Estaba mas seca que la otra vez. Fats la penetro con brusquedad, decidido a conseguir lo que habia ido a buscar. El tiempo discurria despacio, como si se hubiera vuelto viscoso, pero Fats oia su propia respiracion agitada, y eso lo puso nervioso, porque imagino que habia alguien mas agazapado en el oscuro recoveco con ellos dos, alguien que los observaba, jadeandole en la oreja. Krystal solto un debil gemido. Con la cabeza hacia atras, su nariz parecia muy ancha, como un hocico. El le subio la camiseta para verle los pechos, palidos y tersos, que se estremecian un poco bajo el sujetador desabrochado. Fats se corrio de repente y sin previo aviso, y le parecio que su grunido de satisfaccion surgia del miron agazapado.

Se dejo caer sobre un costado, separandose de Krystal; se quito el condon y lo arrojo a un lado, y luego se subio la cremallera. Le entro miedo y miro alrededor para comprobar que no habia nadie por alli. Ella se subio las bragas con una mano y se bajo la camiseta con la otra; despues se llevo ambas a la espalda para abrocharse el sujetador.

Mientras estaban detras de los arbustos, varias nubes habian oscurecido el cielo. Fats tenia mucha hambre y notaba un zumbido distante en los oidos; su cerebro funcionaba despacio, pero sus oidos parecian hipersensibles. No conseguia sobreponerse al temor de que los hubieran visto, quiza desde lo alto de la tapia. Queria irse de alli.

—Vamos —murmuro, y, sin esperar a Krystal, gateo entre los arbustos y se incorporo, sacudiendose la ropa.

A unos cien metros diviso a una pareja de ancianos, agachados ante una tumba. Queria alejarse de inmediato de espectrales miradas que pudiesen haberlo visto follar con Krystal Weedon; pero, al mismo tiempo, el proceso de ir a la parada y subirse al autobus de Pagford le parecia insoportablemente arduo. Ojala pudiera ser simplemente transportado, en aquel mismo instante, a su habitacion de la buhardilla.

Krystal salio tras el, tambaleante. Se tironeaba del borde de la camiseta y miraba fijamente un punto en la hierba.

—Joder —murmuro.

—?Que pasa? Anda, vamonos ya.

—Es el senor Fairbrother —dijo ella sin moverse.

—?Que?

Krystal senalo el tumulo que tenian delante. Aun no habian colocado la lapida, pero estaba rodeado de flores frescas.

—Mira, ?lo ves? —Se agacho para senalarle las tarjetas grapadas al celofan—. Ahi pone Fairbrother. — Reconocia facilmente ese nombre por todas las cartas que habian llegado a casa del colegio, en las que Barry pedia autorizacion a su madre para las salidas en el minibus—. «Para Barry» —leyo, pronunciando muy despacio —. Y esta es «Para papa», de… —Los nombres de Niamh y Siobhan la superaron.

—?Y que? —dijo Fats.

Pero lo cierto era que aquello le habia puesto los pelos de punta. Aquel ataud de mimbre estaba alli mismo, a unos palmos por debajo de ellos, y en su interior, el cuerpo achaparrado y la cara risuena del mejor amigo de Cuby, al que tanto habia visto en casa, se pudria lentamente. «El Fantasma de Barry Fairbrother…» Fats lo encontro perturbador. Era una especie de castigo.

—Vamos —insistio, pero Krystal no se movio—. ?Que te pasa?

—Yo remaba para el, ?vale? —solto.

—Ya, ya.

Fats dio unos pasos nerviosos hacia atras, como un caballo asustado.

Krystal miraba fijamente el tumulo, abrazandose a si misma. Se sentia vacia, triste y sucia. Ojala no hubieran hecho aquello alli, tan cerca del senor Fairbrother. Tenia frio. Fats llevaba chaqueta, pero ella no.

—Anda, vamos —insistio el.

Ella lo siguio y salieron del cementerio sin dirigirse la palabra. Krystal iba pensando en Fairbrother. Siempre la llamaba «Krys». A ella le gustaba, porque nadie la habia llamado nunca asi. Se reia mucho con el. Tuvo ganas de llorar.

Fats pensaba en como convertir aquel episodio en una historia divertida para contarsela a Andrew. Estar colocado, tirarse a Krystal, la paranoia del miron, salir del escondite para encontrarse practicamente encima de la tumba del viejo Barry Fairbrother… Pero de momento no le veia mucha gracia. De momento.

TERCERA PARTE

Duplicidad

7.25 Una resolucion no debe versar sobre mas de un tema […]. La no observancia de esta norma suele conducir a discusiones confusas y puede llevar a acciones confusas…

Charles Arnold-Baker La administracion local, 7.? edicion

I

—…y salio corriendo de aqui gritando como una loca y llamandola «paqui de mierda», y ahora han telefoneado del periodico para que haga unas declaraciones, porque la doctora…

Parminder oyo la voz de la recepcionista, casi un susurro, cuando pasaba por la puerta de la sala de personal, que estaba entreabierta. Con un movimiento rapido, la abrio del todo y se encontro a la joven en pleno cuchicheo con la enfermera. Ambas dieron un respingo y se volvieron en redondo.

—Doctora Jawan…

—Supongo que tienes presente el acuerdo de confidencialidad que firmaste al aceptar este empleo, ?no, Karen?

La recepcionista parecio horrorizada.

—Si, si… No estaba… Laura ya sabia… Venia a darle este recado. Han llamado del Yarvil and District Gazette. La senora Weedon ha muerto y una de sus nietas dice que…

—?Y eso que llevas ahi? ?Es para mi? —la interrumpio Parminder con frialdad, senalando los historiales medicos que Karen sostenia.

—Ah… si —repuso la joven, aturullada—. El queria ver al doctor Crawford, pero…

—Sera mejor que vuelvas a tu puesto en la entrada.

Parminder cogio los historiales y se dirigio de nuevo a la recepcion, echando chispas. Cuando se encontro ante los pacientes, se dio cuenta de que no sabia a quien llamar, y miro la carpeta que llevaba en la mano.

—Senor… senor Mollison.

Howard se incorporo sonriendo y se acerco a ella con su balanceo caracteristico. Parminder noto como la bilis le subia por la garganta. Se dio la vuelta y echo a andar hacia su consulta, con Howard siguiendola.

—?Todo bien, Parminder? —pregunto el, tras cerrar la puerta e instalarse, sin que lo invitaran a ello, en la silla destinada a los pacientes.

Era su forma habitual de saludarla, pero a ella le parecio que esa vez se burlaba.

—?Que problema tienes? —le pregunto con brusquedad.

—Una pequena irritacion —repuso el—. Aqui. Necesitaria una crema o algo asi.

Se saco la camisa de los pantalones y la levanto unos centimetros. Parminder vio una franja de piel enrojecida donde la barriga le caia sobre los muslos.

—Tendras que quitarte la camisa.

—Solo me pica ahi.

—Necesito ver toda la zona.

Howard exhalo un suspiro y se puso en pie. Mientras se desabrochaba, anadio:

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