– Afirmativo.

– ?Patatas fritas?

– Afirmativo… no, espera un minuto. Luz roja para las… no, estan debajo del carbon. Afirmativo.

– ?Carbon?

– Afirmativo.

– ?Liquido combustible?

– Afirmativo.

– ?Linterna?

– Afirmativo.

– ?Winchester?

– Afirmativo. ?Para que diablos lo necesitamos?

– Serpientes de cascabel -dijo Dave-. Hay muchas serpientes. Muchas serpientes, ahora que lo pienso. Ha hecho calor este otono. Todavia estan fuera.

– Oh.

– ?Precongelante S-IVB LH2 de llenado rapido, S-IC LOX para el tanque, cobertura de anticongelante?

– Afirmativo -dijo Baedecker. Abrio una cerveza y se la alcanzo a Dave.

– Tenemos contacto -dijo Dave. Arranco el jeep, retrocedio, viro en una nube de polvo y acelero rumbo al norte por la calle principal. Dejaron atras el surtidor oxidado. -Houston, abandonamos torre -ronroneo Dave.

– Enterado -dijo Baedecker.

Dave cogio por un camino estrecho que conducia al nordeste por un desfiladero. Tras medio kilometro de barquinazos, el jeep entro en un terreno mas liso.

– Programa de giro e inclinacion completado -dijo Dave-. Alerta para Modalidad Uno Charlie.

– Afirmativo -respondio Baedecker. Brincaron sobre unos troncos y unos trozos de carbon saltaron del saco y se perdieron en la polvareda.

– Corte control de a bordo -dijo Baedecker-. Alerta para cambio de etapa.

La rueda derecha del jeep salto sobre una piedra y la gorra de Dave con la inscripcion AIR FORCE 1? echo a volar y aterrizo bajo la parrilla.

– Descartamos torre -dijo Dave.

– Enterado.

Doblaron una curva cerrada y treparon por una cuesta abrupta. Dave paso a segunda y a primera.

– Atento, Houston -dijo-, pasamos a cambio de etapa. Llegaron a un risco a gran distancia del valle. El camino conducia por una franja estrecha, con rocas a la izquierda y un precipicio abrupto a la derecha.

– Afirmativo -dijo Baedecker-. Coge tus calcetines.

– Y despidete de tu pellejo -dijo Dave. Eran mas de diez kilometros. El camino avanzaba entre riscos sin arboles, bajaba a un desfiladero sombrio y cruzaba una chata extension desertica, asi que paso media hora hasta que Dave viro hacia una carretera de grava y aparecio el rancho. Atravesaron una zanja y bajaron por un sendero cubierto de salvia antes de frenar ante un edificio de madera abandonado. Baedecker vio un granero y varios edificios mas pequenos.

Caminaron por la hierba quebradiza hasta la casa Baedecker atento a las serpientes. La casa revelaba indicios de un largo abandono -ventanas rotas, yeso desconchado, escalera sin barandilla, porche derrumbado- pero tambien era evidente que la habian construido con cuidado y precision. El porche que rodeaba tres lados del edificio exhibia tallas ornamentales, el machihembrado de madera del interior era artesanal, las grandes piedras de la chimenea central estaban puestas a mano.

– ?Cuanto hace que esta vacia? -pregunto Baedecker cuando entraron en la cocina a traves de los escombros de yeso.

– Papa murio en el 56 -dijo Dave-. Despues de eso vivieron un par de familias un tiempo, pero jamas lo consiguieron. Es dificil sobrevivir en una finca pequena. Papa nunca decidio si queria ser granjero o ranchero. No tenia agua suficiente para probar suerte con una granja, y no habia pasto suficiente para hacer justicia a un rancho.

– ?Que edad tenias cuando murio tu padre?

Dave bebio un largo sorbo de cerveza y miro por la ventana de la cocina.

– Diecisiete -dijo-. Ese fue el primer verano que no cogi el tren para venir aqui. Tenia una novia y un empleo estival en Tulsa. Cosas importantes que hacer. -Arrojo la lata de cerveza en el fregadero-. Ven aqui, quiero ensenarte algo.

