de una injusticia. No habia vuelto a entrar en la web del concejo parroquial desde la noche en que se habia deshecho del ordenador robado, pero algo lo hizo comprobar en ese momento si el mensaje que le habia costado el puesto de trabajo seguia alli colgado y visible para futuros empleadores.
Ya no estaba. Simon no sabia que se lo debia a su mujer, porque Ruth temia admitir que habia llamado a Shirley, incluso para pedirle que quitara el mensaje. Un poco mas animado, busco el mensaje sobre Parminder, pero tambien habia desaparecido.
Se disponia a cerrar la pagina cuando vio el mensaje mas reciente. Se titulaba Fantasias de un subdirector de instituto.
Lo leyo dos veces, y entonces, sentado a solas en la sala, se echo a reir. Fue una risa despiadada y triunfal. Aquel hombre, con su frente enorme y aquella forma de cabecear, nunca le habia caido simpatico. Le gusto saber que, en comparacion, el habia salido bastante bien parado.
Ruth entro en la habitacion sonriendo con timidez; se alegraba de que su marido riera, puesto que estaba de un humor de perros desde que habia perdido el trabajo.
—?Que te hace tanta gracia?
—?Sabes el padre de Fats? ?Wall, el subdirector? Pues no es mas que un puto pedofilo.
La sonrisa se borro de los labios de Ruth, que se precipito a leer el mensaje.
—Me voy a dar una ducha —anuncio Simon de excelente humor.
Ruth espero a quedarse sola para llamar a su amiga Shirley y avisarla de aquel nuevo escandalo, pero el telefono de los Mollison comunicaba.
Shirley habia conseguido por fin establecer contacto con Howard. Ella todavia llevaba puesta la bata; el caminaba de aqui para alla por la pequena trastienda detras del mostrador.
—Llevo siglos intentando hablar contigo…
—Mo estaba utilizando el telefono… ?Que pone?
Shirley leyo el mensaje sobre Colin pronunciando con claridad, como una locutora de noticias. No habia llegado al final cuando Howard la interrumpio.
—?Lo has copiado o algo asi?
—?Que? —pregunto ella.
—?Lo estas leyendo de la pantalla? ?Sigue ahi colgado? ?No lo has quitado?
—Estoy en ello —mintio Shirley, confusa—. Pensaba que te gustaria…
—?Quitalo ahora mismo! Por Dios, Shirley, esto se nos esta yendo de las manos… ?No podemos tener cosas como esa ahi colgadas!
—Es que creia que tenias que…
—?Tu asegurate de que te libras de el, y ya hablaremos en casa! —zanjo Howard.
Shirley estaba furiosa: ellos nunca se levantaban la voz.
VI
La siguiente reunion del concejo parroquial, la primera desde la muerte de Barry, seria crucial en la batalla que se estaba librando por la cuestion de los Prados. Howard se habia negado a postergar la votacion sobre el futuro de la Clinica Bellchapel para Drogodependientes o la consulta popular para transferir a Yarvil la jurisdiccion sobre la barriada.
Parminder sugirio por tanto que Colin, Kay y ella se encontraran la vispera de la reunion para planear la estrategia.
—Pagford no puede tomar la decision unilateral de alterar el limite territorial, ?no? —pregunto Kay.
—No —respondio Parminder con paciencia (Kay no podia evitar ser una recien llegada)—, pero la Junta Comarcal de Yarvil ha pedido la opinion de los vecinos, y Howard esta decidido a que sea su propia opinion la que se transmita.
Celebraban la reunion en la sala de los Wall, porque Tessa habia presionado sutilmente a Colin para poder estar presente en su encuentro con las dos mujeres. Sirvio copas de vino, dejo un gran cuenco de patatas fritas sobre la mesa de centro y se sento, guardando silencio mientras los tres hablaban.
Estaba agotada y enfadada. Aquel mensaje anonimo le habia provocado a Colin uno de sus peores ataques de ansiedad, tan agudo y debilitante que no habia podido ir al instituto. Parminder sabia lo enfermo que estaba — le habia firmado la baja del trabajo—, y sin embargo lo habia invitado a participar en aquella reunion preliminar, sin tener en cuenta, por lo visto, a que nuevos arrebatos de paranoia y angustia tendria que enfrentarse Tessa esa noche.
