y Branhard, que competian por su atencion. A Cailin le dolia ver la expresion de dolor en Corio, pero tambien sabia que podia tener a alguien mejor que Aelfa si realmente deseaba una esposa. Observo, medio divertida y medio molesta, que Aelfa desaparecia en la oscuridad con uno de sus admiradores y poco despues regresaba para volver a marcharse con el otro.

– Tiene la moral de un pajaro -dijo Cailin a Wulf. -Antes de que termine la noche hara que esos dos se peleen.

– Es joven y estamos en Beltane -respondio el sin darle importancia.

– Por lo que he visto esta noche, tenemos que encontrarle un marido, y cuanto antes mejor -repuso Cailin con seriedad. ?Por todos los dioses! ?Hablaba como una anciana! ?Que le ocurria?

– Sospecho que tienes razon, ovejita -respondio el, para sorpresa de ella. -Es una doncella demasiado encantadora para dejarla correr libremente mucho tiempo. No puedo discutir con mis hombres por una muchacha bonita. La discordia es una debilidad que no podemos permitirnos. Ragnar ha seguido el consejo que le di y esta expandiendo su territorio hacia el sur. Su hermano Gunnar se ha unido a el. No me cabe duda de que, incitado por Antonia, sera lo bastante necio para volver sus ojos a nuestras tierras en algun momento. Debemos permanecer fuertes.

Aurora, medio dormida, le pesaba en los brazos a Cailin.

– Nellwyn -llamo a la ninera, -llevate a Aurora y acuestala. -Luego se volvio hacia su esposo. -Pregunta a Orrford si hay algun joven que busque esposa. Si haces elegir a Aelfa entre Albert y Branhard, se pelearan por ella. No esta enamorada de ninguno de los dos, mas bien juega con ellos. Corio esta enamorado de ella, pero no es la mujer que le conviene. Es mejor que la enviemos lejos de Caddawic y Braleah. De ese modo, ninguno de sus admiradores de aqui podra verla mucho tiempo, si es que la ve alguna vez. Cuando termine el verano, Aelfa tiene que estar casada.

– Recorrere todas las aldeas -dijo Wulf. -Pero esperare a que nazca el hijo que me has prometido, ovejita. Ire personalmente a buscar al joven adecuado para que Aelfa se case en Orrford.

– Bien -asintio Cailin, pero a pesar de estar de acuerdo su voz interior no callaba. Siguio estando en guardia sin saber por que.

Royse Hijo de Wulf nacio el decimonoveno dia de mayo. A diferencia de su hermana, su entrada en este mundo fue rapida y facil. Cailin desperto antes del alba y comprobo que habia roto aguas. Al cabo de pocos minutos sintio los primeros dolores de parto, y cuando el cielo empezaba a iluminarse con el nuevo dia, el bebe nacio, llorando, el rostro enrojecido y agitando los bracitos. Nellwyn asistio a su ama durante el parto, pero Aelfa se desmayo al ver la sangre y tuvo que ser retirada de la estancia.

El hijo de Cailin y Wulf fue fuerte y sano desde el primer momento. Chupaba avidamente los pechos de su madre y siempre parecia hambriento. Como le habia sido negada la primera infancia de su hija, Cailin disfrutaba con su maternidad. Sin embargo, sensible a los sentimientos de Aurora, hacia participar a la nina en el cuidado de su hermano para que no se sintiera abandonada. Como hermana mayor, Aurora, que cumpliria cuatro anos el verano siguiente, lo hacia admirablemente, yendo a buscar a su madre al menor llanto de su hermano, ayudando a vestirle, vigilandole con Nellwyn.

– Tiene mucha paciencia con el -observo Cailin. -Sera un nino mimado, me temo. Ya la conoce.

– ?Has visto lo fuerte que es? -observo Wulf con orgullo. -Algun dia sera un hombre muy corpulento. Quiza incluso mas que yo.

Cuando Royse tenia seis semanas y Cailin se habia recuperado completamente del parto, Wulf partio para visitar sus aldeas. Antes de marcharse, llamo a Aelfa a su presencia y a la de Cailin. Ella se acerco con aire sumiso, particularmente bonita con una tunica de color azul palido que se habia confeccionado con una tela que Cailin le habia regalado por Beltane.

– ?En que puedo serviros, senor? -pregunto.

– ?Todavia no te ha vuelto la memoria, muchacha? -le pregunto.

Los ojos verde palido de Aelfa se nublaron.