Se alejaron del granero y los demas edificios. Al igual que la casa principal, el granero estaba construido para durar. Baedecker leyo el lugar de origen de los grandes goznes: Lebanon, Pennsylvania, Patentado 1906. Cruzaron un campo y Baedecker empezaba a temer de nuevo las serpientes cuando Dave se detuvo, senalo una amplia depresion circular y dijo:

– El Lago de las Negretas.

Baedecker tardo un minuto en verlo. La loma donde se encontraban debia de haber sido parte de la ribera este, la madera podrida que tenian debajo un canal de la zanja de irrigacion que llevaba agua al estanque, y la garganta seca del norte era la presa. A cincuenta metros estaba el otro dique, con media docena de alamos polvorientos inclinados sobre la cuesta poblada de malezas que habia sido la ribera oeste.

– Richard -dijo Dave-, ?no te has preguntado cuanto tiempo de tu vida has pasado tratando de complacer a los muertos?

Baedecker bebio la cerveza y penso en ello mientras Dave se sentaba en una roca y arrancaba una larga hoja de hierba para mascarla.

– Creo que subestimamos la cantidad de tiempo que dedicamos a tratar de satisfacer las expectativas de los muertos -continuo Dave-. Ni siquiera pensamos en ello, simplemente lo hacemos. -Senalo una mata de malezas y arbustos a veinte metros-. Alla amarrabamos nuestra vieja balsa. El agua solo tenia un par de metros de profundidad, pero no me dejaban nadar en el lado sur porque estaba lleno de juncos y plantas acuaticas y se te enganchaban los pies. Papa los arrancaba cada ano y reaparecian en verano. Alli perdio un perro de caza, antes de que yo naciera. Un verano… debia de ser mi tercer verano aqui, yo tendria nueve anos… mi perro Blackie se engancho en las plantas cuando nadaba hacia la balsa donde yo lo esperaba.

Dave hizo una pausa y mastico la hierba. El sol se ponia y las sombras de los alamos se estiraban mas alla del estanque muerto.

– Blackie era medio labrador -dijo Dave-. Papa me lo regalo cuando naci, y por alguna razon era muy importante para mi. Tal vez por eso siguio siendo mi perro, aunque yo solo lo veia en verano a partir de los seis anos, despues de que mama y yo nos mudaramos. No temamos lugar para el en Tulsa. Aun asi, era como si el esperase todo el ano esas diez semanas de cada verano. No se por que era tan importante que ambos tuvieramos la misma edad, que hubieramos nacido casi al mismo tiempo, pero lo era.

»Ese dia yo habia terminado mis tareas de la manana y estaba tendido de bruces en la balsa, casi dormido, cuando oi que Blackie nadaba hacia la balsa. De pronto el ruido ceso, mire pero no vi rastros de el, solo ondas. De inmediato supe lo que habia ocurrido: los juncos. Me zambulli sin pensar. Oi el grito de mi padre desde detras del cobertizo cuando emergi, pero me sumergi de nuevo, tres o cuatro veces, entreabriendo los juncos, atascandome, liberandome a puntapies para intentarlo de nuevo. No se veia nada, el lodo te aferraba el tobillo y te arrastraba hacia abajo. La ultima vez que emergi tenia ese agua pestilente en la nariz, estaba totalmente enlodado y veia que papa me gritaba desde la orilla, pero baje de nuevo, y cuando ya no me quedaba aire y los juncos me rodeaban y tuve la certeza de que ya no valia la pena intentarlo, entonces senti a Blackie en el fondo. Ya no forcejeaba. Ni siquiera subi a respirar. Segui apartando los juncos y pateando el lodo, aferrandolo porque sabia que no lo encontraria de nuevo si lo soltaba un segundo. Me quede sin aire. Recuerdo que trague ese agua pestilente, pero que diablos, no pensaba subir sin mi perro. De alguna manera me libere y lo arrastre hacia la orilla. Papa nos llevo a ambos hasta la costa, preocupado y enfadado al mismo tiempo, yo tosia agua y lloraba y trataba de lograr que Blackie respirara. Estaba seguro de que se habia ahogado, tenia el cuerpo flojo y pesado. Se notaba al tacto que estaba lleno de agua, tieso. Pero yo seguia masajeandole las costillas mientras vomitaba agua, y que me cuelguen si ese perro de pronto no escupio un par de litros de agua sucia y empezo a gimotear y respirar de nuevo.

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