—Vaya. Que raro. Acabo de enviarle mi articulo… ya sabes, la respuesta al de Fairbrother. A lo mejor tiene algo que ver con eso… Voy a ver.

Se alejo con sus andares de pato, con cierto recelo. Cuando se acercaba a la puerta, entro Parminder Jawanda; frunciendo el cejo como de costumbre, paso de largo sin saludarlo, y por una vez Howard no le pregunto «?Que tal, Parminder?».

Fuera, en la acera, se encontro con una joven rubia, baja y rechoncha, con un aura de impermeable jovialidad que Howard reconocio como una determinacion similar a la suya. Sujetaba una libreta y alzaba la vista hacia las iniciales de los Sweetlove grabadas sobre la puerta de doble hoja.

—Hola, hola —la saludo con respiracion un poco entrecortada—. Usted es Alison, ?no? Soy Howard Mollison. ?Ha venido hasta aqui para decirme que escribo fatal?

—No, que va, el articulo nos gusta —le aseguro ella—. Sin embargo, como las cosas se estan poniendo interesantes, se me ha ocurrido asistir a la reunion. No le importa, ?verdad? Tengo entendido que se permite la asistencia de la prensa. He consultado los estatutos.

Mientras hablaba, se iba acercando a la puerta.

—Si, si, la prensa puede estar presente —repuso Howard, que la acompano y se detuvo cortesmente en la puerta para que lo precediera—. A menos que tengamos que abordar algun asunto a puerta cerrada, claro.

—?Como el de esas acusaciones anonimas en su foro? ?Esos mensajes del Fantasma de Barry Fairbrother?

—Madre mia —resoplo Howard, y le sonrio—. No ira a decirme que eso es una noticia, ?verdad? ?Un par de comentarios ridiculos en internet?

—?Han sido solo un par? Alguien me dijo que tuvieron que quitar varios de la pagina web.

—No, no. Pues alguien lo ha entendido mal. Por lo que se, solo han sido dos o tres. Disparates, aunque desagradables. —E improviso—: Personalmente, creo que se trataba de algun crio.

—?Un crio?

—Ya sabe, algun adolescente con ganas de divertirse.

—?Le parece que un adolescente elegiria como blanco a miembros del concejo? —pregunto ella sin dejar de sonreir—. He oido que una de las victimas ha perdido su empleo, posiblemente como resultado de las acusaciones que se vertieron en su contra en la pagina web del concejo.

—Eso no lo sabia —mintio Howard.

Shirley habia visto a Ruth en el hospital el dia anterior, y esta le habia comentado la noticia.

—He visto en el orden del dia —prosiguio Alison cuando los dos entraban en la iluminada sala— que van a hablar sobre Bellchapel. En sus articulos, el senor Fairbrother y usted hacian observaciones convincentes sobre ambas caras de la controversia… Despues de publicar el del senor Fairbrother llegaron bastantes cartas al periodico. Al director eso le gusto. Cualquier cosa que motive a la gente a escribir cartas…

—Si, ya las vi. No parecia que nadie tuviera muchas cosas buenas que decir sobre la clinica, ?no?

Los concejales sentados a la mesa los observaban. Alison Jenkins les devolvio la mirada y siguio sonriendo, imperturbable.

—Deje que le traiga una silla —dijo Howard, y jadeo un poco cuando cogio una de un monton cercano y la dejo para Alison a unos cuatro metros de la mesa.

—Gracias. —Ella la acerco dos metros mas.

—Damas y caballeros —anuncio Howard—, esta noche contamos con tribuna de prensa. La senorita Alison Jenkins, del Yarvil and District Gazette.

Su presencia parecio despertar el interes de varios concejales, que la miraron satisfechos, pero la mayoria la observo con desconfianza. Howard volvio pesadamente a la cabecera de la mesa, donde Aubrey y Shirley le dirigieron miradas inquisitivas.

—El Fantasma de Barry Fairbrother —les susurro cuando se sentaba con cautela en la silla de plastico (dos reuniones atras, una habia cedido bajo su peso)—. Y Bellchapel. —Y haciendo dar un respingo a Aubrey, anadio a viva voz—: ?Aqui llega Tony! Adelante, Tony… Les daremos un par de minutos mas a Sheila y Henry, ?les parece?

