– Solo piensalo, por favor -ruega Baedecker-. Hablaremos manana.

– Papa, me tengo que…

La linea esta muerta. Baedecker trata de llamar varias veces y desiste.

Entra en el otro cuarto, donde esta sentado Kitt Toliver. Toliver tiene unos treinta y cinco anos. Es alto y robusto. A Baedecker le recuerda a Deke Slayton, por el corte a cepillo y la mirada intensa.

– Gracias por esperar, sargento -dice Baedecker.

– No hay problema, coronel.

– Usted comprendera que no formo parte de la indagacion oficial -explica Baedecker-. No tengo ningun status oficial, solo trato de hallar respuestas porque Dave era amigo mio.

– Entiendo -dice Toliver-. Con mucho gusto le repetire todo lo que declare al coronel Fields y a los demas.

– Bien. ?Reviso usted el Talon antes de volar?

– Si, senor. Dos veces. Una vez por la manana y otra vez cuando recibi la llamada del mayor Munsen diciendome que el diputado Muldorff lo pilotaria.

– ?Lo reviso Dave?

– Claro que si. Dijo que tenia que conectar con un vuelo comercial en Salt Lake, pero aun asi se tomo tiempo para mirar mi formulario y el mismo echo un vistazo. Y con detenimiento.

– ?Y usted esta convencido de que el avion estaba en condiciones?

– Si, senor -dice Toliver con voz acerada-. Puede leer mi formulario 720, senor. Dicen que hubo un fallo estructural despues del despegue y no puedo rebatir los hechos pero, segun la inspeccion interna y el chequeo de la cabina, esa maquina estaba al pelo. Los motores eran nuevos. Menos de veinte horas de vuelo.

Baedecker mueve la cabeza.

– Kitt, ?hizo o dijo algo Dave que le pareciera inusitado durante la revision?

Toliver frunce el entrecejo.

– ?Durante la revision? No, senor. Oh, me conto una broma sobre… bien… sobre tener sexo oral con una gallina. Pero nada mas, senor.

Baedecker sonrie.

– ?Llevaba equipaje?

– Si, senor. Una bolsa de vuelo de la Fuerza Aerea. Y el paquete grande.

– ?Paquete grande?

– Si, senor. Ya se lo explique al coronel Fields y al equipo.

– Repitamelo -dice Baedecker.

Toliver enciende un cigarrillo.

– No hay mucho que contar, senor. Yo entre en la sala a buscar una chaqueta, y cuando regrese el diputado Muldorff habia descargado una caja del automovil.

– ?De que tamano?

Toliver extiende las manos para sugerir una forma de medio metro por medio metro.

– ?Iba en el armario de almacenaje? -pregunta Baedecker.

– No, senor. Cuando regrese al avion, el diputado se estaba acomodando y la caja estaba sujeta al asiento trasero.

– ?Bien sujeta? -pregunta Baedecker-. ?Habia probabilidades de que se soltara en vuelo?

– No, senor. Estaba bien amarrada. Cinturon de seguridad y arnes.

– ?El asiento trasero estaba operativo? -pregunta Baedecker.

Toliver menea la cabeza.

– No habia razones para ello.

– Pero el de Dave si.

– Si, senor -contesta Toliver, y su callado «pues claro, idiota» es perfectamente audible.

Baedecker escribe unas notas en una libreta.

– ?Le dijo el que habia en la caja?

– Si, senor. Dijo que era un regalo de cumpleanos para su hijo. Yo le pregunte que edad tenia el chico. El diputado sonrio y dijo: «Tendra un minuto de edad dentro de dos semanas.» Dijo que su esposa daria a luz alrededor del 7 de enero.

– ?Comento Dave en que consistia el regalo? -pregunta Baedecker.

– No, senor. Yo solo le di mis felicitaciones y nos preparamos para el despegue.

Baedecker cierra la libreta y extiende la mano.

– Gracias, Kitt, agradezco su amabilidad. Si se le ocurre algo mas, puede ponerse en contacto conmigo a traves del mayor Munsen.

– Eso hare -dice Toliver. Se vuelve para irse y de pronto se detiene-. Coronel, respecto a esa extrana frase que le comente al equipo, pense que usted ya sabria lo que habia dicho el diputado, pero tal vez aun no lo haya oido.

– ?Que es?

– Bien, cuando yo estaba a punto de retirar la escalerilla, dije: «Que tenga buen vuelo, senor.» Siempre digo eso. Y el diputado Muldorff sonrio y dijo: «Gracias, sargento. Planeo tener un buen vuelo, pues este sera el ultimo.» No le di mucha importancia entonces, pero me ha fastidiado desde el accidente. ?Que piensa usted, senor?

– No estoy seguro -dice Baedecker.

Toliver mueve la cabeza pero no se marcha.

– Entiendo, senor. ?Usted le conocia bien?

Baedecker duda al responder.

– No estoy seguro -dice al fin-. Ya veremos.

– Oye -dijo Dave-. Me siento un poco ebrio.

– Afirmativo -confirma Baedecker.

Toda la manana del domingo habian cortado lena en las colinas de Lonerock. Baedecker habia disfrutado de la labor. El sudor se evaporaba rapidamente en el aire alto y fresco. Luego cargaron la camioneta, almorzaron emparedados de carne con abundante mostaza, se tomaron un par de cervezas frias, regresaron a Lonerock, bebieron un par de cervezas mas en el camino, descargaron la camioneta, apilaron la lena en el cobertizo, bebieron una cerveza, llevaron de vuelta la camioneta y de nuevo bebieron un par de cervezas con Kink.

Eran las cuatro de la tarde cuando Dave hizo su anuncio.

– Cielos, ebrio con cerveza. Esto es cosa de la escuela secundaria, Richard.

– Afirmativo -dijo Baedecker.

– Oye, ?sabes que nos olvidamos de hacer? Nos olvidamos de decirte que tienes que recordarme que te recuerde que te lleve a ver el rancho de mi padre.

– Si -contesto Baedecker-. Recuerdame que te lo recuerde manana.

– Que diablos -dijo Dave-. Hagamoslo ahora.

Baedecker lo siguio hasta el jeep y Dave empezo a tirar cosas en el asiento trasero. Baedecker se instalo en el asiento del pasajero, tratando de no derramar su cerveza.

– ?Que haremos? ?Mudarnos alla?

– Cenaremos alla -dijo Dave, acomodando el resto del cargamento y trepando al asiento izquierdo-. Cuenta regresiva para secuencia de ignicion.

– Afirmativo -dijo Baedecker, girando para examinar el cargado asiento trasero.

– ?Nevera portatil?

– Afirmativo.

– ?Cerveza?

– Afirmativo.

– ?Parrilla para barbacoa?

– Afirmativo.

– ?Hamburguesas?

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