– Ay, mi senor, no… He intentado recordar, pero no puedo. Oh, ?que sera de mi?

– Es hora de que te cases -le respondio Wulf.

– ?Casarme? -Aelfa parecio sobresaltarse. Evidentemente era algo en lo que ni siquiera habia pensado. -?Os casariais conmigo?

Cailin siseo furiosa. ?Que caradura tenia aquella zorra!

– Yo no -respondio el, algo desconcertado tambien por la pregunta. -Manana ire a visitar las aldeas que me pertenecen. Como no recuerdas nada de ti misma, y no nos hemos enterado de que se hubiera perdido ninguna muchacha mientras has estado con nosotros, hemos decidido que es hora de que inicies una nueva vida. Como senor de estas tierras, tu bienestar es responsabilidad mia… Por lo tanto, te buscare un buen esposo y te casaras lo antes posible. Espero que antes de que termine el verano.

– Pero yo no quiero un esposo -protesto Aelfa. -A lo mejor ya tengo uno, mi senor. ?Y si es asi?

– ?Lo es, Aelfa? ?Tienes esposo? -La fulmino con la mirada. -Quiza huiste de un esposo que te pillo con un amante y te dio una paliza por tu infidelidad.

– No lo recuerdo, mi senor -insistio ella con terquedad.

– Entonces -dijo Wulf sonriendo con aire bondadoso, -creo que lo mejor es que te encontremos un buen hombre y comiences una nueva vida. ?De acuerdo?

Aelfa permanecio callada un largo momento, y por fin dijo:

– Si, mi senor, pero ?no podriais casaros vos conmigo?

– Con una esposa tengo suficiente -respondio el conteniendo la risa, -?verdad, ovejita? Miro a Cailin con ternura.

– Nunca necesitaras otra -senalo ella con calma. Cuando Nellwyn se entero del destino de la otra muchacha, se quejo a su ama:

– ?Por que Aelfa tendra esposo y yo no? ?No os he servido bien, mi ama?

– Mas que bien, Nellwyn -la tranquilizo Cailin. -Puedes tener un esposo en cuanto lo elijas, a menos, claro, que prefieras que mi senor y yo escojamos un buen hombre para ti. Aelfa esta sola en el mundo y necesita nuestra ayuda; pero tu, Nellwyn, siempre me has tenido a mi, y cualquier cosa razonable que desees te la dare por tu leal servicio.

– Cuando Aelfa llego -repuso Nellwyn, -pense que era agradable, pero no lo es, mi senora. Bromea con los hombres para que se distraigan.

– Lo se -declaro Cailin. -Por eso sugeri a mi senor que le encontrara un esposo en Orrford.

– ?Orrford? -Nellwyn rio entre dientes. -Esta lejos, mi senora, y no es muy grande. Hay muchas vacas. Mas que personas, creo.

– ?De veras? -Cailin alzo una ceja.

– Tendra que trabajar mucho -prosiguio Nellwyn. -La vida es dura en Orrford, y cuando este casada no podra coquetear con otros.

– Tienes razon. Los esposos se ofenden si una esposa coquetea con otros hombres, Nellwyn. Aelfa tendra que ser una esposa muy buena y digna, ?no te parece? -Sonrio a su sirvienta.

Nellwyn emitio una risita y dijo:

– No creo que a Aelfa le guste eso ni Orrford, mi senora. Finge ser sumisa y modesta ante vos y mi senor, pero tiene la lengua afilada y a veces sucia. Me parece que no es lo que pretende. Sin embargo nunca me ha hablado de su pasado. Ni siquiera habla en suenos.

– Pronto Aelfa dejara de preocuparnos -dijo Cailin para tranquilizarla. -A finales del verano se habra marchado de aqui para reunirse con un esposo.

– ?Buen viaje! -exclamo Nellwyn. -No lamentare verla marchar, mi senora.

De pronto Cailin intuyo algo.

– ?Te gusta Alberto o Branhard? -pregunto a la muchacha.

Nellwyn enrojecio intensamente.

– ?Oh, mi senora! ?Como lo habeis sabido? Es Alberto, pero el muy necio no se fija en mi porque solo tiene ojos para Aelfa, aunque ella juega con el. Los dos estan confusos por su perversa conducta, pero es a Alberto al que amo.

– Hacia Samain la habra olvidado, te lo prometo -dijo Cailin. -Entonces veremos si acepta casarse contigo.

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