo a Fats. Jamas se le habia ocurrido que ese chico pudiera gustarle, al menos no hasta que el le habia echado el ojo en la discoteca del salon de actos. A Fats lo conocia todo el mundo, y algunos de sus chistes circulaban como esos gags divertidos que ponian en la tele. (Krystal mentia a todos diciendo que en su casa tenian televisor. Veia suficiente television en casa de sus amigas, y en la de la abuelita Cath, para apanarselas. «Si, vaya mierda de serie», o «Ya lo se, casi me meo», decia, cuando los otros comentaban los programas que habian visto.) Por su parte, Fats estaba intentando imaginarse que se sentia cuando te atacaban con una botella rota, cuando el borde irregular de cristal te cortaba la cara. Le parecia notar los nervios

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