—Sin duda hay muchos resentidos por la forma en que los Mollison estan llevando las cosas —iba diciendo Colin con el tono grandilocuente y entendido que adoptaba a veces, cuando fingia no saber que eran el miedo y la paranoia—. Creo que la gente empieza a estar harta de que se consideren los portavoces del pueblo. Me ha dado esa impresion cuando hacia campana por ahi.
Habria sido un detalle, penso Tessa con amargura, que Colin hubiese disimulado alguna vez de esa manera en beneficio de ella. Anos atras, le habia gustado ser la unica confidente de su marido, la unica custodia de sus terrores y su fuente de consuelo, pero todo eso ya no le resultaba halagador. Esa noche la habia tenido despierta entre las dos y las tres y media, sentado en el borde de la cama, meciendose entre gemidos y llantos y diciendo que queria morirse, que no podia soportarlo, que ojala nunca se hubiese presentado a la plaza en el concejo, que estaba acabado…
Tessa oyo a Fats en las escaleras y se puso tensa, pero su hijo paso ante la puerta camino de la cocina y se limito a dirigirle una mirada burlona a Colin, quien se habia sentado en un puf de cuero delante del fuego, con las rodillas a la altura del pecho.
—Quiza el hecho de que Miles se presente a la eleccion lo ponga a malas con la gente, incluso con los partidarios naturales de los Mollison, ?no? —sugirio Kay, esperanzada.
—Si, es posible —repuso Colin asintiendo con la cabeza.
Kay se volvio hacia Parminder.
—?Cree que el concejo votara realmente para que la clinica Bellchapel abandone el edificio? Se que a la gente le preocupan las jeringuillas desechadas y que haya adictos merodeando por el barrio, pero la clinica esta a kilometros de distancia… ?Que mas le da a Pagford?
—Howard y Aubrey se apoyan mutuamente —explico Parminder, con el rostro tenso y marcadas ojeras. (Era ella quien tenia que asistir a la reunion del concejo al dia siguiente, y luchar contra Howard Mollison y sus compinches sin Barry a su lado)—. Necesitan hacer recortes a nivel de la junta comarcal. Si Howard echa a la clinica de su barato edificio, sera mucho mas cara de mantener, y asi Fawley podra decir que los gastos han aumentado y justificar los recortes en la financiacion municipal. Y entonces este hara todo lo posible para que los Prados vuelvan al termino municipal de Yarvil.
Cansada de dar explicaciones, Parminder fingio examinar el nuevo fajo de papeles sobre Bellchapel que Kay habia traido, desmarcandose asi de la conversacion.
«?Por que hago todo esto?», se pregunto.
Podria estar sentada en casa con Vikram, quien estaba viendo una comedia en la television con Jaswant y Rajpal cuando ella habia salido. El sonido de sus risas le habia llegado al alma: ?cuanto hacia que no se reia? ?Que hacia alli, bebiendo aquel vino tibio repugnante y luchando por una clinica que nunca necesitaria y por una barriada de gente que probablemente le pareceria desagradable? Ella no era Bhai Kanhaiya, que no encontraba diferencia entre las almas de amigos y enemigos; ella no veia brillar la luz de Dios en Howard Mollison. Le producia mas placer la idea de que este perdiera que la de los ninos de los Prados asistiendo al St. Thomas, o la de la gente de los Prados consiguiendo acabar con sus adicciones en Bellchapel, aunque, de manera desapasionada y distante, si pensaba que todas esas cosas eran buenas…
(Pero en realidad si sabia por que lo hacia. Queria ganar por Barry. El se lo habia contado todo sobre su asistencia a la escuela de St. Thomas. Sus companeros de clase lo invitaban a sus casas a jugar, y a el, que vivia entonces en una caravana con su madre y dos hermanos, le encantaban las viviendas impolutas y comodas de Hope Street. Se habia quedado apabullado por las victorianas de Church Row y habia asistido a una fiesta de cumpleanos en la mismisima casa que acabo por comprar y en la que habia criado a sus cuatro hijos.