El murmullo de conversaciones en torno a la mesa era un poco mas apagado de lo habitual. Alison Jenkins ya garabateaba en su libreta. Cenudo, Howard penso: «Todo esto es culpa del maldito Fairbrother.» Invitar a la prensa habia sido cosa suya. Por un brevisimo instante, penso en Barry y el Fantasma como si fueran el mismo ser, un liante vivo y muerto.

Al igual que Shirley, Parminder habia llevado un fajo de papeles, y los tenia en un monton bajo el orden del dia, que fingia leer para no tener que hablar con nadie. En realidad, pensaba en la mujer sentada casi directamente detras de ella. El Yarvil and District Gazette habia publicado una nota sobre el colapso de Catherine Weedon y la reclamacion de la familia contra la medica de cabecera. No se habia citado el nombre de Parminder, pero sin duda la periodista sabia quien era. Quiza incluso le hubiesen llegado ecos del mensaje anonimo sobre ella en la web del concejo.

«Tranquilizate. Te estas volviendo como Colin.»

Howard habia empezado a aceptar excusas y solicitar modificaciones del acta de la reunion anterior, pero Parminder apenas lo oia sobre el latido de su propia sangre en los oidos.

—Bien, a menos que alguien tenga algo que objetar —decia Howard—, abordaremos en primer lugar los puntos ocho y nueve, porque el consejero Fawley tiene noticias sobre ambos y no puede quedarse mucho rato…

—Tengo hasta las ocho y media —lo interrumpio Aubrey consultando el reloj.

—De modo que si no hay objeciones… ?No? Tienes la palabra, Aubrey.

El aludido expuso la cuestion con sencillez aseptica. Pronto iba a haber una nueva revision del perimetro territorial y, por primera vez, el deseo de poner los Prados bajo la jurisdiccion de Yarvil no se limitaba a Pagford. A quienes confiaban en anadir votos contra el gobierno a los de Yarvil les parecia que mereceria la pena absorber los costes relativamente pequenos de Pagford, donde los votos se desperdiciaban, y que era un seguro reducto conservador desde la decada de 1950. Toda la cuestion podia llevarse a cabo disfrazandola de simplificacion y reestructuracion: por asi decirlo, Yarvil ya proporcionaba practicamente todos los servicios al barrio.

Aubrey concluyo diciendo que si Pagford tenia deseos de cortar vinculos con los Prados, seria util que expresara esa voluntad en beneficio de la junta comarcal.

—Y si hubiese un mensaje claro y conciso por parte de ustedes —anadio—, creo que esta vez…

—Nunca ha funcionado —lo interrumpio un granjero, y hubo murmullos de asentimiento.

—Bueno, John, lo cierto es que hasta ahora nunca nos habian invitado a expresar nuestra posicion — explico Howard.

—?No deberiamos aclarar primero cual es nuestra posicion antes de declararla publicamente? —intervino Parminder con voz gelida.

—Muy bien —repuso Howard con tono inexpresivo—. ?Querria empezar usted misma, doctora Jawanda?

—No se cuantos de ustedes leyeron el articulo de Barry en el Gazette —dijo Parminder. Todas las caras estaban vueltas hacia ella, asi que trato de no pensar en el mensaje anonimo ni en la periodista que tenia sentada detras—. Me parecio que dejaba muy claros los argumentos para que los Prados sigan formando parte de Pagford.

Parminder vio a Shirley, quien escribia afanosamente, esbozar una sonrisita mirando el boligrafo.

—?Senalandonos las ventajas que supone tener a gente como Krystal Weedon? —pregunto una anciana llamada Betty desde el otro extremo de la mesa.

Parminder siempre la habia detestado.

—Recordandonos que los habitantes de los Prados tambien forman parte de nuestra comunidad —contesto ella.

—Ellos siempre se han considerado de Yarvil —dijo el granjero.

—Me acuerdo de cuando Krystal Weedon empujo a un nino al rio durante una excursion —comento Betty.

—No, no fue ella —repuso Parminder con brusquedad—. Mi hija estaba alli, fueron dos chicos que estaban peleandose… En cualquier caso…

—Pues yo oi decir que habia sido Krystal Weedon —insistio Betty.

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